El Diario de Susan Lowell (trilogía "Los Diarios")

Reuniones

Probé durante media hora varias combinaciones que se me ocurrieron, pero ninguna funcionó. Mi madre me llamó a comer y no me quedó otra opción que dejarlo para más tarde. Después de comer subí corriendo a mi habitación para tratar de abrir lo que fuere que esa clave abriera, sin embargo, no tenía ni la más mínima idea de cuál podría ser la combinación, así que tuve que acostarme a dormir, frustrada.

Pasé toda la noche pensando en eso y no pude pegar un ojo, me quedé mirando al techo y a la ventana, y de cuando en cuando, volteaba a mirar el closet como si de alguna forma la clave fuera a aparecer de pronto. Ahí, observando a la oscuridad alejarse lentamente, opacada por la luz del alba; aunque el sol estaba del lado opuesto a mi ventana; iluminando tenuemente las nubes, me desvelé.

Me levanté de la cama muy temprano sin haber dormido nada en toda la noche, el sueño que no había tenido estaba empezando a hacerme efecto. Comencé a cabecear mientras me bañaba y me vestía, traté de arreglar con maquillaje las enormes ojeras que se habían formado debajo de mis ojos, pero no surtió mucho efecto. Intenté arreglarlo lo mejor que pude con lo poco que tenía. Me gustaba el maquillaje, aunque no lo usaba demasiado, solo en ocasiones especiales, me tardé más de lo normal en ello pues era muy necesario si no quería que me preguntaran porque tenía esas ojeras.

Cuando bajé a la cocina mi madre no se había despertado, así que volví a tomar una manzana y me fui solo con eso para el colegio. Caminé lentamente hasta llegar porque había salido demasiado temprano y tenía tanto sueño que parecía un zombie andando por las calles, llegué y como aún faltaba media hora para que empezaran las clases me senté debajo del árbol donde conocí por primera vez a mis amigos y cerré los ojos, cayendo inmediatamente en un profundo sueño.

 

Corría desesperadamente por los laberintos de aquel inmenso jardín, mi corazón latía desenfrenado, el miedo embargaba cada fibra de mi pequeño cuerpo, algo me perseguía, no sabía que era, ni por qué, pero sentía que era maligno y venía por mí, esa cosa empezó a gritar mi nombre…

—¡Anne!, ¡Anne!, ¡Anne!, ¡despierta! —Caroline me gritaba, agitándome por el hombro, desperté asustada y confundida y grité porque no sabía qué sucedía. —Oye tranquila —dijo intentando calmarme—, ¿qué haces aquí?

—¿Me quede dormida? ¡Ay no! —pegué un salto recordando que estaba en el árbol— ¿Qué hora es?

—Son las ocho, te perdiste la primera hora de clase.

—¿¡Qué!? ¡Ay no! Después de que había llegado media hora antes — restregué mis ojos, olvidando por completo que tenía maquillaje.

—Anne estás haciendo un desastre con tu cara, nos preocupamos por ti cuando no llegaste porque el vigilante dijo que te había visto entrar, así que salimos a buscarte —contó Caro mientras me pasaba un espejo para que viera mi rostro. En definitiva me había corrido todo el corrector que puse para tapar mis ojeras, y ahora me veía peor que antes, me acomodé la cara todo lo que pude aunque no fue una gran mejoría y me fui con ella a encontrarnos con los demás e ir a las siguientes clases, mientras caminábamos me preguntó:

—Por cierto, ¿Qué hacías dormida ahí? Se nota que pasaste la noche en vela —aseguró esbozando una media sonrisa.

—Tenía mucho sueño y como llegué temprano me senté allí y bueno creo que me dormí enseguida —evité responder su afirmación sobre mi vigilia, no quería comentarle a nadie lo de la contraseña de mi closet, no me creerían, además quería investigarlo por mi cuenta; aunque si lo pensaba mejor, tal vez ellos podrían saber algo respecto , “quizá se los mencionaré pero no en este momento” pensé. Ella no dijo nada más.

Enseguida nos encontramos con Cris y Jason que nos estaban esperando en el pasillo, hasta ahora no había pensado en la pesadilla que había tenido; la misma de dos noches atrás. Mi cuerpo se escarapeló involuntariamente, acaricié mis brazos sin que ellos se dieran cuenta; era aterradora, y tan solo recordarla me hacía temblar, el sueño era demasiado vívido, como si en lugar de eso, fuese un recuerdo. Necesitaba deshacerme de ese horrible jardín cuanto antes.

—¡Hey! Anne, ¿Dónde estabas? —preguntó Cris.

—¡Dormida! Esta vaga se durmió durante la primera hora —le respondió Caroline por mí, muerta de risa, Cris se unió a sus carcajadas y Jason sonrió levemente, fingiendo que le pareció gracioso, yo no tenía ganas de reír después de ese sueño, pero fingí. Comenzamos a caminar en dirección a la clase de matemáticas, hoy nos tocaba a todos juntos durante casi todo el día, por suerte para mí, así no tendría la posibilidad de quedarme dormida de nuevo y tener esas horribles pesadillas.

Estuve bastante concentrada en la clase de matemática pues no era muy buena en ella, aunque de vez en cuando me distraía mirando a Jason que estaba sentado en el pupitre diagonal al mío; salía de mis ensoñaciones cada vez que el profesor decía “recuerden que todo esto va para el examen alumnos”, me alarmé bastante ya que si no lograba pasar seguramente mi madre me sacaría del colegio.

Después de la clase de matemática estuvimos un rato en el árbol hablando de cosas banales, nadie menciono a Susan y hasta Jason parecía haberla olvidado por un rato, tampoco hablaron sobre mi nuevo hogar y yo no les conté nada sobre la pesadilla o las misteriosas cosas que pasaban en la casa de Lowell. La campana sonó y fuimos a clases de educación física, Jason era el único que no estaba en esa clase porque él prefería practicar natación, uno de los dos deportes que tenía Richmond School, aunque nunca había practicado deportes formalmente, siempre que tenía tiempo libre practicaba diversos juegos con mi madre, por lo que no era tan mala en ellos, en realidad era muy buena, pero no me gustaba presumir.



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En el texto hay: misterio, ciencia ficion, amor

Editado: 08.01.2022

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