No cabía el asombro en mi interior, releía y releía una y otra vez las páginas del diario tratando de encontrarle una explicación a todo ese disparate, pero no se lo encontraba.
El abuelo de Susan estaba loco, o en su defecto deliraba en su lecho de muerte, pues todo aquello no podía ser real. ¿Extraterrestres? ¿En serio? No negaba la posibilidad de que realmente existieran, pero no podía creerme esa historia, simplemente era absurda.
Lancé el diario al suelo algo molesta, me sentía defraudada, después de meses investigando, deseando respuestas, todo resultó ser una locura, una farsa. Ya no quería seguir leyendo el diario, me parecía una pérdida de tiempo. No creía que fuera a encontrar nada nuevo, solo delirios. Aunque desconocía si Susan había creído todos esos disparates.
—Debería revisar el diario y ver si… —dije en voz alta, interrumpiéndome para terminar la frase en mis pensamientos, «Debería ver qué hizo Susan después de eso».
Me levanté y recogí el diario de nuevo, necesitaba saber qué era lo que había hecho Susan.
12 de mayo de 2009
Querido Diario:
Ya pasaron dos días después de que mi abuelo me dijo todo aquello, ha estado mal, cada vez empeora más y más, no se puede levantar de la cama y veo con pesar como no puede hacer nada sin ayuda. No hemos vuelto a hablar, me preocupa que siga sufriendo esa agonía interminable pues todos pensamos que moriría el 10 de mayo.
14 de mayo de 2009
Querido Diario:
Hace tres días que no escribo porque finalmente mi abuelo ha muerto, he estado llorando y la verdad no tenía ánimos de volver a escribir, pero antes de su muerte me ha vuelto a hablar para convencerme de que todo lo que me contó era real y que había olvidado decirme algo importante.
«—Susan—Así me llamaba cuando realmente era serio lo que tenía que decirme—, la llave que te entregué —Hizo una pequeña pausa—… es muy importante que la cuides, abre uno de mis cajones privados. —Dejó de hablar para empezar a toser.
—Abuelo, está bien, la cuidaré —le prometí.
—¡No!, no entiendes. —Traté de calmarlo porque alterarse solo le hacía más daño.
—Respira abuelo. —Verlo así me destrozaba por dentro, quería llorar, deseaba dejar de ser fuerte, solo soltarme a llorar, pero no podía, no podía dejar que me viera así.
—En ese cajón encontrarás unos manuscritos… yo —Tosía descontroladamente—… Su —De pronto empezó a quedarse sin aire.
—¡Abuelo! —No me contestaba— ¡Mamá! —grité, no quería ver cómo moría; salí corriendo de la habitación para buscar a mis padres…»
No he parado de llorar, lamento arruinar las páginas con mis lágrimas, la única persona que quizá pueda ayudarme a controlar esta tristeza es Jason.
Pasé mis dedos por las gotas ya secas de Susan en las hojas, por un segundo sentí su pena y me compadecí de ella. Lamentaba tanto que su abuelo se hubiera muerto, pero todavía no entendía todo eso de los extraterrestres. El abuelo se había muerto antes de decirle que había en esos manuscritos. Aunque la pregunta era: ¿Dónde estaban esos manuscritos?
La curiosidad por esta nueva pista empezó a coquetearme con extrema osadía, pero el sueño me llamaba; estaba demasiado cansada por todo lo que había sucedido ese día y necesitaba descansar, decidí que, después de todo, si iba a seguir leyendo el diario, pues, aunque la historia fuese absurda, no podía negar que era bastante entretenida.
Ahora entendía muchas cosas de Susan, por qué se esforzó en ocultar tanto las cosas, por qué nunca se lo dijo a Jason, supongo que pensó que la tratarían de loca, y no estaba muy errada en su conjetura, ciertamente todo eso era de locos.
Cerré el diario y lo dejé bajo mi almohada, me acomodé en la cama y dejé que Morfeo me envolviera en sus brazos.
—Ya lo descubrió —dijo una voz masculina, de nuevo aquellas voces etéreas.
— ¿Nos comunicamos? —preguntó otra voz.
—No, aún no lo asimila, esperemos un poco más, además aún faltan cosas por encontrar, si se asusta quizá no nos ayude.
¿Ayudarlos? ¿A qué? Por primera vez entendí que quizás mis sueños no eran sueños, que quizá yo soñaba con ellos, esos mismos a los que Susan se refería… ¿Y si yo estaba en…?
Desperté agitada esa mañana, aún tenía el recuerdo fresco de aquel sueño, pero no podía ser posible.
—Me sugestioné, eso debe ser —dije para mí misma en un intento por tranquilizarme, los extraterrestres no podían estarse comunicando conmigo a través de mis sueños, ¿o sí?
»No, ¡qué estás diciendo Anne! —me cuestioné mientras me desperezaba de la cama, todo lo que había sucedido el día anterior parecía haber sido solo un mal sueño, me sentía llena de vitalidad, me apresuré a arreglarme para ir al colegio, tenía ganas de contarle a Jason lo que había leído en el diario, pero eso implicaba decirle que lo había encontrado, seguido por una insistencia por dejar verlo y no podía hacer eso, si se lo daba no lo volvería a ver jamás.