—¿Cómo sabremos cuál de las dos lo tiene? —le pregunté a Jason.
—No lo sé, podríamos preguntarles.
—¡¿Estás loco?! No podemos simplemente preguntarles si Susan les dio unos lentes extraterrestres.
—No exactamente le dirías eso, Anne —dijo él con tono sarcástico.
—Lo sé, pero se supone que no sabemos eso, no podemos preguntarles sin levantar sospechas.
—Tienes razón, bueno, ya idearemos algún plan.
Después de eso no hubo mucho más que discutir, Jason me devolvió el diario y se encaminaba hacia la puerta casi para la hora del almuerzo.
—Quédate. —Insistió mi madre a Jason cuando se iba—. Te invitamos a almorzar.
—No quisiera abusar. —Se excusó él, estaba completamente sonrojado.
—¡Ay, no! No es molestia. —Volvió a insistir, por mi parte, la verdad, no quería que se fuera.
—Está bien. —Aceptó.
Nos quedamos en la sala mientras mi madre preparaba la comida, mi padre, que se había quedado esos días, estaba allí y no pude sentirme más incómoda.
—Papá, te presento a Jason, un amigo —le dije cuando mi padre había bajado de su habitación.
—Mucho gusto, señor —saludó Jason extendiendo su mano para estrecharla.
—Es un placer, Jason —respondió mi padre quien le estrechó la mano, me dirigió una mirada de complicidad cuando Jason no veía y yo no pude ponerme más roja. Negué con la cabeza tratando de hacerle entender en vano que él y yo no éramos nada más que amigos.
Después de estar un buen rato viendo la tele y conversando, mi madre tuvo listo el almuerzo. Me sentía muy bien con Jason en ese momento, era gratificante hablar de otra cosa que no fuera Susan.
Cuando el almuerzo hubo acabado, Jason se fue a su casa y yo me quedé en mi habitación el resto del día pensando en cómo iba a hacer para conseguir los lentes sin que Caroline o Cristine supieran que los quería.
La solución más obvia era pedírselos a alguna de las dos, pero eso no me convencía demasiado, ellas podrían sospechar, además estaba el hecho de que se suponía que yo no sabía nada de los lentes, si les preguntaba eso generaría otras preguntas sobre cómo había obtenido esa información y para qué los quería.
No era una opción para mí contestar esas preguntas.
Pasé el resto de la semana tratando de sacarles algo a las chicas de forma indirecta y sutil, pero no lograba nada, cuando preguntaba de forma disimulada como para que no lo notaran, no entendían nada, y cuando preguntaba de forma un poco más agresiva, empezaban a sospechar y a mirarme extraño.
—¿Susan jamás les regaló algo? —pregunté uno de esos días que trataba de averiguar si alguna de ella tenía los lentes.
—Aamm, sí, una vez me regaló unos zapatos —comentó Caroline—. ¿Por qué?
—Curiosidad —dije tratando de emular desinterés.
—¿Por qué andas haciendo tantas preguntas sobre Susan, Anne? —interrogó Cristine, usualmente ella no era tan quisquillosa como Caroline, pero en ese momento entendí que estaba excediéndome.
—Bueno es que…encontré una foto de ustedes con ella y me dio curiosidad —mentí.
—¡¿En serio?! —exclamó Caroline haciéndome dar un respingo en el asiento— ¡Quiero verla!
—Ah… si bueno, si la consigo de nuevo. —Esperaba que lo olvidara porque tal foto no existía y no sabía que más inventarme. Supe en ese momento que ya no podía hacer más preguntas, además me había imaginado que, si Susan le había dado a alguna de ellas los lentes, seguramente les habría pedido guardar el secreto a toda costa, ellas no iban a revelármelo.
Después de haber pasado dos semanas llegué a la conclusión de que era una misión imposible, no estaba más cerca de hallar los lentes y mucho menos de llegar a la gema, no se me ocurría ninguna idea y Jason tampoco hallaba una solución mejor.
—Tengo una idea —me dijo en la clase de biología—, pero es arriesgada.
—Estoy desesperada, acepto cualquier cosa.
—Podríamos ir a su casa y revisar las cosas.
—¡¿Qué?! —exclamé, la idea era simplemente descabellada, ¿cómo me iba a meter a revisar las cosas de mis amigas?, además eso era imposible, se darían cuenta, ¿cómo entraría sin que lo notaran?
—Solo fue una idea —dijo él al ver mi reacción.
—Una idea malísima, ¿cómo podríamos hacer eso?
—Bueno, lo he pensado, uno de nosotros va mientras el otro la distrae, lo haríamos en la casa de ambas pues no sabemos quién los tiene. —Me di cuenta que él ya había diseñado todo un plan, lo había pensado durante días seguramente, y yo no podía creerlo.
—Es ridículo, absurdo, no, no lo haremos.
—Solo piénsalo, Anne, no tienes muchas opciones.
Era un plan loco, arriesgado, aunque no podía negar que no era tan mala idea, en realidad, era ingenioso. Revisar su habitación y así encontrar los lentes, sería sencillo, Jason las distraería mientras yo me escabullía a su cuarto y revisaba, él se aseguraría de entretenerlas el tiempo suficiente como para que yo pudiera revisar todo minuciosamente… «No, Anne, ¡qué estás pensando!», me sorprendí a mí misma trazando el plan en la cabeza, era ridículo, negué con la cabeza sopesando la idea por completo.