El diario de un papá 2: Mi pesar

Pensando en posibles soluciones

En aquella casa, donde un nuevo mundo fue lo que nació. Ese lugar donde ahora me encuentro y en el cual prometí junto a ti mi querida esposa que viviríamos felices por siempre, pero que ahora estoy dudando de si soy capaz de lograrlo, aún no puedo darme por vencido mientras sigas creyendo en mí.

Ahora que puedo abrazar a estos retoños de nuestro amor, tengo una razón más de lo que debo hacer, quien diría que esto no sería nada fácil, pero a la vez es tan bueno que sea tan bello tenerlos aquí. Así que, veamos que puedo hacer ahora.

En este caso, por más que he estado metiendo solicitudes de trabajo, no logro conseguir pasar ninguno, sólo me queda buscar otra forma para seguir avanzando, es hora de hablar un poco, esto no lo puedo resolver solo.

Vamos a ver que podemos hacer juntos. Así que teniendo eso en mente me acerqué a Mimi cuando ya todos nuestros hijos estaban durmiendo y le pregunté – Mimi, hay algo que quiero decirte… –, mientras decía estas palabras, en realidad ya tenía en mente algo que debía de hacer.

Jajá, de verdad ¿Esta es la única manera que puedo hacer para que mi familia siga saliendo adelante? – veras… – Mimi parece que está viendo que esto no es algo simple de decir, si se pregunta como lo sé, sólo hay una forma, ella puso esa expresión en su rostro, puede que la vean seria, pero puedo notar en sus ojos que no es así. El verla así, de verdad que mi corazón no lo puede soportar, no puedo dejar de pensar que este es la única forma que puedo elegir para salir adelante, pero no tengo otra alternativa.

Mis palabras ya no salían, pero ella respondió después de un breve momento de silencio – sabes… no es necesario que digas más, sé que… puede que sea difícil encontrar trabajo, pero… ¡pero…! Aún creo que podemos salir adelante –

En ese momento, no saben lo que sentía dentro de mí, no podía ni articular las palabras, sólo podía sentir que se me cortaba la vida, el corazón me dolía mientras más pensaba, pero igualmente le dije – Mimi… yo… lo siento –

Mimi, esa hermosa esposa con la que me case, ahora no tengo ni ganas de verla, no porque tuviera algo en contra de ella, sino que cada vez que la miraba… las fuerzas de hacer esto se me hacía tan difícil.

Mimi – sabes mi amor… no es necesario que te sientas mal, sé que todo esto sucedió y no estaba en nuestros planes, pero sabes, aún es muy pronto para rendirse, ya veras que encontraremos una manera de salir juntos… ¡Sí, eso es! Recuerda que aquí entre los dos podremos salir adelante, nuestros hijos verán un mejor día, así que no les faltará nada, puede que no les demos grandes lujos como otros, pero serán felices y nosotros… nosotros… –

Tomé la mano de Mimi, ella empezó a temblar mientras tanto yo empecé a decir – Mimi, he estado pensando en lo que dijo un amigo hace tiempo, puede que lo mejor sea que me tenga… que ir… al Norte… –

Mimi parecía contenerse las lágrimas, debe de sentirse mal, pero no tengo ni idea de qué hacer, no puedo esperar a que todo esto se arregle si no consigo un trabajo, esto no es como una fantasía ideal en el cual todo sale a la perfección, esta decisión que estoy tomando… aunque sea un poco egoísta… pero no quiero que ustedes sufran, si es necesario tener que viajar para poder darles una mejor vida, lo haré.

Mientras mis pensamientos estaban tratando de hacer lo posible para que mi decisión no fuera desechada, de pronto Mimi me abrazó, el sentir su cálido abrazo me hizo quedarme en blanco, no podía ni siquiera hacer nada, no sabía tampoco si tenía podía abrazarla o no, no sabía nada, no tenía ni idea de que hacer en este momento ¿Alguien sabe cual es la respuesta correcta en esta situación? ¡¡¡díganmelo!!! ¡¿Qué puedo hacer en un momento como este?! No puedo hacer nada, nada, nada, nada, nada, nada… soy un completo fracaso… el no poder darle esa vida que le prometí cuando me casé, el no poder ver a mis hijos crecer por tener que irme, es algo que no puedo siquiera pensar y ahora que estoy a punto de hacer esto realidad, no puedo ni siquiera poder decir si soy un completo…

No, nonononono, ¡No! Debo de ser fuerte, Mimi… Mimi, mi querida esposa… empezó a llorar mientras me abraza, lo que siento en este momento es peor que si me hubieran dado un golpe, puede que eso hubiera sido mejor, sé que no soy quien, así que…

Mimi me saco de mis pensamientos cuando empezó a hablar con su voz entrecortada – Mi amor… ¿Por qué te vas? a… ¿Acaso no lo sabes?... ¿Acaso te haces el tonto? ¡Yo…! Yo… yo no puedo vivir sin ti, yo no quiero estar sola con mis hijos, no quiero que ellos no conozcan quien es su papá… ¡No sólo eso!, dime ¡¡¿Quién te dio el derecho de elegir eso solo?!! ¡¿Acaso no soy tu esposa?! ¡¿Acaso no crees que puedes apoyarte en mí?! Vamos ¡Vamos! ¡Responde! –

Yo, con estas palabras que me decía, la verdad, no puedo ni siquiera seguir así… las lagrimas empezaron a brotar de mí, sólo pude abrazarla mientras deseaba tener otra respuesta. Pero no tengo nada, sólo puedo abrazarla mientras trato de superar eso. Pero Mimi no tenía eso planeado en absoluto.

Mimi me abrazo con todas sus fuerzas para no dejarme ir mientras seguía diciendo – No te vayas… por favor, no me dejes… por lo menos… déjame ayudarte a salir de esta situación… ¿Sabes? Nuestros ahorros aún pueden durar unos meses más, pero creo que podemos hacer algo para salir, así que… – el oír esas palabras mientras ella solloza, me parte el alma – déjame intentarlo, si no lo logramos, entonces no diré nada si te vas ¿Sí? Vamos dime que sí. Di que ¡Sí! –



#1581 en Otros

En el texto hay: recuentosdelavida

Editado: 20.12.2025

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