El día de hoy es muy especial, no podía dejar de estar tan nervioso y feliz a la vez. Este día era uno de mis más grandes éxitos que he tenido hasta ahora y, por tal razón, quería que todo saliera perfecto. Me había levantado muy de madrugada para prepararme, incluso casi no podía dormir. Hubiera sido un desastre de no haber logrado dormir un poco. Había demasiadas personas que desde hace unos días habían empezado con los preparativos. Todos corrían de un lado a otro, pues ya se acercaba la gran hora. Ese día, sin importar nada ni siquiera el tiempo, estaba dispuesto a desafiar todo lo que viniera.
Me puse mi traje, aunque no me gustaba usar uno de esos, pero hoy será la excepción. Las emociones que desbordaba me hacían poner en un campo de batalla. De un instante me sentía que la felicidad me abrumaba y en otras la duda no paraba de venir. Siempre, me pregunte que sería de un día como hoy sin tener una respuesta. Ni siquiera en mis más grandes fantasía podía describir todo lo que rebosaba dentro de mí.
Entre tanta bulla, me pare derecho, vi a mis papás que no dejaban de estar orgullosos de mí y me escoltaban una de cada lada. En eso se escucha la llamada al altar. Yo, que sentía que mi corazón estaba a punto de reventar, caminaba lentamente mientras los invitados miraban como entraba y me acercaba al altar. Al pararme frente al altar, el tartulero dijo – ya hemos visto el ingreso del novio, ahora es el turno de la que entre la novia – y, dándome la vuelta es que la vi.
Ella, con quien había estado ya hace tiempo saliendo, vestida con su traje típico y un bello velo blanco en su cabellera. Ella, a pesar de mostrarse con una actitud serena y sería, no dejaba de enamorarme cada vez más hasta hacer que mi corazón palpitara cada vez más y más rápido. En ese momento, recordé el día en que le propuse matrimonio; ese día, en que ella con una gran sonrisa me dio el "Sí" mientras me abrazaba fuertemente, ahora la veo sin señal de estar alterada. Pero, sé que como yo, ella también está muy nerviosa por el momento en que nos entramos. Después de todo, he aprendido a ver ciertos rasgos que ella no muestra a los demás para poder mantener esa apariencia de alguien fuerte.
Al estar en el altar, sus papás como los míos, nos dejaron a los dos sólo frente al altar y tomaron asiento atrás de nosotros en conjunto con los demás invitados. Pero, sabes, nunca olvidaré lo que dijo el pastor ese día cuando nos vio. Ese día, mientras decía la palabra y hacíamos nuestros botos, el pastor nos dijo antes de poder realizar estos botos – a partir de hoy ya no serán dos personas, ahora será dos. Tú, como el esposo, cuidaras de ella en la enfermedad y la salud, nunca la dejaras que cargue sola como ya no estarás solo. Debes de poder ser feliz y hacerla feliz, si piensas que toda la vida va a ser como una película donde todo es perfecto, me temo que estas equivocado. Pues la vida es un sinfín de desafíos y cuando no se puedan entender, en ese momento es que se conocerán y deberán de unirse cada vez más. Así como tú, como su esposa, debes de saber que serás el soporte de él. Nunca lo dejes caminar en esta esta vida resolviendo todo por su propia cuenta, ya que tu serás quien le enseñe lo correcto. Si alguna vez tienen una discusión, está bien que te frustres o enojes, pero esto no ha de ser eterno, pues su amor deberá de vencer las barreras. Por ello, si creían conocerse cuando aceptaron juntarse para el fin de sus vidas, no es porque se conocen de verdad, sino que lo harán en el camino. Pero, que sea Dios quien les guie para poder terminar escogiendo el camino correcto –, en ese momento, mientras decíamos nuestros botos entre sí, miré ese resplandor en sus bellos ojos café.
Aceptando todo, es que mi nuevo capítulo de vida estaba por empezar. Sabes, nunca me imagine lo que vendría desde ese día, pero, nunca me arrepentiré de nada de lo que sucedió y sucederá. En ese instante, en aquella noche, cuando dejé de ser soltero y ahora tendría que acostumbrarme a que las personas me dijeran "don" antes de mencionar mi nombre. Ahora mi esposa, que a mi lado estaba, le dije – hasta el fin de mis días, hasta que Dios me lo permita, estaré junto a ti – sé que puede escucharse un poco cursi, pero fue lo que tenía que decir. Pues, para ti que te escribo esto, tienes que tomar en cuenta que no es así, las palabras como estas no pueden ser tan vagas que el mismo viento se lo lleve. Cuando prometas algo que no estas seguro de poder cumplirlo, llegara un momento en el que tendrás que enfrentar a la imperfección y hacer que eso pase. No es por ser alguien que vive a la antigua, sino que quiero que entiendas que tus palabras deben de ser firmes. Sé un campeón, no seas un perdedor.
Sabes que decirte esto me puede ser un poco difícil, pero un día lo entenderás. Tal vez la forma en que llegue hacer mis botos no sea nada especial para otras personas, pero, es una de las cosas que más atesorare en mi vida. Pues, sino lo hiciera, entonces ¿Qué protegeré?, si el día en que entiendas esto y también desees llegar al altar no puedas tener al pastor o alguien más. Recuerda que el altar no es necesariamente un lugar en el que este siempre, sino es donde estés en este momento.
Bueno, sólo quería que supieras eso antes de que te contara lo que fue desde ese día en que mi vida dio un giro y mi forma ver las cosas cambiaron. Sólo recordar que el día en que tuve la maravillosa noticia, casi me hace llorar y querer volver el tiempo atrás para recrearlo una y otra vez...
Como están, aquí les saluda RUWELS SALUWER. Esta es una historia ficticia, por lo que si hay algunas cosas que parezcan un poco tontas, por favor tomarlo en cuenta. Además, esto es lo que me gustaría decir algún día a mis hijos y es lo que pienso sobre el matrimonio y cuáles serían las reacciones que tendría si fuera yo. Bueno, mientras tanto, seguiré en la soltería por un tiempo más. Gracias por su atención y continuemos con la historia.