El diario de un papá

La espera

Era un día común, yo estaba corriendo en el trabajo. Ya habían pasado unos días desde que me había casado y en el trabajo estaba reponiendo las horas del día que no fui, ya que había pedido permiso por mi boda. Mi esposa, que me esperaba ahora en casa, era quien me daba ánimos para tratar de dar lo mejor de mí. Yo, que me disculpé por no poder pasar mucho tiempo con ella apenas nos habíamos casado, tuve su respuesta que me decía – no te preocupes, ahora tenemos mucho tiempo. Pero, sólo te pido que nunca te olvides de mí y nuestros botos – a lo que yo respondí – no lo haré – mientras abría la puerta para irme al trabajo.

Desde ese momento en el trabajo todo empezó a ser más pesado de lo que acostumbraba. Esto era algo bueno, ya que significaba que muy pronto podría crecer más y ganar un poco más de dinero. Al fin de cuentas, necesitaba ganar todo lo que fuera necesario, pues quería comprar otras cosas para la casa. El tiempo seguía pasando y, en los momentos en que me desesperaba queriendo dejar todo por algunos problemas que salían en el trabajo, ella siempre me animaba. Sé que hubo unos momentos en que terminaba enojada conmigo en esos días que llegaba tarde a casa porque en el trabajo tuve que quedarme unas horas de más y, al tan sólo llegar, me iba a directo a dormir. Creo que no estaba listo para estar con una carga como esa.

Pero, el cómo me pudo aguantar en esos momentos, nunca lo sabre. Pero, mi gratitud siempre le daré. Si no hubiese sido que, ya habiendo pasado unos ocho meses, la vi sentada en la silla del comedor esperándome como siempre. En ese momento, ella sostenía unos papeles en la mano. Yo, que la veía un poco sería con lo que tenía, sólo en mi mente pasaba – ¿acaso ha pasado algo? –.

Dejando de lado todo, me dirigí a nuestro cuarto a cambiarme y tomar una ducha. Al salir, ella salió de la cocina con una taza de atol. Por ser ya inicios de septiembre, el atol de elote se podía hacer con más frecuencia. Sabes, nunca olvidaré el sabor que tenía ese atol. Ella, que me lo preparaba por primera vez, espero a que tomara asiento y luego me dio un tamalito de elote para acompañarlo. El atol, que estaba un poco ralo, la verdad sé que nunca fue buena en la cocina antes. Pero, ahora estaba tratando de aprender para cocinar para mí, eso era una alegría en mí corazón.

Pero, el sabor que hizo que se sintiera realmente bien fue cuando me dijo – tenemos que hablar. Hay algo importante que debo decirte – esas palabras fueron como un disparo directo. Yo, que me encontraba ahora asustado al ver la seriedad con que lo decía, sólo pude pensar – pero... ¿acaso te he descuidado durante todo este tiempo? Es cierto que últimamente había estado llegando tarde a casa, pero no lo puedo evitar, ya que mi jefe siempre me pedía quedarme para realizar detalles o arreglar todo lo que habían arruinado, como supervisar la calidad del producto. Pero... pero... no, no puedo precipitarme, tal vez me quiera decir algo acerca de los malestares que había tenido hace unos días. Espera, si se trata de eso y, por lo sería que está, ¿Acaso será algo grave? Si es algo grave, qué puedo hacer –. Pero, mientras me divagaba en mis pensamientos su dulce voz dijo – Yo... yo, estoy embarazada –. Al oír estas palabras, que me hicieron regresar en sí, no sé cómo describirlo, pero me lleno de gran alegría y sólo pude responder – eso quiere decir que ¿Voy hacer papá? – ella me asintió la cabeza para afirmar. Sin poder contenerme, dije muy regocijadamente - ¡Voy a ser papá! Y eso significa que también vas a ser mamá – ella dejo la cara sería para sonreírme, mientras decía – la verdad, no sabía cómo decírtelo. Y, como has estado muy ocupado en el trabajo, no podía imaginarme como reaccionarias ante esta noticia. Y, eso me hizo sentir un poco insegura de decírtelo – pero yo le respondí – como es eso, esta noticia no debes de estar preocupada. No importa que tan cansado esté, no puedo ignorar algo como esto. Espera, eso quiere decir que todos esos malestares que tenías son a causa de... – ella me asintió para afirmar que todo eso era debido a su embarazo.

Sabes, en ese momento no podía esperar mucho por conocerte. Tu mamá también desprendía una gran felicidad por tu llegada. No sé si es por ser ingenuo, pero nunca me imaginé que sería toda una aventura tenerlos aquí con nosotros. Durante ese tiempo trataba de ver que su mamá no se esforzara demasiado, pero, como ya la deben de conocer, es a veces un poco testaruda cuando se trata de cosas como esas. Ella, que le gusta ser muy independiente para hacer algunas cosas, no podía lograr hacerla entrar en razón para que se cuidara más. Y, como tenía que estar trabajando, no podía culparla por ser así. De todas maneras, el ser una mujer que era fuerte cuando era necesario, era algo que me gustaba de ella. Bueno, en realidad todo me gustaba de ella, incluso cuando era un dolor de cabeza.

El tiempo que iba transcurriendo era de esta manera un poco nostálgico ahora, si tan sólo hubiera podido grabar cada vez que me le acercaba para poder abrazarla y, en los momentos en los que mis ánimos se empezaban a desvanecer, el pensar en ti y tu mamá era lo que me daba fuerzas para continuar. Si tan sólo hubiese podido escaparme del trabajo, aunque sea por unos breves momentos y poder abrazarla sin pensar en nada más que en ser el dueño de su corazón por siempre, bueno, de nada sirve imaginarlo si no lo hacía.

Durante los próximos tres meses desde que recibí tal noticia, tuve que pedir un poco más de horas extras para ganar un poco más de lo habitual. Sabes, si alguna vez lees esto me gustaría que en ese momento seas feliz y alguien que ayude a los demás, pero, sobre todo, no me importa cuantos defectos tengas, yo siempre te querré. Aún sin conocerte, espero que pueda decírtelo algún día.

El tener que trabajar horas extras no es nada más por capricho, si no lo hacía hubiera sido algo muy terrible ver a mi hijo o hija sin ropa al nacer, eso si que no me lo puedo permitir. No dejaré que le falte algo como eso, pero no puedo decir que vaya a ser un buen ejemplo para ti. Si tan sólo hubiera sido alguien perfecto con una posición tan grande y alta del cual te enorgullecieras de mencionar, podrás decirme papá con todo el amor que se merece. Sabes, si tan sólo no fuera una persona común, solamente si lograra alcanzar lo que está más allá de mis manos, podría darte todo lo que quisieras y pidieras. Pero, el saber que ya vienes y no cuento con nada que darte más que una casa, las cosas más básicas para vivir y el amor que te tendré, es por ello que espero que lo puedas aceptar. Hasta entonces, ¿qué más podría darte para que llegues a ser feliz?



#11891 en Fantasía

En el texto hay: historias

Editado: 29.05.2021

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