El diario de un papá

Tus primeras palabras, un instante de decepción y una repentina felicidad

El tiempo sigue pasando y no puedo creer que ya hayas pasado tu primer año tan pronto. En todo lo que ha estado pasando, creo que el trabajo me ha estado absorbiendo con bastante frecuencia los días que pasan y no te puedo dedicar demasiado tiempo, pero sabes, me siento feliz que estés bien. El día de hoy, que me encuentro ya exhausto al haber recibido un encargo por parte de la empresa y encontrarme haciendo horas extras con varios de mis compañeros con el afán de lograr terminar el proyecto en el tiempo que nos han indicado, siento que ya no va a ser tan fácil que me sorprenda por cada pequeñez que se te ocurra. Así es, creo que ya te estoy entendiendo. Es por ello que sé cuando quieres algo, al igual que si deseas ir por ahí en toda la casa en busca de nuevas cosas para explorar.

Bueno, es broma, aún me sorprendes varias veces y en otras ocasiones incluso me haces estar siempre al tanto de lo que te pasa, en esos momentos en que estás haciendo tu búsqueda con la intención de entender el mundo que te rodea, hay muchas veces en las que haces que mi corazón este a punto de pararse al estar en algún lugar en el que no te puedo ver y si estas tratando de tocar cosas que te pueden lastimar. Es toda una aventura el día a día. A pesar que la mayor parte siempre te he encontrado cuando duermes, pero es muy divertido en los pequeños momentos en los que juegas conmigo cuando estás despierta mi pequeña Kimora.

El día de hoy no es la excepción. Es cierto que me encontraba lidiando con algunos problemas en el trabajo con respecto al proyecto que se estaba trabajando y, añadiéndole que era demasiado agotador el pensar que los detalles de los mismo eran demasiado cuidadoso y delicado, nos mantuvo con bastante tensión en estos últimos días, pero hoy regreso a casa nuevamente tarde.

Al instante en que entro a casa, cansado y sin fuerzas para querer hacer algo más que ir directo a la cama a dormir, me encuentro con que estás despierta y jugando con tus peluches que te habíamos comprado. Esto es muy inusual. Sin mencionar lo tarde que es, si estás despierta a esta hora debe de haber pasado algo que te haya evitado dormir. Bueno, este no es el momento de estar pensándolo demasiado, será mejor que lo averigüe y saque esta duda de mí.

Me acerque a tu mamá y le pregunte – Kimora no pudo dormirse hoy – a lo que me respondió – no es eso, al parecer ella deseaba darte la bienvenida el día de hoy, ya que no ha podido jugar contigo por un buen tiempo – en ese instante me sentía un poco culpable por no poder pasar tiempo con ella, pero si no trato de estar bien en el trabajo tampoco podré darles lo que necesitan.

Sólo quedándome un momento junto a ti, dije – hola Kimora, que estás haciendo – a lo que me mostraste tus peluches mientras balbuceabas. La verdad, creo que me querías decir lo que estabas jugando o como eran los nombres de tus ositos, ya que decías palabras como – eto, o, ha de, y, do – bueno, no es que todavía puedas hablar bien, pero muy pronto podremos entenderte muy bien.

Yo, sin entender bien lo que dices, solamente pude decirte – que bueno, puedo ver que te estás divirtiendo bastante Kimora – a lo que asentiste con la cabeza y luego miraste a tu mamá y dijiste – ma... mamá – al escuchar que al fin puedes decir una palabra bien, dije rápidamente – cariño escuchaste, nuestra hija ya puede decir "mamá" – no sé que decir sobre si fui demasiado impulsivo, pero así fue como termine diciendo en ese momento.

Tu mamá, con una pequeña risita, me respondió – no estés tan emocionado – a lo que yo le contesté – pero... pero como no puedo estar feliz de que nuestra hija ya está aprendiendo hablar –. Estaba tan feliz, pero esto sólo pudo durar por un pequeño lapso cuando tú mamá me aparto por un instante la mirada y dijo – para serte sincera, no es la primera vez que lo dice. Ya tiene un poco de tiempo desde que ya puede pronunciar bien mamá – escuchar esas palabras fue como un golpe para mí.

No puedo creer que ya podías decir esas palabras y yo no lo sabía para nada. De verdad, ¿Cómo puedo ser tan distante y no estar justo en esos momentos en que vas obteniendo tus logros?, pero que más puedo hacer. Aunque este triste de no poder estar siempre y ver cada instante en que logras algo nuevo, sé que tú siempre me has de sorprender y que obtendrás muchos más éxitos en la vida, yo no perderé las esperanzas de poder ser parte de lo que viene por delante.

Sin dejar que esto me frustré, te dije – oye Kimora, que te parece si dices "papá "– me miraste por un momento y el silencio fue lo que reino. En ese momento en que le silencio reinaba era como si lastimaran mi pobre corazón. Pero volví a decirte – vamos, no es tan difícil. Sólo repite después de mí – te tome en brazos y continúe diciendo – esta bien, di "pa pá" – sólo te reíste y me extendiste los brazos – claro que vamos a jugar un poco mi pequeña, sólo quiero que digas "papá" – y, repitiendo una y otra vez el de "Di p apá", al final no dijiste nada de eso. Tu mamá, tomándote ahora en brazos, te reíste y decías – mamá, mamá, mamá – lo cual no podía aceptar que yo estuviera excluido de esa parte de tu vida. Bueno, no es que me hayas echado lejos de tu vida, sino era que todavía estás aprendiendo y no puedo obligarte a decir cosas que todavía no has aprendido.

Siendo esto así, en otra ocasión podré tener la oportunidad de que me digas papá. Cuando ese día llegue, espero estar en casa y no que haya otras personas que se adelanten de mí. De verdad, incluso tus abuelos ya te habían escuchado decir "mamá" y yo apenas me he llegado a enterar de que puedes decir ya esas palabras.

Ya es muy noche, será mejor que todos nos vayamos a dormir, no puedo esperar a que te desveles y esto te termine asiendo mal. Con tu mamá te llevamos hasta tu cuna, peor en este momento pareces estar muy activa y no quieres tener que dormir, no podemos dejarte despierta. En esta ocasión he pensado volver a contarte un cuento y este va así – Después de lo ocurrido y que el encuentro entre los dos sucedió... El muchacho, que siguió viendo la luna en las oscuras y frías noches, al igual que la señorita, sólo le contaban entre susurros del corazón esto – no me permitas llegar a engañarla. Sí alguna vez la llegase a faltar, te pido a ti que la consueles y lleves mis 'palabras a ella... –. Esta historia que te estoy contando se llama "Amor sin fronteras". No lo hice por nada, pero esta historia te lo cuento ya que creo que tu lucharas y nunca nada será tan grande como para que nuestro amor hacia ti encuentre alguna frontera. Sé muy bien que, conjuntamente con tu mamá, daremos nuestro mejor esfuerzo por verte ser feliz y nuestro amor por ti nunca terminará, incluso cuando llegue el día en que tengas que irte de la casa y emprender tu propio camino por la vida.



#11891 en Fantasía

En el texto hay: historias

Editado: 29.05.2021

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