Mérida 1 de Enero de 2018
Querido Diario:
Acabo de recibir el año nuevo. Hace apenas solo unos quince minutos, el año pasado, bueno ayer, me robaron el diario que tenía desde que entre a Caep (Compañia de Artes Escenicas Pavlovich). Me encanta, me imaginaba desde pequeña actuando, así lo logre hoy día. Recuerdo algunas cosas que con tantas ganas escribí en el anterior. Por ejemplo el día del casting.
Me levante muy temprano ese sábado, nunca lo hacía pero era importante para mí. Mi mejor amigo Roymar me acompañaría, ya que me negaba hacerlo sola aunque tuviera muchos deseos de ir. Roy llego a las nueve de la mañana por mi. Vestí con una blusa color durazno, pantalones negros y zapatillas negras. No llevaba maquillaje y mi cabello totalmente lacio. Caminamos de mi casa a la plaza Bolívar que para ser sinceros quedaba a unas cuadras lejos de mi hogar. Me colocaba nerviosa pensar a donde iba y el porqué. Roymar me decía que dejara de pensar en eso, que todo saldría bien, en si le agradecí.
Llegamos a la biblioteca Bolivariana. El edificio que albergaba la biblioteca tiene una estructura aligerada y acristalada con base a columnas y casetones de concreto. La puerta de entrada es una réplica del portón del palacio de la “Inquisición de Cartagena”. Oh eso leí. Entre y me encontraba en una habitación grande con una chica audicionando en medio de ella y otros cuatro de la compañía que la ayudaban.
Había banderas en una esquina de la habitación, en todo el frente de la entrada un cuadro de Simón Bolívar, en la otra esquina se encontraba un arca en la que se conserva el acta de independencia de Mérida, bueno su copia. Del lado derecho de la puerta, en la esquina se hallaba un escritorio con muchos papeles un poco desordenados y sillas que llegaban desde ahí hasta la puerta, y otras sillas del lado izquierdo hasta llegar a la esquina donde se encontraba una maceta. En medio del escritorio al de las banderas había unas escaleras que daban a un segundo piso.
Me entregaron unas hojas, empecé a anotar en ellas mis datos personales. Luego salí del lugar con una chica para que me tomaran una foto con el número 142, después de eso me entregaron una pequeña historia que debía interpretar por mí misma, con la ayuda de las cuatro personas que se encontraban con la chica anterior.
La escena era un ascensor que se quedaba atorado, yo era una joven empresaria que tenía una conferencia y llegaba tarde ¿Los demás? Ellos se encargaban de crear el caos. Una vez que empezó tenía un teléfono y llamaba pidiendo ayuda.
.-Estos ascensores se traban mucho, el otro día tarde 4 horas en uno-. Dijo el más alto de cabello alocado.
.-¿Qué?-. Dije sorprendida mente alarmada.-Yo no puedo quedarme tanto tiempo-. Empecé a moverme de manera nerviosa.
.-Llama-. Dijo la chica de cabello lacio en dos trensitas
.-Hola-. Dije una vez más vez más con mi teléfono.-Si, el ascensor se atoro, tengo una conferencia y eh dejado mis papeles en la oficina, la haría desde aquí pero no puedo-.
.-¿Tienes agua?-. Pregunto el niño más pequeño
.-No-. Respondí después de colgar la llamada
.-Llama otra vez-. Dijo agitando su mane el de cabello alocado
.-Ok, está bien-. Dije empezando a desesperarme nuevamente
.-Soy claustrofóbica, me desespera estar aquí-. Dijo una de las chicas.
.-Diles que traigan agua-. Me indicaba el niño
.-Que nos saquen-. Todo se empezó a salir de la calma
.-Hola… Señorita, me quede atrapada en el asensor-. Mi respiración se había acelerado, ambas chicas me tomaron cada una, de una pierna y me sacudían con brusquedad.-Si soy la de hace rato, debe sacarme, la gente de aquí se desespera, traigan agua-. No escuche bien porque el de cabello loco que se encontraba detrás de mi, me tomo de mis hombros y me sacudia diciendo.
.-Diles que nos saquen de aquí-. Me asuste por completo, mi voz empezó a temblar, en cualquier momento iba a llorar.
.-Saquenos rápido, por favor-. Grite al teléfono.-Usted no entiende, no me dejan tranquila-. Frunci el ceño y pregunte.-¿Cámaras? ¿Cuáles cámaras?