Querido (no tan querido) diario:
Siento una presión en el pecho
como si el corazón se me estrújese
dejo de respirar por unos segundos,
mi cabeza da vueltas,
mis ojos se cierran.
De repente mi cuerpo parece estar hecho de plomo,
las manos me sudan y las piernas me tiemblan.
Colocó ambas manos sobre mi rostro.
Y comienzo a llorar.
Desde el fondo de mi garganta emana un grito.
Todo mi cuerpo se sacude al compás de mi llanto.
Siento toda la cara empapada.
Escucho unos ruidos y me pongo alerta.
La tía Mely me pregunta un "¿Estas bien?"
Aclaro mi garganta, como si nada estuviera pasando.
Le respondo un "Sí, no te preocupes"
Escuchó cuando se aleja mientras me acerco al espejo.
Mi rostro está rojo, el cabello despeinado.
Me pregunto una y otra vez, por qué. Porque paso.
Rabia acompaña mi llanto.
Y no hago más que lastimar mi propio cuerpo.
Los mareos se hacen intensos.
Me tumbo a en la cama y lloro.
Aun no entiendo como paso.
Un día lo tenías todo y al otro, ya no.
Mi cuerpo comienza a quedarse sin energía.
Tomo mi celular, borró su número, aunque estoy segura de que lo ha cambiado.
Estampó el celular contra la pared, se desarma.
La cabeza me pesa, mi cara esta hinchada.
Mis ojos comienzan a cerrarse.
Deseo que todo esto solo sea una pesadilla.
Y entre lágrimas caigo rendida.