Día 427.

Llevo la cuenta de los días y las noches para no perderme en el tiempo.

Aunque no puedo decir lo mismo del espacio. Del cual me siento más desorientada que nunca.

Cada vez duermo menos.

Cada vez pienso más.

Mi nutrición es la misma. Casi nada.

Trato de dormir menos para evitar esos sueños o mejor dicho esas pesadillas que atormentan mi vida. No sé quienes son aquellas personas que veo al caminar y que pienso las pocas horas que duermo. He perdido todo.

Mis sentido se agudizaron. Puedo ver a larga distancia para saber cuando debo huir o para calcular la distancia de mi presa para comer.

Mis oídos también evolucionaron. Puedo escuchar a un Caminante aproximarse a largas distancias y mucho más si es una horda.

Mi gusto es diferente. Puedo comer casi cualquier cosa que todo me sabe bien. En estos momentos es difícil pedir gustos.

Los mismo sucede con mi olfato. Ha mejorado.

Ahora soy una persona distinta. Aunque creo que siempre he sido así, ya que no recuerdo quien era antes. Hace mucho tiempo que no escucho mencionar mi nombre y yo tampoco lo pronuncio.

¿Acaso es algo normal?

¿Será parte de un proceso o una fase?

¿Algún día podré recuperar mi memoria?

Lo último que recuerdo es que estaba sola en medio del bosque y mi cabeza estaba herida. Una niña con aprendizajes curativos me ayudó a detener el sangrado.

A ella le debía la vida.

Sin embargo, murió mientras fuimos atacadas por una horda de Caminantes. Ella tropezó y yo la levanté. Su pie estaba lastimado así que la cargué sobre mi espalda y corrí lo más rápido y lejos que pude.

Encontré una pequeña casa abandonada. No nos dimos cuenta que su pierna estaba destrozada. Un Caminante se la desgarró. Podía ver sus tendones, incluso el hueso. No la mordió, por suerte. Aunque perdió mucha sangre. No pasaría de esa noche.

Recuerdo haberle cantado una canción que alguna vez escuché de alguien. De una mujer, cuando era niña. Estoy segura que era mi madre. Cerró los ojos y dijo algo en un lenguaje que no comprendí. Yo simplemente le di las gracias por cuidar de mi y murió. No tuve más remedio que apuñalar su cabeza.

No sé porqué, pero tengo la sensación de que ya viví eso antes.

¿Acaso todo esto tiene sentido?

Vivimos en un mundo de zombies, por supuesto que no.

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