El Diario de Una Sobreviviente -Parte 3 [daryl Dixon-Twd]

Día 856.2.

Tara, la chica que me vio por casualidad en el remolque del Gobernador aflojó las cuerdas que ataban mis manos. Le abrí los ojos, contándole todo lo que el Gobernador nos hizo a nosotros en el pasado. Así que ella prometió ayudarme.

Cuando vi morir a Hershel sentí que mi vida se había ido al caño. Él no merecía morir por nosotros. Aún tenía mucho que enseñarnos y aconsejarnos.

Luego el Gobernador fue tras de mí y comenzó a golpearme. Le repetía a Daryl que lo matara, pero sabía perfectamente que no lo haría. Es demasiado bueno como para hacerlo y tampoco podía ponerlo en una situación en la que tuviera que elegir entre mi vida y la vida de todos los de la prisión.

Por esa razón, para salvar a todos, hice un movimiento con mis manos y empujé la mano del Gobernador, donde tenía su pistola, hacia arriba provocando un disparo. La soga se rompió y mis manos quedaron libres. Tumbé al Gobernador al suelo y las balas comenzaron a volar por todas partes. Golpeé a ese imbécil hasta que me sangraron las manos. Luego él tomó mis manos y me hizo caer, cayendo él sobre mí. Me tenía atrapada hasta que le di un golpe con la cabeza. Este se tambaleó y cayó hacia atrás.

Yo aproveché la oportunidad y tomé la pistola que estaba a pocos metros en el suelo y le apunté justo en la cabeza. Dudé en disparar, porque él no merecía ese final. Él merecía sufrir de la misma forma o peor por todo lo que me hizo sufrir a mí. La sangre que corría por mi cara me impedí la vista, pero no bajé mi guardia. Luego apareció una mujer gritando, buscando al Gobernador. Decía que su hija había sido mordida por un Caminante. Él aprovechó esa oportunidad para hacerme caer. Se fue corriendo hacia la mujer.

En ese momento escuché los gritos de las personas en la prisión. Los Caminantes arrasaron con todo. El hombre del tanque disparó y explotó el lugar más seguro que teníamos. Mi familia estaba allí. Vi a muchos salir, yo entré hasta donde pude para buscar a Daryl. El cuerpo me dolía, pero yo debía estar con él. Nunca lo encontré.

Corrí hacia el bosque, lejos de todo para ver si él estaba allí en alguna parte. A quien encontré fue al gobernador otra vez. Estaba de rodillas llorando por una niña. De seguro le hacía recordar a Penny. Lo tenía ahí, a mis pies, vulnerable, desarmado, solo, tal y como lo quería.

Hice sonar una rama que estaba en el suelo accidentalmente. Él se volteó y me apuntó con su arma. Al verme con su único ojo bajó el arma y me dijo:

- Hazlo -volteó su cabeza-. Ahora no tengo nada.

- Morir es lo menos que te mereces -dije con rabia.

- Lo sé y lo siento.

Unos caminantes se aparecieron detrás de mí. Comencé a apuñalar algunos de ellos. Le dije al Gobernador que se pusiera de pie, pero él no se movió. Me tendió su arma y me dijo que ahí acababa todo. Acepté su arma y me fui corriendo. Cuando ya estaba a unos metros lejos de él miré atrás. Fui testigo de sus gritos, de su dolor. Fui testigo de cómo lo devoraban aquellos Caminantes. Rasgaban su piel, mordían su carne, estaban bañados en su sangre. Ese día no quedó nada de lo que algún día fue.

Yo corrí en la dirección opuesta. Por supuesto que me encontré con muchos Caminantes en el camino, pero siempre me defendí. Volví a donde estaba secuestrada, al remolque donde vivía El Gobernador, tomé algunas cosas: comida, agua, la pistola de mi padre, algunas mantas e incluso el remolque me sirvió hasta que se acabó el gas. Tenía la esperanza de que en el camino me encontraría con Daryl o con alguien. Con Rick o MichonneBeth o Carol o Maggie o GlennCarl o Tyreese o Sasha. Alguien. Pero estaba sola, de nuevo. Ya estaba acostumbrada a estar sola, así que no fue nada nuevo para mí ni tampoco tan difícil.

Pasaron los días, las semanas hasta que seguí las vías de un tren que conducían a un lugar seguro. Decía que era un santuario donde estaban todos los sobrevivientes, pero cuando llegué al lugar llamado Terminus, estaba destruido. Había sangre por todas partes, y habían caminantes. Supongo que les pasó lo mismo que a todos los lugares en la faz de la Tierra.

...

Sus nervios se ponían de punta mientras iban en la carretera de camino a quien sabe dónde. ¿Por qué Negan la quiso llevar con él? Bueno, muy pronto lo sabría. Durante el camino se encontraron un remolque de frente. Se detuvieron y Dwight bajó del auto, y Negan se quedó a su lado. Noté el chaleco que traía puesto. Lo reconocería en cualquier parte.

¿Qué putas está pasando? -ella se preguntó sorprendida.

- Creo que tenemos compañía -dijo con malicia en su típico tono de voz y dejó escapar una sonrisa.

- ¡Vaya, vaya! ¿Qué tenemos aquí? -dijo Simon con tono burlón.

Del remolque salió un muchacho rellenito, de cabello negro con un peinado muy ochentero. Negan le dijo a Sarah "ven conmigo" y ella obedeció. Ambos se subimos al remolque mientras Simon se llevaba al chico que temblaba como un chihuahua. Siguieron su camino. Y ya no quiso preguntar qué iba hacer, por miedo a su respuesta.

 

 

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