Seguí mi camino, tratando de encontrar algún lugar.
Vagué por el mundo sin rumbo por lo que fueron semanas. Tratando de sobrevivir a los horrores a los que todos hemos tenido que enfrentar. Encontré gente muy mala que me arrebataron las cosas, encontré lugares que parecían seguros, pero nunca duré ni dos días en ellos. Encontré un pueblo que parecía poseído por fantasmas, las paredes decían "Clear" y habían algunas estacas por todas partes. Habían trampas para ratones y algunos Caminantes atrapados en las estacas tratando de alcanzar a los ratones. El pueblo estaba desierto. Tuve una leve esperanza de que hubiera aunque fuera una persona, pero no había nada ni nadie. Me estaba quedando sin municiones, pero dentro de una de las casas habían muchas armas así que tomé algunas.
Ya era imposible que muriera allá afuera, con todo lo que había pasado. En lugar de debilitarme, me había hecho más fuerte. Hasta que un día, en medio de la oscuridad de la noche unos hombres me emboscaron. Su líder, un tipo alto, de bigote al estilo vaquero, camisa azul de botones y con voz grave dijo:
- ¡Vaya, vaya! ¿Pero qué tenemos aquí?
Yo estaba en guardia lista para atacar por cualquier cosa.
- ¿Estás sola, preciosa? -me sonrió con malicia.
- Eso no te importa.
- Vaya, pero que agresiva. Yo sólo estaba siendo amable. Te veías tan sola, con frío, hambrienta -lo miré, mientras hablaba, con desconfianza.
- ¿Quiénes son ustedes?
- ¿Nosotros? Nosotros somos Negan -dijo con orgullo y todos empezaron a reír.
En ese momento me llevaron a rastras al Santuario. Me quitaron mis armas y todo lo que tenía. Durante el camino me explicaron cómo eran las cosas. Ellos se auto-llamaban Los Salvadores. Ellos brindaban protección, y los demás debían trabajar para ellos. Si tenía suerte sería una "guerrera" como ellos, pero corrí con otra suerte. Al estar frente a frente con el verdadero Negan, mis piernas temblaron.
- ¡Vaya, vaya! Pero, ¿qué tenemos aquí? -dijo con su voz resonando por las paredes. Todos se arrodillaban con cada paso que daba cada vez más cerca de mí. Yo también lo hice cuando Simon me tomó por el hombro y me hizo arrodillar-. Y, ¿tú cómo te llamas? -su aliento me golpeó el rostro desde mi altura.
- Me-Meghan -dije. No quería que se supiera mi nombre real.
- Meghan -dijo despacio mientras se pasaba la lengua por los dientes-. Lindo. Que alguien le de un cuarto, creo que necesitas un baño, cariño. Porque, sin ofender, apestas como la mierda.
Evidentemente sí, había pasado mucho tiempo afuera, ¿qué esperaba, que oliera a florea recién cortadas? . Simon me llevó a una habitación con muy poca luz, apenas tenía una bombilla, una cama individual, una ventanilla, algunos muebles con algunas comodidades como: microondas, refrigerador, latas de atún, algunos frascos, etc..., y un baño. No sabía que había gente viviendo de esta forma a excepción de Woodbury.
Tomé una larga ducha. Tenía que aprovechar el agua caliente que tenían. También quería una de esas apetitosas manzanas que habían puesto en mi mesa. Al salir de la ducha, caminé hacia la habitación contigua con mi paño puesto. Tenía mi cabello húmedo y mi cuerpo desnudo estaba mojado. No me percaté de su presencia hasta que habló.
- Me encanta el show, pero soy de los que les gusta ir despacio -dijo un tipo rubio, con barba de candado, tal vez de unos cuarenta años-. Una cenita, algunas palabritas al oído, ya sabes ¿no?
Me faltaron fuerzas para echarlo de la habitación. Las piernas me flaqueaban y casi no podía hablar. La verdad, no supe qué hacer.
- No te preocupes. Sólo quise comprobar con mis propios ojos los rumores.
- ¿Qué rumores? -dije con temblor en la voz. Él se puso en pie y me miró de arriba abajo. Puse mis manos en el pecho sosteniendo la toalla. En ese momento Negan entró por la puerta de golpe y yo me sobresalté.
- ¿Qué demonios está pasando aquí? -dijo con un tono sombrío y este bajó la mirada-. Gavin -insistió.
- Nada, Negan, nada. Sólo le estaba dando la bienvenida a la nueva.
- La bienvenida -repitió Negan-. ¿No pudiste escoger otro momento? ¿Tenía que ser mientras la señorita se estaba bañando?
El burro hablando de orejas -pensé.
- Negan, yo...
- No importa Gavin, ve al Reino ahora y exige nuestra parte del mes, ¿quieres? -dijo mientras ponía su bate con púas sobre su hombro.
- Claro Negan en este momento voy.
En ese instante no sabía si sentir miedo o agradecimiento. Negan me miró y cerró la puerta detrás de él. Bajé mi mirada mientras él se acercaba a mí despacio.
- ¿Estás bien, cariño? Gavin no te molestó, ¿o sí? Porque en estos momentos puedo darle su merecido.
- Estoy bien.
- Bien -dijo finalmente y antes de ir agregó-: Espero que este cómoda aquí. Tienes comida, agua, ropa... Si necesitas algo más puedes ir al almacén y pides lo que quieras con sólo decir mi nombre.
- Estoy bien así gracias. Creo que debería regresar.
- ¿Tan rápido?
- Me están esperando -mentí.
- ¿Adónde vas a regresar? -me lazó una sonrisa y lamió sus labios. No supe qué responder porque no tenía una respuesta a esa pregunta-. Entiendo. Si quieres puedes quedarte conmigo. Aquí tendrás todo. Yo puedo darte todo.