Día 871.1.

Hoy era el gran día. Sarah corría en busca de Dwight, pero no lo encontró. Le preguntó a un salvador que se encontraba en el camino y éste le contestó que se había ido con Negan y un puñado de salvadores hacia Alexandria, y que iba acompañado de Daryl.

Ella no podía creer lo que estaba escuchando.

¿Así que por fin lo va a dejar libre? -se preguntó-. ¿Por qué?

Sarah esperaba que Negan se hubiera cansado de castigar a Rick con tanto sufrimiento. O al menos tenía esa esperanza.

Ella esperó durante horas hasta la llegada del Salvador con bate de púas. Ella les vio entrar al Santuario. Allí estaba Daryl. Se lo estaba llevando de vuelta a su celda. Entonces no lo hizo -pensó. No podía esperar a que Dwight la fuera a buscar para llevarla con él.

- No creo que puedas verlo hoy -le dijo Sherry a sus espaldas.

- ¿Por qué lo dices?

- Escuché que tienen vigilado a Dwight.

- ¿Por qué?

- ¿No se te ocurre por qué?

- Imposible. Hemos sido muy cautelosos.

- Negan somos todos.

Dijo finalmente y se fue mientras se encendía un cigarro, dejando a Sarah desconcertada por su comentario. ¿Cómo es que ella sabía de sus encuentros secretos con Dwight? ¿Acaso ella sabía algo? ¿Acaso ella se atrevería a delatarla?

Luego escuchó un rumor que provenía de los pasillos y se dispuso a prestar atención.

- No puedo creer que la viuda esté muerta -era la voz de Negan.

- ¿Maggie? -dijo ella en voz baja.

- Sí, una lastima -dijo Simon.

- Yo quería traerla aquí y convertirla en mi esposa, pero así es la vida. Nunca podemos tener lo que queremos -dijo en tono burlón y ambos rieron, aunque había un mensaje oculto en sus palabras.

¿Realmente lo lamentaba?

Sarah, soltó unas cuántas lágrimas al escuchar que su amiga había muerto. No sabía que estaba tan enferma. Se encerró en su habitación y lloró hasta que se quedó dormida. Estaba devastada. Maggie le había salvado la vida cuando llegó a la prisión y después se convirtió en su amiga, su confidente. ¿Cómo no le iba a doler su partida?

Al cabo de unas horas Negan se apareció en su habitación. Ella estaba escribiendo en la máquina de escribir que él le había regalado. Estaba un poco inspirada en su nueva historia, eso la distraía de sus problemas y su sufrimiento; hasta que fue interrumpida por el tirano.

- No sabía que no sabías tocar -dijo ella con frialdad sin despegar sus ojos del papel.

- No necesito hacerlo -dijo él con prepotencia.

- ¿Qué quieres? Estoy escribiendo y me molesta que me interrumpan. Espero que sea algo importante.

- Yo siempre digo cosas importantes.

Ella puso los ojos en blanco y continuó escribiendo o al menos fingía que lo hacía, mientras que Negan se acostaba en su cama.

- Tengo una oferta que no podrás rechazar.

Ella se detuvo, se volteó sobre su asiento movible y lo miró interesada. Él la miró a ella de vuelta sabiendo que había llamado su atención y sonrió mientras se pasaba la lengua por los dientes con satisfacción.

Se levantó de la cama y se sentó. La miró con esos ojos oscuros e intensos que la hacían estremecer. Sabía lo que significaba esa mirada. Nada bueno podía salir de su boca cuando la veía de esa forma; era casi como si la estudiara profundamente.

¿En qué estaría pensando?

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