El diario del agua

Cap. 5: El guardián

—Okey —habló  Marcos arremangandose—. ¿Qué haremos?

Acababa de explicarle la situación a sus seres más cercanos, aunque Lilim ya estaba bastante al tanto. Candela fingía estupidez, puesto que si decía la verdad se haría un problema gordo, ya había mantenido demasiado la mentira, ya la verdad sería muy dolorosa. Marcos estaba lleno de adrenalina y enojo, quería terminar con eso de una vez. Gabriel intentaba seguirle el ritmo a lo que les decía. Uriel entendía todo, pero no quería meterse, no sabía cómo contribuir y lo cierto es que no tenía un gran plan para defenderse ni atacar.

—No haremos nada... no nos meteremos —declaró, se sentía impotente, pero era lo mejor que podía hacer, evitar que su grupo se metiera en problemas—. Nos estamos arriesgando demasiado, no estamos preparados para ningún enfrentamiento y lo sabemos.

El silencio le concedió la razón. Marcos tomó su mochila, se levantó sin decir una palabra, era de las primeras veces que realmente deseaba un enfrentamiento cara a cara con el enemigo. Lo cierto es que su hermana tenía la última palabra, ella era la que poseía El diario de secretos, no había forma de atraerlos.

Caminó hacia la puerta, escuchó unos pasos detrás.

—Hey, cariño —dijo una voz de hombre y luego se rió. No pudo evitar sonreír, volteó para ver a Gabriel.

— ¿Si? —intentó sonar fastidiado, internamente lo estaba, pero ese comentario lo hizo reír—. ¿Qué sucede? 

Mostró las llaves de la casa, las hizo sonar moviéndolas de arriba para abajo. Se acercó, abrió la puerta y lo hizo pasar, le llamó la atención ese extraño comportamiento.

— ¿Qué tienes planeado? —preguntó desconfiado.

—Te acompaño, cariño —se rió de nuevo—. Vamos juntos al colegio.

El joven asintió y comenzó a  caminar en completo silencio. El camino era algo largo, pero le daba el tiempo suficiente como para poder pensar.

<<¿Por qué Candy se ha rendido tan fácil? ¿Por qué no quieren seguir adelante? Es que acaso va a hacer más idioteces de las que ya hace, está sería peor que todas las demás.

Increíble, me sentía un mal hermano por haberla dejado todos estos años sola... no valía la pena sentirse mal por alguien que no lo valora, nunca fue capaz ni de decirme que me quiere... pero lo cierto es que yo nunca se lo he dicho, tampoco mis acciones lo han demostrado. ¡Soy un idiota y ella también! >>se agarró la cabeza con fuerza. << ¡Que bronca! Soy un hipócrita. Lo peor es que tiene razón, el enojo me ciega y me hace actuar de muy mala forma... pero al menos no soy como ella que es incapaz de reaccionar. Ya perdoné su decisión y entendí que ni siquiera yo estaba seguro de que haría si estuviera en su lugar, pero jamás le perdonaré que se rinda y no busque confrontar el problema>>

— ¿Te encuentras bien, tarado? —le preguntó Gabriel al ver su expresión de furia.

Levantó la mirada, estaba dándole muchas vueltas a un problema que no encontraría la solución.

—Sí, estoy bien —respondió cortante.

Su acompañante asintió y siguió caminando, Lilim sospechaba constantemente de que era un ángel, eso comenzaba a hacerlo sentir incómodo. Necesitaba un poco de espacio, estaba muy pesada por sus sospechas, sabía que no se equivocaba. Era muy lista.

La gemela estaba faltando al colegio, se veía demasiado cansada, al dejar el entrenamiento ella ya no tenía horarios para comer o dormir, así que se había vuelto un desastre. Barajaba teorías y venía acarreando problemas, así que la dejaban hacer lo que quisiera.

Le preocupaba el joven que caminaba a su lado, su cabello desordenado, sus ojos mostrando desesperanza y preocupación, parecía que las cosas empeoraron para él.

<<Déjame entenderte tonta >> pensó. <<Es la segunda vez que no entiendo lo que está pasando en tu mente.>>

<<Ojalá supiera qué es lo que te sucede, la única forma que me de cuenta es sellando el pacto contigo, pero no puedo desvelar mi posición, no aún >> se apenó Gabriel. Realmente quería ayudarlo, ese era su deseo desde que lo conoció... Ayudarlo.

Ambos se encontraban concentrados en sus cosas, caminaban bastante rápido. De un momento a otro el suelo comenzó a temblar. 

La alarma de los coches comenzó a sonar producto del temblor, Gabriel actuó rápido y tiró a Marcos contra la pared de una de las casa. No sabían a lo que aferrarse, no mantendría el equilibrio suficiente como para buscar un refugio. El albino hizo algo de presión con su cuerpo para que los cascotes que caían de la construcción no alcanzaran a herir al pelirrojo.

Varias partes de construcciones caían sobre él, lastimandolo, Marcos no pudo tolerarlo más y lo empujó para que dejara de ser herido para protegerlo. Gabriel cayó al piso, Marcos logró mantenerse estable y ayudarlo a pararse, lo empujó contra la pared.



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En el texto hay: mundos fantasticos, guerras magicas, aventuras magicas

Editado: 28.04.2020

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