Solo bastó que sus miradas se desviaran para que cuando las posaran nuevamente en su compañero, él ya no estuvieran. Creyeron que estaban desvariando así que no le dieron mayor importancia de la que pensaron que merecía.
—Creo que es momento de hablar —dijo Candela mirándolos con una sonrisa, les tendió la mano para que se puedan levantar.
—Siento que mi cabeza va a explotar —dramatizó Marcos.
—Puf —hizo el ruido de explosión Uriel, ambos comenzaron a reír.
La única callada era Candy, quien no parecía salir de su asombro.
—N-no lo entiendo aún —murmuró—. No entiendo por qué no nos dijiste nada, ni como llegaste hasta ese puesto, no logro comprender.
—Yo lo único que sé comprender es que primero, deberíamos entrar en la casa, segundo, ustedes dos, manga de traviesos, se metieron con el otro diario —les comentó con una sonrisa astuta—. Vamos adentro.
Los gemelos se miraron nerviosos, entraron sin chistar. Sabían que habían hecho algo malo y que tendrían consecuencias.
Subieron a la habitación de sus padres, estaban nerviosos, era hora de traslucir todo. Necesitaban mostrarse los problemas, dejar ver que a pesar de tener todo bajo aparente control, estaban realmente perdidos.
Tomaron asiento, intentando sentirse cómodos, aunque el ambiente era todo lo contrario, estaban expectantes de que alguien comenzara a hablar. Todos tenían miedos de cómo se verían ante los ojos de los demás.
Candela iba a abrir la boca, pero antes de hacerlo se levantó y abrió la puerta. Gabriel estaba por tocar la puerta, a su lado se encontraba Lilim, con una sonrisa ladina.
—Te dije que solo entraramos —le comentó al ángel mientras ingresaba a la habitación con un aire arrogante.
—Se debe pedir permiso —añadió él con algo de vergüenza, con un ademán Candela le permitió ingresar.
Ambos tomaron asiento junto a sus protegidos, quienes los miraban bastante extrañados.
— ¿Por qué están ellos aquí? —preguntó Uriel, se notaba aún más confundido que los gemelos.
—Lilim siempre supo que yo era la guardiana de secretos —respondió Candela tomando asiento, Gabriel abrió los ojos como platos.
—Te lo dije —añadió Lilim.
—Vamos a comenzar —la castaña tocó la campana hizo algo de sonido que poco a poco comienza a desaparecer—, así nadie nos podrá escuchar.
Hubo un silencio incómodo por unos segundos.
—Admitimos haber tomado el libro de la estantería secreta —dijo Candy—. Sabíamos que no debíamos, pero encontramos algo de utilidad.
—Chicos, no me enoja que lo hayan agarrado —ambos soltaron un suspiro de alivio—, sabía que lo harían aunque le pusiera 50 campos de protección, lo lograrían porque el diario Del Agua eligió a Marcos para ser su propietario, así como el diario de Secretos te eligió a ti —le explicó—. Lo malo es que ahora tienen que ser más precavidos.
—Bueno, podría comenzar a contarnos cómo terminaste siendo la guardiana del diario de secretos y demás —comentó Uriel.
Suspiró, era una historia bastante larga.
~Y~
La espada, esa jodida espada que tomó en un arranque de desesperación se suponía que no debía ser levantada por nadie. El guardián del diario de secretos debía ser alguien con un alma generosa y sabia, que sea sacrificada. No esperaba que una de sus nuevas hijas lo levantaran.
Ya no quedaba otra, su alma quedaba enlazada a ese baculo-espada, aunque no quisieran ella sería la guardiana real. Ahora debían prepararla para todo lo que se avecinaba.
~Y~
—Mamá y papá tenían el diario de Secretos —explicó—, les encomendaron que buscaran un guardián para el diario. El Instituto, La sociedad de las almas corruptas y, la que se llamaba en ese tiempo, El ejército de la llama oscura, estaba pisándole los talones a los escritores y le pidieron ayuda.
— ¿Por qué los perseguían? —preguntó Marcos.
Candela suspiró, se masajeó la sien y pensó durante unos segundos.
—Estaba visto como literatura prohibida. Además era el único diario que no tenía protección específica, era el diario más desprotegido. —Los presentes la miraron extrañado—. Hay cuatro diarios oficiales proveniente de la generación de escritores: El diario del agua fue el primero, seguido de El libro de la venganza, El diario de los susurros y El diario de secretos. Finalmente hay uno que no está verificado y se cree que con su aparición finalmente se cerrará la generación llamada "escritores".
— ¿Cuál es? —cuestionó Candy curiosa.
—No se sabe, lo llaman el diario secreto —comentó—. Nunca lo vieron, solo es un rumor. Se dice que si los cuatro diarios se unen aparecerá el quinto.
Se quedaron en silencio, era sorprendente la cantidad de información que recibían. Era algo reconfortante saber que su teoría no estaba muy alejada de la realidad. Sabía que había más diarios, solo no se esperaba que fueran tantos.