El diario del agua

Cap. 24: Un pergamino

— ¿Qué haces acá? —preguntó Candy confundida.

Estaba en un bosque oscuro, solo había sombras blancas, que la hacían ver el contorno de las cosas. Alrededor suyo se escuchaba una risa burlona, la cual se movía continuamente. Mr. Death la estaba molestando en sus sueños. No sabía si por qué, solo tenía claro que buscaba molestarla.

—Vine para ayudarte —dijo apareciendo como una sombra de lo que era, no se veían sus ojos, su boca o algún rasgo facial. Escuchó como chasqueó sus dedos. Con ese ruido aún retumbando en sus oídos apareció Marcos y Candela, con su traje de guardiana.

— ¿Qué pasa? —preguntó Marcos somnoliento e inquieto—. Che... ¿Estamos despiertos o dormidos?

—Dormidos, tonto—le respondió Candela—. Por cierto hermanita, que lindos sueños tenés —comentó mientras miraba su entorno.

—Sólo vine para darte un pequeño informe —hablaba divertido, como si que toda esa situación lo entretuviera—. La sociedad enemiga está buscándolos con desesperación, desde que su líder volvió están causando caos en La Morada de los vientos.

Lo miró confundida. Su informante se percató de que ellos solo eran humanos y no tenían conocimiento sobre temas como esos.

—La morada de los vientos es la tierra natal de su querido ángel Gabriel, de allí vienen todos —explicó como si que de niños pequeños se tratasen, aunque realmente eran niños.

— ¿Y cómo podemos ayudarlos? —preguntó la colorada.

—No muerdas más de lo que puedes masticar, Can —le recomendó su hermana, quien parecía entender más del tema—. Los temas de los ángeles son temas de los ángeles y no pedirán nuestra ayuda.

—Concuerdo con tu inteligente hermana —dijo Mr. Death, Candy resopló.

— ¿Por qué nos decís eso? — preguntó Marcos curioso. No podía creer que estuviera saboteando a sus compinches.  

—Sólo delato a nuestra competencia, no sabotería a los míos. No tenemos interés en ustedes... Por ahora —aclaró—. Cuiden de que sea así, me agradan. Sobre todo vos —la sombra le tocó la nariz a Candela de manera juguetona, un rastro de una sustancia seca y oscura quedó en ella que rápidamente desapareció.

—Yo lo único que veo es a un idiota —dijo ella molesta.

—No dejes que nuestros bandos interfieran en nuestro amor —dramatizo—. No me importa que tu luz, tan brillante, me queme, yo puedo aguantar con tal de verte sonreír.

Los gemelos se rieron, nunca esperaron que en una situación como esa ese hombre se pusiera a hacer cosas tan estúpidas.

—Te daré un puñetazo si te acercas más a mi —lo amenazó, la sombra hizo una reverencia.

—El sol no brilla en esta jugada, un buen soldado sabe respetar las órdenes de su comandante.

~Y~

Un pitido de fondo era lo único que escuchaba, había explotado, lo estaban arruinando todo.

— ¡Candy! —la voz de su hermano la llamaba, pero era demasiado baja, no lograba sobreponerse a ese ruido ensordecedor.

Miró a Guadalupe, la tierra caía a su alrededor, le decía algo, veía su boca moverse pero no lo entendía. ¿Por qué estaba tan alterada? No podía pensar bien, su cabeza tenía como una neblina en la cabeza que le impedía razonar.

Un cuerpo impactó contra el de ella, Uriel la estaba intentando sacar del peligro.

¿Qué peligro?

Miró su pecho, una sucesión de imágenes llegaron a su cabeza mientras el chico espada la llevaba, literalmente, en el aire.

—Can, estás muy distraída —la confrontó Belén antes de salir. 

Estaba mirando el calendario con mucha atención, tenía miedo de no llegar a tiempo, quería hacer las cosas lo más rápido posible, pero no planeó nada. 

—Am... no, tranquila —dejó de mirar el calendario y empezó a prestar atención a la carta que Belén le estaba entregando—. Estoy pensando en la misión solamente.

—Está bien —no confiaba en su respuesta—. Si necesitas ayuda con el plan, ya sabes que cuentas conmigo.

Abrió un poco la cara, miró a la joven y le sonrió intentando transmitirle confianza. 

—Sé que si tuviera problemas tácticos serías a la primer persona a la que acudiría junto con Guada —Belén sonrió feliz por lo que le dijo y se retiró de la habitación.

Seguía preocupada, le sorprendía que Lilim aún no hubiera ido corriendo a preguntarle que le pasaba. Suponía que estaba molesta porque ignoró su petición y utilizó la energía de Guadalupe para poder alimentar a todos. 

Miró la carta, era la respuesta a la carta que ella le había enviado a su maestra. Avisando de sus planes y de su misión. Había tenido que esperar en la plaza un rato y cuando vinieron a buscarla no subió a la camioneta, solo les entregó la carta.



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En el texto hay: mundos fantasticos, guerras magicas, aventuras magicas

Editado: 28.04.2020

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