— ¿Quién es...? —la pelirroja no pudo terminar de hablar, se había quedado literalmente sin palabras.
Su cabello se había cortado de forma uniforme para quedar justo sobre sus hombros, estaba mucho más pálida que de costumbre.
— ¿Te sientes bien? —preguntó Gabriel preocupado.
—No mucho. Últimamente me encuentro algo débil, algo está bloqueando mis habilidades, no puedo volar.
Candela miró a Gabriel y luego a su hermana, solo ellos la conocían lo suficiente como para saber si lo que decía era verdad o no.
Gabriel desconfiaba, se le notaba en el rostro. No estaba seguro si Candy no había logrado percibir la obvia mentira de la demonio o si estaba fingiendo.
Notó la sonrisa extraña que se formaba en los labios de la joven, su cuerpo temblaba.
—Me alegra que estés bien, he estado tanto tiempo despierta y comenzaba a sentirme nerviosa, pensé que lo habíamos arruinado —hablaba sin parar y se reía compulsivamente—. Quizás es por tanto tiempo sin dormir, ya sabes, 27 horas, pero creo que todo está un poco borroso.
Marcos se levantó preocupado y la ayudó a sentarse en la cama.
—Creo que deberías dormir... —le propuso el pelirrojo sentándose en el borde de la cama con mucha preocupación. El resto sentía que se había perdido de algo. Si no recordaban mal Candy había dormido esa noche.
—N-no hasta que ella esté bien —se negó.
—La ausencia de sueño te hará mal —habló Candela preocupada.
Entonces Gabriel entendió lo que pretendían, solo Lilim tenía el lazo para hacerla dormir y eso era imposible de fingir. Al parecer la impostora no había logrado entenderlo, así que se acercó lentamente y susurró a su oído:
—Deberías hacerla dormir, aunque sea por la fuerza.
La impostora asintió, se acercó a la chica que reía nerviosa y le habló al oído.
—Good night —dijo en un susurro haciendo que la marca que ambas compartían resplandeciera con un tono azulado y la joven perdiera la consciencia en sus brazos.
En la sala se encontraban sorprendidos, algunos aturdidos por la repentina reacción de esos cuatro. Lilim la levantó y se dirigió a la habitación con la joven en sus brazos.
—La llevaré conmigo para que descansemos
~Y~
— ¿Te das cuenta que haces esto en vano? —preguntó Luz.
Llevaba un buen rato en la cama, al parecer se había aburrido de estar tanto tiempo hamacándose. Sentía que fue lo suficientemente considerada para mantenerla con algo entretenida.
Estaba agitada por tanto esfuerzo que había hecho en un intento de liberarse. Intentaba recuperar un poco de energía y después seguir intentando.
—Tengo que hacerlo —respondió entre jadeos.
—No te entiendo. Dices que nada y nadie te importa, pero estás desesperada por salir. Si Lea se equivoca simplemente volverá aquí y te devolverá el dominio del cuerpo. ¿Cual es el apuro?
La demonio se quedó en silencio, mirando hacia arriba.
—No quiero que destruya todo lo que amo —murmuró triste.
Luz se quedó en silencio, bastante sorprendida por su respuesta tan sincera.
— ¿Los quieres? —preguntó con curiosidad. Esa estúpida pregunta la hizo exasperarse.
—Ellos me hacen feliz, a eso me he dedicado desde que fui liberada, a ser feliz junto con mis compañeros. A veces me ponen de mal humor o en problemas, pero no dejan de hacerme sentir bien. —Nunca había visto a Luz tan seria—. Siento que por primera vez encontramos un lugar al cual llamar hogar...
La humana se levantó, se acercó a la puerta de su jaula se abrió la puerta, la demonio se quedó impresionada mirando como la humana salía de ese lugar en el que llevaba años.
— ¡¿Si podía salir antes por qué no lo hiciste?! —preguntó Lilim sorprendida.
—No hubieras confiado en mi. Llevo siglos intentando convencerte de que no soy mala, nunca te robé el dominio del cuerpo, nunca influencié en ninguna decisión que tomaras, pero me pusiste en la misma bolsa que Lea. Si no salí es porque esperaba que algún día esto pasara —le explicó mientras se acercaba a ella—. No tengo dones mágicos como ustedes, por lo que necesito ser más inteligente que ustedes, solo por eso logré escapar.
Se acercó a la demonio con una sonrisa.
— ¿Y por qué te liberas ahora? —cuestionó.
—Porque encontramos un lugar en donde ser felices y no quiero perderlo.
La cadena cedió en cuestión de segundos. Luz le indicó a dónde debían ir para poder ver lo que estaba haciendo Lea, ya que sería bastante difícil sacarle el dominio estando consciente.
—Esperemos que nada malo suceda —susurró la humana en su oído. Ambas deseaban lo mismo, que eso acabara.
~Y~
Despertó al escuchar gritos, no tenía ni la menor idea de lo que estaba sucediendo, se escuchaban cosas extrañas. Se levantó algo adormilada, intentaba despabilarse del todo pero no lo lograba.