El diario del agua

Cap. 37: La teoría del caos

Escuchaba como Marcos y Candela se preparaban para irse a una nueva misión, la cual había sonado demasiado urgente, por lo que no se preocuparon en despedirse de ella. Se suponía que volverían pronto.

Se estaba sintiendo particularmente mal, había dormido toda la noche abrazada a Lilim, había tenido mucho tiempo de perder a su amiga y ahora no quería soltarla por ninguna razón.

—Estás temblando mucho —dijo la demonio despertando, tocó su frente, estaba hirviendo—. Iré a despertar al resto...

—No hace falta —murmuró—, pronto me sentiré mejor, solo quiero dormir.

—No le creas —le susurró Luz—, ve a buscar a  José...

Suspiró, sabía que la humana tenía razón, esperó que su protegida se durmiera y llamó a José y María sin moverse de allí. La joven estaba abrazada a su brazo y no paraba de temblar.

~Y~

—Candy, deja ese jodido libro —le pidió Seta nervioso, era muy temprano, recién estaba bajando su temperatura y solo quería que se quedara quieta o descansara.

— ¿Te molesta que lea? —preguntó bufando.

—Me molesta que prefieras leer... —miró el libro que la joven tenía en las manos—, "la... teeeoría de...el caos", antes que descansar —respondió sacándole el libro de las manos y acomodando las sábanas.

—Me alegra que estés aprendiendo a  leer —dijo sonriéndole—. Pero realmente es un libro interesante. ¡Al menos dejame seguir estudiando lenguaje de señas! —hizo puchero, el joven se negó.

—Necesitas descansar, podrás hacer lo que quieras cuando los adultos vengan para acá, ¿si? —la chica asintió y se acomodó para dormir mejor.

Del otro lado de la puerta, José, María, Luis, Lilim y Nina se encontraba allí. Estaba molesta, principalmente porque solo se fue un día por problemas, y ahora se enteraba del desastre que pasaron con Lilim y el estado de Candy.

—Tenemos que decirles a Candela y Marcos —insistía Guadalupe.

— ¿Para qué? ¿Para que vean como la vida de su hermana se va y no pueden hacer nada? —cuestionó Lilim, podían notar la frustración, desde ese problema se veía mucho más expresiva—. Yo, yo no pude hacer nada...

—No podemos mentir —habló María—, logramos mejorar la relación y la confianza. No podemos perder eso ahora.

—No es el mejor momento para hacerlo —dijo Luis—, van a desconcentrarse de la misión.

Se quedaron unos minutos en silencio, meditando sus opciones, realmente eran reducidas. Miren por donde lo miren, estaban en problemas.

— ¡Candy despierta! —escucharon los gritos del chico que se suponía la estaba cuidando.

Todos entraron a la habitación lo más rápido posible, se encontraron con la joven muy sonrojada y temblando. Guadalupe la destapó para que su temperatura no subiera demasiado, notó que sus pies estaban jodidamente blancos, como si que fueran papel. Poco a poco esa blancura subía.

No podía distraerse con ese detalle. José le puso el termómetro a la joven. Se quedó mirando su rostro, tenía los labios morados y no dejaban de moverse por el frío.

—39.9 —dijo con su rostro lleno de preocupación, puesto a que seguía subiendo. Se escuchó el pitido característico—. 40.1 C.

Uriel llegó volando rápidamente con una bolsa de hielo y se la tiraba encima la pelirroja, quien tomó aire con fuerza y abrió sus ojos como platos. Había recuperado la consciencia.

Los presentes lo miraron sorprendidos, nadie se esperaba que reaccionara así, había sido el movimiento clave en el momento indicado.

— ¿Cómo...? —preguntó Seta mirándolo incrédulo, parecía haber ayudado.

El joven, caminó con aire digno de una diva frente a todos.

—Este grupo es un conjunto de genios. Entre estrategas, improvisadoras, médicos, atletas, manipuladores, actores y demás, en algo tenía que resaltar yo. Estar listo antes que todos ustedes, tontos —comenzó a recoger los hielos que se cayeron de la cama para tirarlo sobre ella—. Tengo varios paños húmedos y otros congelados para ponerle por si sigue subiendo la fiebre.

Hizo una pausa, miró a los presentes, desde el ático podía escuchar todo lo que ellos hablaban.

—Hay que decirle al falso menorcito y a Cande lo que está sucediendo —hablaba firme. Internamente se repetía que debía adoptar la postura que utilizaba Candy al hablar para poder inspirar confianza y que los demás lo escucharan—. Sé que puede traer un problema, que su misión salga mal, pero es un riesgo que debemos tomar.

— ¿Con qué motivo? —preguntó Luis mientras veía como José le tomaba la temperatura a su sobrino.

—El diario del agua... Marquitos me dijo que allí tenía la investigación de miles de objetos y plantas. Podría estar la cura en sus páginas. Solo él puede leerlo, necesitamos saber lo más rápido como curarla.



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En el texto hay: mundos fantasticos, guerras magicas, aventuras magicas

Editado: 28.04.2020

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