El Diezauno

CAPITULO DIECISÉIS

Hannah y yo nos encontrábamos en el despacho del comandante Isidris. No estaba el subcomandante Hugo. En su lugar, se hallaba el doctor-científico Max.

—Os he llamado para comunicaros que el Programa de Recuperación Esencial ha fallado. No hemos creado un nuevo Diezáuno —dijo el comandante con seriedad—. Y hemos perdido una vida valiente, valiosa y audaz. Siento que ayer no os dejara despediros de vuestro compañero, pero no queríamos que vuestras emociones modificaran su decisión. Sin embargo, no todo está perdido. Aún nos queda un as bajo la manga: ESTERA.

—¿Qué es ESTERA? —pregunté con seriedad.

—ESTERA es una organización secreta que nace en Madrid bajo el nombre del CSN.

—¿Qué es el CSN, señor? —preguntó Hannah con curiosidad.

—El CSN es el Centro de Seguridad Nuclear. Bajo sus instalaciones se encuentra la organización ESTERA —dijo el doctor-científico Max—. La organización ESTERA tiene varias finalidades, entre ellas la de crear una estrella lo suficientemente pequeña como para formar un Diezáuno. Ahora sabemos que el Árbol nació de un impacto, porque germinó un brote tras el estallido de la unidad cuatro; sin embargo, al cabo de unas horas el brote desapareció. Es por esto que recurriremos a la creación de una estrella, para plantarla y que esta germine. Se nos acaban las ideas —dijo el científico tras un suspiro.

—¿Hay algún riesgo? —preguntó Hannah.

—¿A qué clase de riesgo te refieres, Hannah? —preguntó el comandante.

—A que haya que sacrificar vidas inocentes para que se logre el objetivo —dije.

—No. No es necesario sacrificar vidas inocentes. Además, lo de ayer fue un hecho inesperado. Era Lucía quien debía pilotar la unidad cuatro, no Fausto. Pero bueno, está ESTERA. ESTERA es nuestra única oportunidad de que todo vuelva a la normalidad —contestó el comandante.

—ESTERA lleva trabajando días y noches bajo las órdenes del subcomandante Hugo, experto en energía nuclear, desde que las ramas del Diezáuno comenzaron a caer. Y tras días investigando sin descanso, y con la ayuda de ODAD, estamos consiguiendo crear una estrella diminuta a partir de las ramas del Diezáuno —dijo el doctor.

No dijimos nada, hasta que recordé la conversación que tuve el día anterior con Hannah acerca de Sueño y Luz. Di un paso al frente y les pregunté para cerciorarme de si sabían que Luz y Sueño eran adeles.

El comandante Isidris me preguntó por qué decía eso. Hannah dio otro paso al frente para comunicar que ayer ella y yo estuvimos hablando del adel Destrucción. Continuó diciendo que, cuando se encontraron con el mencionado, este comentó cómo era posible que ellos dos siguieran con vida cuando sus hermanos los habían dejado malheridos.

El comandante preguntó adónde queríamos llegar, pero antes de que Hannah dijera nada, él mismo cayó en la cuenta de que queríamos decir que esos dos eran adeles. Hannah y yo contestamos afirmativamente, y él, sin dudar, preguntó lo siguiente:

—¿Cómo estáis tan seguros de que es así?

—Porque Destrucción, el primer adel que vimos, dijo a nuestras unidades, antes de que estas perdieran el control, cómo era posible que siguieran con vida —contesté.

—No. Dijo: «Deberíais estar muertos. Yo y el resto de adeles os destruimos» —habló Hannah.

—Ya veo que vuestro temor es saber también si la vida acabará o no —dijo el comandante con calma—. Ese es el miedo que yo tengo. No os voy a engañar. Sin embargo, debo deciros que no sé a ciencia cierta si las unidades uno y dos son adeles (las comunicaciones se cortaron cuando sucedió el contacto con aquel otro adel). Pero puedo decir que son muy sospechosos sus tamaños. También debo deciros que he buscado información sobre las unidades uno y dos y no encontré nada sobre su origen, salvo que, cuando fueron encontrados, pidieron a los hombres que revistieran sus cuerpos con la frietzchio.

—¿Por qué? —preguntó Hannah.

—Para evitar que sus almas escaparan. Estaban realmente heridos, y antes de que perdieran el conocimiento pidieron eso, pues si morían, nacerían la oscuridad y las pesadillas entre nosotros. Hicimos caso por miedo. Y ahora queremos encontrar la manera de volver a la Gracia Primigenia, que es aquella en la que el hombre carece de mal.

—¿Entonces el Programa de Recuperación Esencial no es un plan para mantener la vida? —cuestionó Hannah.

—Sí. El Programa de Recuperación Esencial, o de reestructuración, tiene dos posibilidades: una, que volvamos al origen sin mal; o dos, modificar nuestro origen para ser algo nuevo, algo mejor. Pese a tener dos posibilidades, la finalidad es eliminar la maldición que ha caído sobre la vida del ser humano.

—Así que esa es la finalidad: eliminar esa maldición. Es buena idea, porque las personas últimamente se están volviendo locas —dije.

—Y tanto que se están volviendo locas —intervino el doctor tras un suspiro—. Si estáis informados, os habréis enterado de que ha habido una ola de asesinatos por toda la ciudad. No estamos bien. Hay maldad también. Si esto sigue así, será el hombre quien se destruya a sí mismo —dijo el doctor.

—Es por esto que, en cuanto esté lista la estrella y logremos estabilizarla, procederemos a lanzarla desde la estratosfera para intentar simular un nuevo impacto y así crear un nuevo Diezáuno —dijo el comandante.




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