Luego de años Marian, los infiltrados y los humanos que lograron escapar al genocidio ocurrido en Super Tierra con los hombres insectos, estaban nerviosos, ya tenían a la vista la Tierra, sobre todo Alberto que ahora estaba con la angustia de si sus padres habían quedo en su planeta natal, y en qué condiciones estaban.
— Tranquilo mi niño, todo estará bien.
— Lo siento mamá, tengo miedo ¿Y si todavía están vivos, como estarán? Por lo poco que sabemos pueden ser como monstruos, tal vez ni siquiera puedan reconocerme, me fui de la Tierra cuando era niño.
— Si no te recuerdan, te presentas y listo, hola soy Alberto su hijo, un hombre brillante, muy guapo — Marian le sonrió para darle ánimos.
— Tienes razón mamá ¿Cuánto falta?
— En tres días llegaremos, hemos tratado de contactar con posibles sobrevivientes, pero nada.
— Quizás sus implementos se echaron a perder y no tenían para repararlos, no creo que todos hayan muerto ya.
— Debe ser eso.
— Tiene que haber gente viva todavía. Solo han pasado 26 años desde que nos fuimos.
Cuando aterrizaron en el planeta, todo se veía desértico, quemado, con un color rojizo, trataron de contactar a alguien por radio de nuevo, pero no obtuvieron respuesta. Enviaron naves aéreas, pero no vieron personas, y las edificaciones estaban en ruinas, era un planeta sin vida, buscaron con los sensores térmicos, pero no encontraron nada tampoco.
— Tal vez estén bajo tierra, y por eso no los detectamos.
— Las naves han estado usando el sistema de altavoces, si alguien nos escuchó debería haber salido. Lo siento Alberto, yo también esperaba que hubiera personas vivas todavía.
Una semana después encontraron un sitio en un acantilado donde pudieron resguardarse, cerraron la entrada y empezaron a hacer las dependencias para todos. A un mes ya habían empezado a realizar los experimentos al aire libre para tratar de fortalecer la capa de ozono, y así poder dejar de usar los trajes para salir a la intemperie, que eran incómodos y pesados.
Tres meses después ya todos estaban contentos de haber vuelto, el lugar donde soltaban el gas que ayudaba a la capa de ozono empezó a surtir efecto, ya la radiación era más débil.
— En un año podremos salir sin protección — Alberto todavía tenía la expresión triste.
— Gracias cariño, lamento que no hayas podido encontrar a tu familia.
— No te preocupes, mi familia eres tú y Tomas, él fue quien me crio.
Esa noche el lugar sufrió un ataque, por suerte los guardias estaban pendientes, y lograron repelerlos, los seres que quedaron muertos fueron alguna vez humanos, ahora eran prácticamente llagas sangrantes, el dolor al moverse debe haber sido tremendo.
— ¿Por qué nos atacaron? No les hicimos nada, no debimos dispararles.
— Alberto, si no eran ellos éramos nosotros, hemos sobrevivido a tanto. No los iremos a buscar, solo nos defenderemos, es lo que debemos hacer por los demás que trajimos.
— Tienes razón papá.
Unas semanas después, al anochecer, un ser se plantó frente al lugar y gritó a todo pulmón a los llegados del espacio.
— Soy Manuel, el presidente de la humanidad ¿Quiénes son ustedes?
Tomás y Marian salieron, él con traje, ella sin protección, los rayos no le hacían nada a su piel sintética.
— Somos los sobrevivientes de quienes viajaron a Super Tierra.
— Ya veo ¿Ustedes son los dirigentes?
— Sí, somos los líderes elegidos democráticamente. Los buscamos a ustedes desde que llegamos, pero no vimos nada ni respondieron a nuestras llamadas ¿Por qué mandó a atacarnos?
— No sabíamos quiénes eran, no escuchamos nada, vimos que habían llegado del espacio y se estaban instalando, pensamos que eran invasores ¿Qué hacen aquí?
— Super Tierra estaba habitado, los insectoides nos atacaron, solo nosotros sobrevivimos, por eso volvimos.
— ¿Qué pasó con Sofía, mi hija?
— Ella murió en el ataque — Tomás no quería decir todo lo que había pasado, algo en el otro le preocupaba.
— Pensé que la cuidarías Marian, que mala madre fuiste.
— ¿Cómo sabes mi nombre?
— Eres mi esposa.
— Eso es imposible, yo soy un...
— Jajaja todavía no descubres nada, mejor, ahora quiero que se vayan, este "ambiente" no es para ustedes, si siguen aquí nadie quedará con vida. Vuelva a Super Tierra, les daremos lo que necesiten, váyanse lo antes posible.
— Espera, dijiste que estábamos casados ¿Cómo pudo ser si soy un robot?
— Váyanse — se dio vuelta y se perdió en la oscuridad.
Cuando entraron contaron a los dirigentes el encuentro, pero sin los detalles sobre lo que dijo el hombre sobre Marian.
La comunidad decidió armarse y prepararse para el ataque, que seguramente ocurriría pronto, Tomás, la robot y Alberto quedaron solos, recién entonces los padres le contaron todo a su hijo.
— No tiene sentido lo que dijo — se cuestionaba Marian — ¿Antes del problema del ozono se casaban los humanos y los robots?
— No lo creo, estoy muy confundido, hijo ¿Puedes entrar en el sistema de tu madre, y ver si hay más información en su memoria? Tal vez este bloqueada.
Lo intentaron, algo estaba efectivamente encriptado, pero no pudieron leerlo.
— Si sigo mamá, todo tu sistema se borrará, está muy protegido, si accedo a la información "morirás".
— Entonces si hay algo oculto, debo saber que es. Esto no tiene sentido, sabía que Sofia estaba a mi cargo, dijo que era "mi hija".
— Si eres un robot, ella debe sido de otra mujer, y tú solo la criaste.
Marian pasó toda la noche vigilando, dándole vueltas a lo que escuchó, hasta que no puso más, aprovechando el ocaso, se preparó y salió decidida a descubrir la verdad o morir en el intento, no podía seguir con esa incertidumbre.
Siguió los rastros que encontró, además de Manuel hubieron muchos más que lo habían acompañado, camino tanto que perdió la cuenta del tiempo, por suerte no necesitaba comer, beber ni dormir, al fin vio que las huellas se perdía bajo una gran roca, entró, la oscuridad la cubrió, todo estaba muy tranquilo, revisó el piso, muchos rastros llegaban y salían de ese lugar. Al salir de un pasillo en la roca, vio un lugar inmenso, había gente caminando, y en unos edificios.