Después de una gran guerra entre varios países, gran parte de los humanos perecieron en el conflicto... Madrid-España, calle castellana, tendido en el suelo, Joel se despierta y mira a su alrededor, y dice al verse las manos:
— Si esto... ¿esto es la realidad?, ¿o será que estoy muerto?... no, parece que no. Todavía estoy vivo. ¿Porque me he quedado en la tierra? ¿Porque no me fui con los demás?... ¡papá!, ¡mamá!... parece que ellos si se fueron... el mundo está acabado y yo me he quedado aquí.
En ese instante, Joel se levanta y mira a muchas personas en el suelo, las cuales están sin vida. Y sigue diciendo:
— Yo sabía que en cualquier momento iba a pasar esto. Muchas cosas han pasado en la tierra. ¿Qué me ha sido lo que me desvió del camino?... debe ser algo que no cumplí a cabalidad, ¿pero que fue? No entiendo, si yo amo a Dios sobre todas las cosas. Y no he nombrado su nombre en vano, he honrado a mi padre y a mi madre. No he robado. No he codiciado a la mujer del prójimo. No he matado, me cuide mucho de no mentir... no he codiciado los bienes ajenos, he guardado el día de reposo, no recuerdo haber cometido actos impuros... también he perdonado de corazón a mis enemigos, he sido un buen hijo, y muchas cosas más, no sé en qué he fallado... pero definitivamente he fallado en algo, porque me quede aquí. En este mundo dónde ya hiciste la tribulación.
En ese momento, Joel se arrodilla y pone su mano al cielo, y le dice a Dios:
— Oh, Jehová, perdóname por mis pecados. Si tenía un velo en mis ojos que hacía no viera más allá, perdóname. Yo quiero irme contigo... oh gran señor, perdóname Dios, perdóname.
Joel comienza a llorar y queda de rodilla orando por su alma, hasta que saca fuerza, y se levanta, y dice:
— Yo no me voy a rendir, yo quiero reivindicarme. Y salvar mi alma. Y sea lo que sea, luchare hasta el final por ser perdonado. No me voy a rendir, yo soy un hijo tuyo Jehová. Y no me voy a rendir... necesito otra oportunidad...
En ese instante, Joel camina salvando a muchos muertos. Y comienza a mirar hacia todos lados. Y no ve movimiento de ninguna persona, y pone sus dos manos en su cabeza y recuerda los buenos momentos que la pasaba con su familia, momentos que asistían a la Iglesia, momentos que compartían en los paseos...
Joel sigue caminando, y se pone a cantar:
— Renuévame, señor Jesús, ponen mi tu corazón... renuévame, señor Jesús, ponen mi tu corazón... porque todo lo que hay dentro de mí, necesita ser cambiado señor... porque todo lo que hay dentro de mi corazón, necesita más de ti, necesita más de ti...
Joel para de cantar y mira el cielo, el cual ha cambiado desde la última vez, y dice:
— Rendirme no es una opción...