El Disfraz De La Realidad

V

Yo me dejaba llevar por el salón, si aquello era solo la fiesta de compromiso, no podía imaginarme cómo sería la celebración de su boda. Ni los duques ni mis tíos habían escatimado en gasto alguno, aquella celebración podría haber sido el compromiso de los príncipes.

-¿Cómo se atreve a presentarse aquí?- gruño mi abuela.- Salvaje …- Yo mire en la dirección en la que ella lo hacía y me topé con un precioso pelo pelirrojo… mi abuela hablaba de mi señor MacMin.

-¿Habla usted del señor MacMin?- pregunté confundida.

-¿De quién más podría hablar? – dijo irritada.- Ese escocés no es digno de pisar el suelo de nuestra casa.

-¿Por qué?- pregunté con curiosidad.

-No tengo porque explicarte las cosas, además dudo que las entiendas.- Respondió altanera. Yo hice oídos sordos a sus formas y me percaté de que el sujeto de nuestra conversación se acercaba a nosotras.

-Buenas noches, Señora Sant, señorita Sant.- Saludó cortésmente.

-Buenas noches Señor MacMin- Respondí al percatarme de que mi abuela no pretendía hacerlo.

-Me concedería el honor de bailar conmigo mylady.- dijo extendiendo su mano hacia mí.

-Siento comunicarle que mi nieta no bailará hoy con nadie, se torció esta mañana el tobillo.- dijo sin siquiera dirigir su mirada al señor MacMin. Este me miro interrogante.

-Gracias por tu preocupación abuela.- dije mostrando mi mejor sonrisa.- Pero no me duele en absoluto el tobillo, por lo que será un placer bailar con usted señor MacMin.

Nos alejamos rápido de allí antes de que mi abuela pudiera intervenir de nuevo. No podía creerme lo que acababa de hacer… ¡había desobedecido a mi abuela!

-¿Qué le sucede a tu abuela?- Me preguntó MacMin una vez el baile comenzó.

-No tengo idea.- Mentí.- Pero supongo que después de esto me prohibirá volver a verte.

-Siempre me han gustado los amores prohibidos.- respondió haciendo que me diera un vuelco el corazón y mis mejillas se colorearan ¿Era acaso amor lo que sentía por él?- Además, por lo que he podido comprobar a las mujeres también.- Añadió rompiendo la magia del momento.

-No sé qué decir.- respondí un poco seca. La verdad esperaba que él se disculpara por su arrebato del día de la ópera, pero no hizo alusión alguna a ello.

El baile concluyó y muy caballerosamente él me devolvió al lugar que había ocupado minutos antes junto a mi abuela. Ésta no pareció nada contenta, por ello tras asegurarse de que no habían oídos indiscretos cerca volvió a hablar.

-¿Cómo te has atrevido a desobedecerme niña ingrata? Como vuelva a verte con ese hombre da por finalizada la estancia en casa de tus tíos.

Aquellas fueron las últimas palabras que mi abuela me dirigió en semanas, hasta que se desató el escándalo y encontró un nuevo motivo para humillarme.

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¿Qué si pensaba arriesgarlo todo e ir tras él sin dudarlo ni un momento? Claramente la respuesta era sí. En Inglaterra no me quedaba nada, la elección era sencilla, o me recluía en mi casa hasta convertirme en una solterona o iba tras él. Era cierto que nada me unía al señor MacMin, apenas si habíamos compartido un par de besos y la verdad no lo conocía, pero él había hecho el ofrecimiento y en esos momentos era el único refugio al que podía acudir.

Después de los últimos acontecimientos mi abuela me había dado totalmente la espalda y mis tíos ya no parecían estar tan conformes con mi estancia junto a ellos. A pesar de todo, no me arrepentía de haber encubierto a Luz, sabía que ella no podría haber soportado esta humillación, y yo estaba más que acostumbrada a ella. No obstante yo hubiera deseado que mi prima en la intimidad me hubiera dado las gracias, tampoco esperaba que les revelara la verdad a sus padres, pero teniendo en cuenta que había tirado mi futuro por la borda por ella… Un gracias no me parecía nada fuera de lugar



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En el texto hay: escocia, epoca victoriana, amor

Editado: 22.01.2021

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