El Disfraz De La Realidad

VI

Tan solo habían transcurrido una semana desde que el gran escándalo salió a la luz, pero parecía que aquello perteneciera a la vida de otra persona, y yo todavía no era del todo consciente de los hechos y sus consecuencias.

(Una semana antes, baile de los condes de Trich)

- Siempre tendrás un lugar en mi casa, los clan McMin te recibirán como a una más. – Me susurró  French tras escuchar mi negativa de fumarme con él.

- Gracia….-Dije haciendo un gran esfuerzo para contener las lágrimas, estaba segura de que no lo amaba, pero le quería, se había convertido en un gran amigo y confidente, y su partida me dolería.

- ¿Estás segura…..? Gloria podríamos ser muy felices, en Escocia no son tan remilgados, allí podremos más que besarnos y nadie nos dirá nada.- Añadió acariciándome el cuello.

- No seas descarado, sabes que las normas existen por alguna razón….- La verdad es que yo apreciaba mucho a French, pero no era capaz de imaginarme una vida junto a él, era amable, simpático, descarado, apuesto… en fin , todavía intento averiguar porque no podía decirle que sí.

-Ya -Dijo algo desilusionado.- Supongo que para ti lo son todo. -Dicho esto se inclinó y depósito un beso en mis labios, apenas un roce, brevedad que agradecí, puesto que cuando los besos eran húmedos me daban ganas de escupir después.- Adiós mí bella dama.

Lo vi desaparecer entre las estanterías y me dejé caer, nunca algo me había hecho sentir así de mal, algo en mi interior se desmoronaba, tras tantos encuentros consideraba a French un amigo íntimo y sabía que después de aquello quizás no volviera a verlo.

Escuche como la puerta de la biblioteca volvía a abrirse.

-Será la última vez….- escuche que decía la voz de una mujer.

- Lo sé .. lo sé….te encanta repetirme que ahora eres una mujer prometida…-No podía ser cierto aquello, estaba presenciando el encuentro de dos amantes.

- Tú eres tan…- la voz de aquella joven se vio interrumpida por un jadeo…

-Oh Luz… - Exclamó el hombre.

-¡¿Luz?! – Tan pronto como aquello salió de mi boca me la tapé con las manos, deseando no haber sido escuchada, pero el silencio que me siguió fue un claro indicio de que me había delatado.

-¿Quién está ahí? -Viendo que no tenía ningún sentido continuar escondida salí de detrás de las estanterías, encontrándome con una escena un tanto escabrosa para mi inocente mente. Mi prima tenía el recogido desecho e intentaba volverse a colocar correctamente la parte de arriba de su vestido, mientras que el caballero que la acompañaba tenía su pecho al descubierto.

-Prima, esto no es lo que parece.- Corrió a decir Luz.- Pero pronto su voz se vio acallada por la de unas mujeres que se acercaban peligrosamente a la puerta de la biblioteca.

Yo no intuí lo que sucedería si nos encontraban en esa situación, pero al parecer Luz si lo hizo, porque en un segundo corrió a ocupar mi lugar entre las estanterías para permanecer oculta ante los ojos de aquellas mujeres que un segundo después entraron por la puerta. Y sin comerlo ni beberlo, pase a ser para todos una desvergonzada.

 

A penas si recuerdo lo que sucedió después, una de las mujeres se desmayó ante la presencia de aquel joven semidesnudo, pronto apareció mi tía y su cara se puso blanca como la leche. Salí de aquel baile casi a empujones y al llegar a casa me condujeron directamente al despacho de mi tío.

-¿Cómo has podido?- Preguntó mi tía sin dejar de abanicarse.

-Yo te lo digo…- respondió mi abuela con malicia.- Es una buscona, como lo era su madre.

-No consiento que insulte a mi madre.- Exclamé.

-¿Qué tú no consientes? Creo que esta noche ya has hecho suficiente, eres una cualquiera.- Y dicho esto mi abuela salió del despacho.

-Tío-dije volviéndome para mirarlo a la cara- Le prometo que las cosas no son lo que parecen, yo no conozco a ese hombre, entre en la biblioteca y me lo encontré, no he hecho nada malo. –Él pareció creerme, pero la voz de mi tía lo volvió a colocar en mi contra.

-Sea cierto o no lo que dice, has sido deshonrada, el caballero con el que te han encontrado es una de los más libertinos de todo Londres, el señor Jacson. ¿Qué vamos a hacer? Como el señor Surfut retire su oferta de matrimonio, no solo habrás destrozado tu vida, sino también la de Luz.

-Tía-dije algo desesperada- De veras que siento mucho el malentendido, pero… quizás si hablamos con el tal señor Jacson pueda desmentir los hechos.

-Nadie lo creerá, pensará que solo lo hace para protegerte- Mi tía parecía al borde de la histeria.

Tras unos minutos de silencio mi tío hablo, y sus palabras me golpearon de tal manera que se me cortó el aliento.

-Si mañana no aparece ese caballero con una oferta de matrimonio tendré que retarlo a duelo.



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En el texto hay: escocia, epoca victoriana, amor

Editado: 22.01.2021

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