El Disfraz De La Realidad

VII

-Kate sabes igual de bien que yo que si realmente es ella no podrá irse de aquí.- dijo la voz del Laid.

-Me da igual lo que diga la estúpida profecía, no puedes retener a la muchacha en contra de su voluntad.

-Kate, siento decirte que aquí el que manda soy yo.- dijo con firmeza.

-Y yo siento decirte que tu puesto es permanente, te recuerdo que sois tres MacMin y cualquiera podrá convertirse en el verdadero Laid.

Oí un gruñido como respuesta e intenté dar sentido a lo que había escuchado. Si la muchacha de la que hablaban era yo… eso quería decir que ese estúpido Laid no me dejaría marchar, hecho que en realidad me beneficiaba enormemente. No obstante, habían dicho un par de cosas que me descuadraban, porque si el señor MacMin no era el verdadero Laid, porqué se portaba como tal… y que diría aquella profecía.

-Me han dicho que me esperaba.- Dije entrando al salón. El señor MacMin frunció el ceño al verme entrar.

-Sí, la llevo esperando tres días- dijo en tono de reproche.

-Siento si mi malestar le incomoda, la próxima vez le diré a mi cuero que no se canse después de estar dos semanas de viaje sin apenas probar bocado.- Mis palabras parecieron sorprenderle, pero en un segundo su cara recupero su dureza habitual.

-Tiene que acompañar a la señora Kate a un sitio.- dijo dándose la vuelta y marchándose.

-¿Tanta prisa para esto? –Dije malhumorada en dirección a la señora Kate.- Disculpe… no quería hablarle mal a usted.- Añadí al darme cuenta de mi horrible tono de voz.

-No te disculpes querida.- respondió tomándome del brazo y guiándome por los diferentes pasillos del castillo hacia el exterior.- Daimon tiene muy mal humor últimamente. Pero dime… ¿cómo te encuentras? El estado en el que te encontramos deja mucho que desear, y viendo tus modales yo diría que eres toda una señorita de sociedad.

-Yo… bueno, la situación en la que dejé mi casa no fue la mejor, pero he de decir que no soy culpable de nada de lo que se me acusa, y sé que si French estuviera aquí él me creería.

-¿Qué tanto conoce usted a French?- preguntó interesada.

-Bueno… nos conocimos hace un poco más de tres meses, pero yo creo que somos buenos amigos.- Mi respuesta pareció emocionar a la anciana.- ¿Y usted desde cuando lo conoce?

-¿Qué desde cuando lo conozco?- preguntó entre risas- Yo ayudé a que viniera a este mundo.

Después de aquello mantuvimos una charla animada sobre el pueblo, los trabajos que realizaban, la organización de las casas… y entre unas cosas y otras, sin darme cuenta nos encontrábamos de nuevo frente a la enorme roca.

-¿Qué hacemos aquí? –pregunté con curiosidad.

-Deimon quiere saber qué es lo que les en el Scone.

-¿Scone?- pregunté confundida.

- La roca de los Lairds- respondió señalando la piedra que había en el centro, yo di un paso atrás, recordaba que la última vez que la había tocado sentí como si un rayo me recorriera el cuerpo. – No debes tener miedo, cuando la tocaste por primera vez le caíste bien.- dijo con una gran sonrisa.

Aquella mujer estaba como una cabra, cómo le podías caer bien a una roca. Qué nadie le había dicho que no estaba viva. Pero pareció que el Laid no era el único que deseaba que me acercara a la roca, tan pronto como el clan descubrió quien era yo, se fueron arremolinando a mí alrededor.

-Créeme cuando te digo que es mejor que lo hagas ya… sino la Scone perturbará tu paz hasta que vengas a ella y le dejes leer tu destino.

Si aquella anciana estaba intentando tranquilizarme, sus palabras tuvieron el efecto contrario en mí. Aun así me armé de valor, que tanto miedo podía darme tocar una roca. Miré a mi alrededor y comprobé que nadie se acercaba a más de dos metros de la misma. Yo era el foco de atención, pero la señora Kate había tenido razón, una vez me propuse tocar la roca… había algo en ella que me llamaba, así que casi hipnotizada situé mis palmas sobre aquella fría y rugosa superficie.

PURA PERO NO BLANCA

GUIARÁ EL CLAN HACIA SU NOMBRE

Y SÓLO ELLA ESCOGERA

ENTRE LOS TRES DE LA MISMA SANGRE

Aquellas palabras fueron como un susurro, pero sabía que nadie a mí alrededor las había pronunciado. Alcé la cabeza y contemplé esas mismas palabras escritas en la roca ¿qué demonios era aquello?

-Señorita Sant, señorita Sant..¡GLORIA!- exclamó Kate.

-¿Qué? – pregunté algo desconcertada ante tanto grito.

-Perdona… pero llevo un rato llamándola y me estaba preocupando ¿Qué le ha dicho…? ¿Qué ve escrito en la roca? Y no me diga que nada, sé que no es así.

-Yo… -dije algo aturdida sin saber que responder.- ¿Por qué no lo lee usted misma?- De pronto los miembros del clan que se encontraban a mi alrededor comenzaron a arrodillarse ante mí.- ¿Señora Kate que sucede? –Pregunté nerviosa e incómoda ante aquella situación.

-No me toca a mí explicaros, o por lo menos no ahora. Creo que lo mejor será que regresemos al castillo.



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En el texto hay: escocia, epoca victoriana, amor

Editado: 22.01.2021

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