El Disfraz De La Realidad

XXII

Cada día me carcomía más la impaciencia. French me había escrito para decirme que mi estúpido marido estaba vivo y que regresaría en cuanto firmaran el acuerdo. Pero yo no podía más, tenía tantas cosas que decirle, tanto que reclamarle...

-¿Desea algo más?- me preguntó Mary.

-No gracias- dije intentando relajar mi cuerpo en el interior de la bañera.- Has hecho un gran trabajo, las burbujas y este encantador aroma siempre consiguen calmarme.

-Es un placer... volveré en un rato.

Escuche la puerta cerrarse e hice lo mismo con mis ojos. Unos segundos después la puerta volvió a abrirse.

-Mary ... creo que necesito un poco más de tiempo.- le dije sin abrir los ojos.

-¡Más! Mi hermano me dijo que si no volvía de inmediato vendrías tu misma a por mí- aquella voz sonaba demasiado animada.

-¡Deimon!- Exclamé abriendo los ojos y atrayendo la espuma hacia mí para cubrirme.

-Gloria creo que ya lo he visto todo...- dijo acercándose a mí. Y haciendo el amago de besarme.

-¿Cómo te atreves? – le dije con asco.- ¿Acaso crees que te iba a dejar volver así sin más después de todo?

-Yo...- dijo tragando saliva.- Sé que tengo muchas explicaciones que darte, pero no puedo pedirte perdón por mis acciones. Volvería a hacerlas por el bien de mi clan.- Como respuesta obtuvo una mirada de odio- Gloria, sí siento haberte mentido, pero no podía permitir que French fuera el Laird, él no podría dirigir el clan.

-Entiendo que tuvieras que proteger a tu pueblo, eso me quedó claro desde el primer día. – Realmente lo entendía, yo habría hecho lo mismo en su lugar.- Pero podías habérmelo explicado bien, no disfrazando la realidad, no con verdades a medias. Tenía derecho a elegir sabiendo toda la verdad.

-Ese es el problema.- dijo sentándose en un taburete junto a la bañera.- Si te lo decía habrías elegido a French y yo, yo necesitaba que me eligieras a mí.

-¿Cómo sabes que lo elegiría a él? Nunca me dejaste explicarte nada, diste por sentado que él era mi amante, que me había deshonrado y que yo estaba enamorada de él. Daba lo mismo lo que yo quisiera explicarte, no me escuchabas.

-Sé que no te deshonro.- dijo rascándose la cabeza.- eso pude comprobarlo. Y lo demás... bueno en un principio no me importó mucho que quisieras a French, conociendo el libertino que era supe que se te pasaría pronto cuando el apareciera con otra mujer, pero después de casarnos las cosas cambiaron y yo... no soportaba la idea de que quisieras a mi hermano, de que prefirieras estar casada con él y lo peor de todo es que puedas odiarme por haberte obligado a casarte conmigo.

-Nunca amé a French, le quiero y lo quería como a un amigo. Y aunque ciertamente, así de primeras nunca te hubiera escogido a ti como esposo. No obstante, no me arrepiento de haberlo hecho. – Dije con una solemnidad muy poco corriente en mí.

-¿¡Qué?! Pensé que utilizarías en mí contra nuestro contrato, que... bueno que lo anularías por haber incumplido mi parte- Dijo algo ¿esperanzado? al escuchar mis últimas palabras.

-Créeme, me encantaría hacerlo, pero alguien me lo impide. –dije seria.

-No te comprendo.

-Ayúdame a ponerme en pie, el agua se está enfriando.- El cumplió mi orden, y casi me deja caer al contemplarme.

-¡E-ESTÁS ESTÁS EMBARAZA!- Yo me cubrí con la toalla, y estaba dispuesta a ir junto a la chimenea para entrar en calor, pero Deimon me lo impidió. Se puso de rodillas enfrente de mí, retiró la toalla de mi barriga y me abrazo. Yo me quede tan sorprendida que no era capaz de articular palabra ¿Deimon estaba llorando? – No volveré a dejarte en mi vida.-Dijo poniéndose en pie.- ¡Vamos a ser papas!

-¿No dudas de que sea tuyo?- pregunté sorprendida.

- ¡Jamás!- respondió atónito por mi pregunta.- ¡Me has hecho el hombre más feliz del mundo!- dijo abrazándome.

-Esto no me hace olvidar todo lo demás- dije fríamente.

-No, por supuesto que no.- dijo volviendo en sí.- Todavía tenemos mucho de lo que hablar.

-Quizás mañana ahora necesito descansar.- dije abrumada.

Deimon me ayudó a secarme, me acercó el camisón y se tumbó junto a mí para darme calor. Y esa noche por fin, muy a mi pesar dormí realmente bien. Quisiera o no reconocerlo Deimon era lo que necesitaba, pero no podía perdonarlo así sin más.

................

Me desperté al sentirla voz de Deimon y las caricias de sus manos en mi barriga, pero en vez de abrir los ojos decidí escuchar qué es lo que decía.

-Chiquitín, no tienes que preocuparte por nada. Lo pienso arreglar, antes de que nazcas tu mamá y yo estaremos bien. Te lo prometo.- Añadió besando mi vientre.

Yo abrí los ojos y me encontré con su rostro.

-Buenos días.- me saludo.- ¿Qué te parece si nos traen el desayuno a la cama?

-Yo no creo que... tengo muchas cosas que hacer.- dije con la intención de levantarme.

-Sé que no tengo derecho a exigirte nada, pero ya han pasado tres días desde que llegué y necesito decirte muchas cosas... por favor. –Dijo suplicante.

El día siguiente a su llegada yo me había levantado pronto, desaparecido durante todo el día y acostado pronto, había seguido esta misma rutina por tres días, de tal manera que no habíamos vuelto a hablar.

-Está bien.- El llamo a un criado y pidió el desayuno, mientras yo me lavaba la cara. –Soy toda oídos.- dije una vez el desayuno estuvo a mi alcance.

-Yo, he pensado mil veces por dónde empezar...- Parecía intentar organizar mentalmente las ideas.- Cuándo llegaste yo quedé embelesado por tu belleza, pero cuando pronunciaste el nombre de French te odié y me enfurecí con él por corromperte. Después descubrí lo que la Scone decía de ti, John me hablo de lo bien que lo tratabas, Kate se deshacía en halagos contigo e incluso le agradabas al capitán Duncan. Yo fui un egoísta, es cierto que el principal motivo que me movía era mi pueblo, pero mentiría si te dijera que era el único. Te deseaba, quería que fueras mía. Tenías razón cuando me dijiste que te trataba como un objeto.- Dijo a modo de disculpa.- Pero nos casamos, te fui conociendo y... me enamoré de ti.- Sus palabras me sorprendieron tanto que me atraganté con el pan.- Cuando French me comunicó que volvería a casa no sabía qué hacer, cómo iba a mantenerte a mi lavo... por eso te pedí que me acompañaras en mi viaje. Pero cuando te negaste supe que todo estaba perdido. Por eso, no te escribí, no quería que ... no sabes las cartas que terminaron en el fuego. Yo deseaba estar solamente contigo, pero pensaba que estando French yo no tenía nada que hacer...



#1867 en Otros
#335 en Novela histórica
#4745 en Novela romántica

En el texto hay: escocia, epoca victoriana, amor

Editado: 22.01.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.