El dolor del amor

Capitulo 3- Los ojos en un universo

El sentimiento que me invadía era molesto porque me hacía sentir una persona insensible casi cruel ya que lo normal sería tener tristeza por la persona que al frente tuyo parece despedazarse hasta tal vez ir a consolarla sería lo más normal, pero eso no era lo mío y aunque no quería hacerlo me lo plantaba en mi cabeza ¿Tenía que acercarme a él? ¿Pero que tendría que decir? ¿Por qué lloras? Si alguien se acerca a mí para decirme eso recibiría un puño sin siquiera pensarlo y no era porque era violenta sino porque me parece más cruel esa actitud que mi silencio, ya que creo que cuando lloras estas sacando lo más íntimo que tenes y nadie le gustaría estar expuesto de esa forma con alguien que no conoces básicamente un extraño para ti, pero podría también acercarme de una forma no tan invasiva un "¿Te puedo ayudar en algo?" sonaba mejor, pero yo quien soy para estar ayudando a las personas ¿La madre teresa? Definitivamente yo no era la ya que no podía evitar que se me hagan molesta las personas que lloran así que decidí finalmente irme de ahí sin decir una palabra porque a veces él silencio de un desconocido es mejor que una opinión ignorante de una persona ajena a ti así que esa fue la decisión que tome. Salí del paraíso y me dirigí a darle a Ciro las llaves, luego me dirigí a clases por lo menos para tratar de recibir la mínima información y pedir los apuntes, reí por dentro ¿Apuntes? Ni si quiera asistí una semana para no decir días para no humillarme más y ya pedía apuntes " Soy patética". Así que fui a pedir un poco más de información y en el centro una chica muy amble y con una voz muy agradable me hizo sentir más aliviada, me pregunte por un momento si algún día yo me podría ver así de luminosa, ya que no era solo hermosa hasta yo que no era muy observadora lo podía ver, tenía algo más que su pelo sedoso y largo de color castaño claro, sus ojos verdes y ser lo bastante alta para intimidar a un chico y excluyendo que su cuerpo tenía una perfecta forma como si toda su vida hubiera hecho algún deportes y su sonrisa era como el sol, es triste saber que estas personas existen deprime a cualquiera ya que sus características físicas son lo que menos resalta ya que brillaba sola

-No te preocupes yo estuve igual la primera semana, no cazaba una pero fui al consejo estudiantil y pedí apoyo, ellos están para ayudar a los alumnos nuevos y todavía por tu caso que es tan conocido seguro inmediatamente te van a brindar ayuda, !Inténtalo¡ Son geniales, a mí me tocó un chico de último año que era bocho puro, aunque tengo que admitir que me imagina un adonis como en las novelas pero bueno lo importante es que era bueno explicando- Me dijo aquella chica incentivándome para no bajar los brazos

- Si lo voy a pedir, mañana voy a mandar un email a ver qué me dicen ¿discúlpame como te llamas?

- Penélope, lista para cuando me necesites y si hazlo, te aseguro que te va salvar las papas- me dijo sonriendo y así lo hice mande un email para solicitar un ayudante ¿Muy pronto no?

Nunca pensé que me responderían tan rápido, ahora que lo pienso tal vez él accidente me trajo ventajas. no quede paralítica o ciega entonces no sé porque hacen tan alboroto. En este email tan formal me informaba que mañana mismo tenía la cita con él maestro/a particular 7pm en específico, pensé en preparar algo para decir, estudiar antes para no parecer tan tonta, pero ni sabía los temas que estábamos viendo así que me decidí básicamente decir que soy una inútil, no sé nada, no sea rudo por favor enséñeme. Y esa fue mi elección así que al otro día cuando fui a buscar los libros que en faltaban para tener el material bibliográfico sonreí con la esperanza de que iba a salir de la clase menos perdida de lo que ahora estoy pero cuando entre en la sala de estudio principal al lado del centro estudiantil esa idea desapareció ya que cuando vi en la mesa 8 al que llamaban Aaron pensé en irme, me sentiría muy incómoda con él y no por lo del otro día sino porque verlo llorar fue como entrar dentro de él, violar su intimidad y yo lo había hecho sin decir una palabra pero eso hubiera sido muy infantil tenía que salvar materias así que esperando que todo haya quedado en él pasado me senté con esperanza de que no hable nada más que del estudio

-Buenas- dije en tono bajo, él dejo él libro que estaba leyendo a un costado, me miro y me invitó a que habrá mi libro, yo lo hice

-Comencemos con teoría del derecho- él saco de su bolsillo unos lentes y se los puso, casi ni me dirigió la mirada y en todo el trascurso de la hora solamente hablaba y hablaba, y a mi difícilmente se me hacía poder concentrarme por esos pelitos rubios ceniza que caían por su rostro como rebelándose a la mayoría, por esa forma que sus anteojos lo hacían ver como un hombre intelectual y casi sabio, cosa que sus palabras abalaban con orgullo, por esos ojos celestes que me hacían creer que estaba en otra galaxia

- ¿Y entendiste? - me dijo en un tono seco, yo me sentí perdida, deje de ver sus ojos y ahora me concentre en lo que decía, mi cara de perdida me lo podía imaginar- Repetí lo que dije- me ordenó, yo lo seguí mirando media perdida




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