El don de Flora (borrador)

Llegó el momento -parte 1

 

 

 

 

Daelyn.

 

Llegó el día del compromiso.

Laura y las demás sirvientas se estan encargando de mi vestido. Por primera vez he decido usar un vestido de color rojo largo, las mangas solo llegan hasta mis codos, el escote es recto y algunos brillos decoran la falda del vestido. 

Al mirarme al espejo, por primera vez, me veo hermosa.

Desde que empece a vivir en el palacio siempre escogí vestidos de colores del arcoíris pero en tonos suaves. Sin embargo, nunca quisé usar vestidos de color rojo, porque me recordaba el color de la sangre. Cambié de opinión hace dos días cuando fuí a la biblioteca a investigar y buscar un mapa para poder llegar al Reino Esmeralda.

El color rojo significa el amor, la pasión, la fuerza, la iniciativa y sobre todo la valentía. Hay más significados, pero esas emociones es lo que más me identifican. Hoy es el día que tomaré la iniciativa para conocer el origen de mis poderes.

Mi cabello, para esta ocasion elegí amarrado, decorado con algunas trenzas y mi tiara. Solo llevo un collar que es lo que más resalta en mi cuello.

Listo.

Convencí a mi padre y a Remigio de que la ceremonia sea en Bellatores. Tiene que ser aqui, mi plan debe comenzar desde aquí.

Mi madre entra después de Kalel y otro caballero a mis aposentos. Todos hacemos una reverencia y me centro toda mi atención en mi madre, a pesar que siento la mirada de él hacia a mi. Mi madre, la reina Brianda lleva puesto un vestido azul muy elegante, lleva un par de pendientes de diamantes y sobre todo su corona, que es lo más resalta. Y, también su altura, es muy alta.

Con una sonrisa me acercó a mi madre y la abrazo, pero me detiene. La miró confundida.

-No quiero arruinar tu vestido ni tu peinado. Estás hermosa, hija -mira a todos a su alrededor -Quiero que me dejen a solas con mi hija -ordena mi madre. Todos hacen una reverencia y se van. Cuando estamos solas, solo me sonrié y es una mezcla de tristeza y felicidad - No seré tu madre de sangre, pero lo eres de aquí -señala su corazón, sonrió porque estoy a punto de llorar - Hubiera querido que fueras mi hija de sangre para que seas la reyna de Bellarores. Desde que Honey ya no esta aca fuiste la única que verdaderamente se preocuaba por mi.

Sujeto las manos de mi madre con delicadeza. 

-Te amo, madre. No tienes porque preocuparte sé que Crystal será una magnifica reina, tambien estoy segura de que Honey no la querría verla triste. 

De pronto, mi madre se pone seria. 

-Daelyn, hay algo que no sabes sobre tu hermana, pero de eso hablaremos en otra ocasión. 

-Madre, puede deciirme ahora, si es algo importante yo... 

-No, sera en otra ocasión. Ahora te dejaré con Kalel, él te va a escoltar hasta el salon principal. 

Asiento, Kalel hace su aparición y ambos nos vemos, decido hablar primero.

-Caballero Kalel, tenemos una conversación pendiente -dije seriamente, después de días, por primera vez estamos solos

-Princesa Daelyn, no es el momento. Debemos irnos.

-Mi amor por ti es sincero y no un capricho, sin embargo, no espero ser correspondida. Ya tomé la decisión de casarme con el principe Remigio y no tiene nada que ver con contigo -dije, tranquila.

Kalel suspira, y se acerca un poco más a mi. Alzo un poco la cabeza para verlo.

-Princesa Daelyn, yo la quiero, pero cómo una hermana. Nuestra diferencia de edad es de diez años.

-Miente. Sé cuando miente, pero no insistiré. Me rindó a usted, espero que encuentre el amor de su vida - le sonrió tristemente y mis lagrimas empienza a caer por mis mejillas. 

No sé en que momento Kalel corta toda nuestra distancia, solo sé que sus manos están mi mejillas, limpiando mis lagrimas con pañuelo. Miro sus ojos negros y luego sus labios. Cuando termina hago el intento de separarme, Kalel no me permite, solo pone una mano mi espalda, la otra sosteniendo mi mejilla y me besa. 

Le correspondo, después de todo, sé que esto será la ultima vez que estemos juntos.

Se escucha un fuerte golpe y Kalel cae al piso, insconsiente. A su lado miro unos zapatos, sigo subiendo la mirada hasta llegar a su rostro y la sorpresa que tengo es tan grande que me caigo tambien al piso.

Una niña rubia y ojos marrones, con un vestido y con una capa, que debe tener ocho o nueve años esta flotando y agarrando un florero manchado de sangre, mirándome, 

-¿Honey? -susurro.

-Soy la persona que te ayudará solamente a salir del castillo, Daelyn. 

-¿Que? ¿Cómo sabes mi nombre? -tengo miedo.

-Fui yo la que te dejo la carta. Tenemos que irnos ya -su voz comienza a sonar desesperada.

Miro a Kalel.

-Él estará bien.

-¡Le rompiste la cabeza con el florero! -grito desesperada. Me acerco a él y con mucho cuidado reviso su cabeza. No hay nada de sangre.

-Esta sangre no es de él.

-¡¿Entonces de quíen?!

-Es mía, abro portales con mi sangre. Tomé prestado este florero para hacerme un pequeño corte en la palma de mi mano. Sabes, no quería usar magia en tí, pero como te dije, ya no hay tiempo- saca un pequeño frasco escondido de escote y se acerca a mi volando.

-¡¿Que haces?! -retrocedo.

-Usar la fuerza para hacerte dormir -abre el frasco.

-¡¿Me vas golpear?! Sé defenderme -me levanto, mi cuerpo se posiciona para el ataque. 

Esta misteriosa joven, se abalanza encima de mí, me da un golpe muy fuerte en mi estomago con su puño, grito y lloro por el dolor, en ese entonces, ella aprovecha en hacerme beber el liquido, cierra mi boca con su mano, intento apartarlar, pero agarra con una mano mis muñecas.

-Tu fuerza no es nada comparada con la mía. Ahora duerme -aunque no quiera tomar ese liquido, debo hacerlo o sino me ahogaré - Por cierto me prensento soy la Diosa Afrodita...-es lo último que llego a alcanzar a escuchar antes de dormir.




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