24. Tristeza

Daelyn

¿Reino Lira?

Creo que escuché algo sobre ese reino, pero no lo recuerdo bien. Intento hacer memoria porque siento que es algo importante, pero no funciona. Sé que está mal escuchar a escondidas, pero ya es muy tarde para hacer notar mi presencia. Solo me queda ocultarme y seguir escuchando.

—¿Hades y Perséfone tienen una hija? ¿Cuándo?

Gracias a Onie, que me contaba cuentos sobre los dioses, conozco a algunos de ellos.

—Yo tampoco lo sabía hasta hace poco… no me quiso decir más, solo me pidió ayuda.

—¿Ayuda? Él puede ir solo a ese reino mortal y sacar a su hija de ahí.

—No puede hacerlo porque solo son rumores. Además, en ese reino está la descendencia de Apolo; no quiere tener problemas.

Después de eso, ninguno de los dos habla.

—No quiero que participes en una guerra —pide Afrodita, muy triste.

—No moriré. Somos inmortales —se ríe.

—Hablaré con Perséfone. Mañana estará aquí y va a enseñar a una princesa de Bellatore a usar su don.

—Entiendo. ¿Qué tiene de especial esa princesa para Perséfone? —pregunta Ares.

—Tiene el don de la Flora. Su don es la naturaleza.

—¿Su don es la naturaleza? —repite con cierta duda—. Ella es de Bellatore, debería haber heredado el don de Heracles y no de Perséfone.

—Tienes razón, además su hermana…

Dejo de escuchar porque noto algo: ¿Afrodita no sabe que soy adoptada o sí lo sabe y le está mintiendo a Ares? ¿O será que Orión no le contó nada?

Solo el rey, mis hermanas y algunos nobles saben que soy adoptada. Sin embargo, tuvieron que mentir al pueblo diciendo que tenían una tercera hija, que fui secuestrada cuando era bebé y que después de años me pudieron rescatar.

¿Por qué le mintieron al reino? ¿Será porque tienen vergüenza de mí?

De repente, me siento triste y en este momento necesito un abrazo… un abrazo de Kalel. Cierro mis ojos y sonrío sin dejar de sentirme triste.

—Kalel, aún te extraño —susurro.

—¿Quién es Kalel?

No abro los ojos; ya conozco al dueño de esa voz.

Frente a mí está Orión