El don de Flora (editando)

34. Destituida

Daelyn

Nos encontramos en el carruaje, yendo directo al reino. Orión está sentado a mi lado y Kalel frente a nosotros. Esto se siente incómodo para mí; Kalel tiene una mirada triste y desconsolada, y Orión mantiene una postura de alerta.

—¿Cómo estuvieron las cosas desde mi ausencia? —pregunto.

No me dice nada. Ni siquiera me mira.

—Caballero Kalel, respóndame.

—Te fuiste por un año. Han cambiado muchas cosas —dice, molesto.

—¿Un año? Solo fueron seis meses.

—Un año —repite con dureza.

—Daelyn, los tiempos no son iguales en la Tierra y en Venus —me susurra Orión al oído—. Un mes aquí equivale a dos meses en Venus.

Abro la boca sorprendida. Es algo nuevo para mí.

Estoy un poco molesta con Kalel; esperaba que me preguntara cómo estuve, por qué desaparecí… ¡ni un abrazo! Ni siquiera parece extrañarme.

Al entrar al castillo, siento nostalgia. Cuando llegué por primera vez aquí me sentí nerviosa y feliz porque, al fin, nunca más tendría que robar comida. Ahora todo es distinto. Llegamos al salón principal y la persona que está en el trono no son los reyes, sino Crystal y un hombre muy elegante. Miro a mi alrededor buscándolos.

—Princesa Crystal, ¿dónde están nuestros padres?

Puedo ver en su rostro la misma expresión de tristeza que tenía Kalel, aunque enseguida vuelve a ponerse seria.

—¿Qué está pasando aquí? —pregunto, preocupada.

—Daelyn, los reyes fallecieron. Yo soy la reina de Bellatore y, como reina, ordeno que tu título de princesa sea revocado.

—¿Qué? ¡Estás mintiendo! —grito.

Ellos no pueden estar muertos. Yo aún no hablé con ellos. Me niego a creerla.

—Te invito a retirarte; ya no tienes nada que hacer aquí —su forma de hablarme no me está gustando.

Ella siempre quiso esto, esperaba el momento de echarme cuando llegara a ser reina. Siempre me quiso lejos del palacio. No debo alterarme. No voy a llorar más.

Su mirada ya no se dirige a mí sino a Orión. Lo señala con el dedo.

—A ti te conozco. Tengo que hablar contigo personalmente.

Unos caballeros lo llevan y yo me niego a rendirme. Tengo que cerrar este asunto pendiente con ella.

—Reina Crystal, si ya no me quieres ver nunca más, de acuerdo, lo respeto. Pero primero permíteme hablar contigo en privado. Solo nosotras dos.

Crystal parece pensarlo un momento, hasta que responde:

—Está bien. Esta será la última vez que nos veremos




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.