Durante los días siguientes al cumpleaños de Jess las cosas fueron a mejor, él se sentía más calmado y las risas y chistes estaban más presentes mientras estaban juntos o con sus amigos, Zack sintió que ahora todo podría acomodarse, que su dolor podría ser vencido y que podría concentrarse mejor en construir una mejor relación con ella y también en pensar mejor como administrar su don.
Unas semanas después de la fiesta Zack se dirigía a casa después de estudiar, entró a casa, dejó su bolso sobre el sofá y se dirigió a la cocina buscando su almuerzo, no encontró a su madre que habitualmente lo estaba esperando ahí a esa hora, pensó que tal vez había salido y dejado su almuerzo preparado, cuando se acercó a la alacena vio que los ingredientes estaban simplemente esparcidos allí, en la estufa encontró una olla que al parecer había sido llenada con agua, pero ya estaba evaporada totalmente, pareciera que alguien hubiera comenzado a cocinar pero abandonó la tarea y nunca regresó.
Empezó a buscar a su madre pues estaba sospechando que algo sucedía, la busco en la sala, en el patio trasero, subió las escaleras y entro en su propio cuarto, cuando entró en la habitación de su madre pudo ver que las luces estaban apagadas menos una que salía desde el baño, se acercó lentamente.
- Mamá? Estas ahí? Dejaste la estufa con una olla y el agua ya se evaporo, pasa algo?
Al abrir la puerta lo primero que confirmó fue que su madre si estaba ahí, pero estaba tirada en el suelo, pareciera como si simplemente se hubiera desplomado, Zack se lanzó al suelo y empezó a llamar a su madre, ella no respondía.
“Salvarla!”
Poso su mano derecha sobre su cabeza, no sabía que pedir pues no sabía que había sucedido, realizo el mismo ejercicio que con las personas desconocidas que sanaba, simplemente deseó que se mejorara, esperó, miró su otra mano, pero no había ninguna esfera, intento de nuevo, nada.
Se dio cuenta que estaba helada y que no respiraba, en la mano izquierda de su madres pudo ver que una pequeña botella, las pastillas que estaban en el interior yacían esparcidas por todo el suelo, tomo la botella y vio que indicaba Imitrex/Sumatriptan, no sabía que su madre estuviera tomando medicaciones.
“Situación de emergencia, llamar a servicios de emergencia.”
Se levantó rápido y corrió a la sala, tomo el teléfono, marco 911, rezó para que llegaran a tiempo, cuando al otro lado de la línea hablo la voz de una mujer, se quedó mudo, buscó como decir algo pero no pudo, sintió que en su rostro tenía algo que no había notado hasta ahora, estaba inundado en lágrimas.
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Sus manos estaban temblando, el consultorio donde lo habían metido era frio, tenía ese característico olor a hospital que todos odian menos su propio personal, estaba sentado en una silla, frente a un escritorio vacío, seguía esperando a un doctor que quería hablar con él.
En ese momento Zack estaba inmovilizado por sus propios sentimientos, su madre había muerto, cuando los paramédicos llegaron, intentaron su resucitación en el trayecto al hospital, pero cuando llegaron ya estaba certificada como muerta.
Él no pudo salvarla, tenía un don para curar gente y no pudo salvar a su madre, ahora estaba solo, sin nadie más en el mundo, en ese momento solo eran él y sus miedos.
Sonó la puerta que estaba tras él, un doctor entró y se sentó en la silla al otro lado del escritorio.
- Lo siento mucho chico, aunque llevo trabajando en esto por quince años aun no me acostumbro a ver personas jóvenes perder a sus padres. – Zack no articulo palabra alguna.- Dijiste que tu madre tenía en su mano una botella de medicamentos cierto?
- Así es.
- Era un medicamento para combatir ataques de migraña, pero después de revisar los archivos médicos de tu madre sospeche algo, y solicite un permiso para hacer una resonancia al cuerpo de tu madre.
Zack levanto la cabeza y se quedó mirando fijamente al médico, sentía que lo que le iba a decir no sería muy agradable.
- Tu madre tenía un aneurisma cerebral, debió haber sentido dolores de cabeza intenso y repentino durante un tiempo atrás, lo que no explico es por qué estaba tomando medicamentos para la migraña si los dolores producidos por un aneurisma no se solucionan con medicamentos como esos.
Algo terminó de romperse dentro de Zack, era su culpa, el había matado a su madre, siempre que ella se quejaba de dolores de cabeza el simplemente los tomaba y luego se medicaba el mismo para bajar la intensidad, sus ganas de hacerle el bien simplemente había ocultado el problema mayor, si tan solo hubiera sabido, habría dado su vida para ayudarla.
- Hubiera podido salvarla, fue mi culpa.
- No chico, no es tu culpa, estas cosas solo suceden…
- Usted no entiende, yo la mate!
Zack se levantó y salió corriendo del consultorio, atravesó el pasillo de urgencias y salió a la calle, sigue caminando y caminando sin rumbo alguno, hasta que simplemente se derrumbó y exploto en lágrimas, después de todo no era un don, era una maldición.
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Al día siguiente, durante el entierro de su madre, todos estaban acompañándole, Jess, Danna, Alex y James, el director de la secundaria, sus tíos, sus primos, y unos cuantos amigos de la familia, se realizó una misa y luego el correspondiente procedimiento de sumergir el ataúd en el hoyo en el campo santo, durante todos estos momentos Zack no lloró, es más ni siquiera estaba presente, en su mente se había transportado a sí mismo a un lago, seguía flotando eternamente dejando que la corriente y el movimiento del agua lo llevaran al infinito, era como estar en la inexistencia, en un limbo donde se había refugiado, donde su culpa no lo podía alcanzar, solo estaba el flotando.
Cuando la ceremonia hubo terminado las personas se despidieron de él y presentaron sus condolencias, era como si simplemente fuera abrazado por un montón de desconocidos, pero en un momento fue arrebatado del lago, la corriente se tornó brusca y salvaje, ese movimiento lo trajo de nuevo a la realidad.