Era tardísimo y él apenas salía. Dos mujeres estarían muy enfadadas si no llegaba a tiempo. Casi corriendo llegó al lugar, estaba lleno, había mucha gente haciendo fila para que su libro fuera firmado. Él tomó el suyo y se acercó, se colocó de tal manera que pudiera ver a la autora del libro, había sido un éxito, por la originalidad de sus recetas, pero sobre todo por su manera de explicar tan sencilla y divertida.
Ella sonreía con deleite y observó fascinado como la primera vez el hermoso hoyuelo de su mejilla. Él avanzó sin hacer fila y se le permitió por parte del personal porque todos sabían quién era él. Le guiñó un ojo a la ancianita que iba a poner su libro y acercó el suyo, la mujer le dejó.
- Me lo firma por favor.
- Claro. – Le dijo ella sin mirarlo como muchas veces lo hacía cuando estaba ocupada y cosa que le volvía loco. Le devolvió el libro y él esbozó una enorme sonrisa al ver la dedicatoria:
Hola amor. Honey ha estado un pelín impaciente por que pruebes el pastelillo que te hizo. Nos vemos en casa, yo te he preparado algo también, lo he llamado el dulce sabor del amor, porque se puede untar en todo el cuerpo... te amo.
Pd. Te toca limpiar el desastre de tu hija.
Candy Kensington.
Nota: Por si causa confusión el nombre de la hija de nuestros protagonistas (sí, es su nena) aclaro que se llama Honey igual que el diablillo que sale en el cap de la guerra de harina ¿Por qué le pusieron así? Porque esa vez él la besó por vez primera y digamos que esa ocasión guarda un especial recuerdo para ambos que en cierta forma provocó ese diablillo. Y también porque Honey en español es miel, recuerda lo dulce que es la historia (más que nada por los postres XDDDDD). Gracias por leer.