Cómo pudo su padre condenarlo a algo tan cruel? Esa pregunta lo perseguía día y noche, mordiendo su mente como un lobo invisible. Diez años atrás, le había ordenado deshacer el hechizo sobre la hija del rey Atronos. Lo que jamás comprendió fue que aquel hechizo lo había lanzado él mismo, con sus propias manos, el día que enterró a Circe, su esposa… y con ella, una parte de su alma.
Pero no todo se había perdido. Entre la penumbra de la pérdida, un resquicio de luz permanecía vivo: un recuerdo que latía, respiraba y brillaba con fuerza. Cada día le recordaba a Circe. A su hijo. A la humanidad que aún le quedaba.
---
Diez años atrás
El mensajero real llegó al amanecer. La niebla danzaba entre los árboles y los primeros rayos de sol teñían de oro y escarlata los tejados del reino. Su presencia imponía respeto, y sus palabras caían como martillos de cristal: claras, firmes, inquebrantables.
—Los reyes Anastasia y Atronos requieren la presencia de Circe y la tuya —dijo—.
Al llegar al recinto real se encontraron con el mismo rey Atronos en persona.
–Mi hijo nacera muerto si tu esposa no interviene. El necesita de una bruja psiquica para sobrevivir y todos sabemos del poder de circe.
La furia lo atravesó como un relámpago. Dio un paso adelante, enfrentando al monarca.
—¡Es demasiado peligroso! —exclamó—. Circe está a punto de dar a luz. No arriesgaré su vida ni la de nuestro hijo.
El rey lo miró, frío como el acero.
—No tienes elección. Si te niegas… tu familia pagará con su vida.
Circe, calma incluso en la tormenta, tomó su mano. Su mirada era un faro en la oscuridad, prometiéndole que todo podría soportarse.
—Estaré bien, mi amor —susurró—. Esto debo hacer, es mi deber.
Antes de que pudiera detenerla, la separaron de él y la condujeron al ritual. Lo dejaron en penumbra, con el atardecer tiñendo el cielo de rojo y oro, y un presentimiento oscuro oprimiéndole el pecho.
Las horas se volvieron eternas. Cada suspiro del viento traía consigo la energía de la magia antigua. Cada sombra danzante parecía observarlo con juicio. Finalmente, un llanto quebró el silencio: puro, cristalino, casi milagroso. Corrió hacia la sala donde la reina y la gran bruja aguardaban. Allí estaba el recién nacido, sostenido con cuidado por la reina.Sus pequeños ojos reflejaban aquellos grises de Circe, y un estremecimiento de dolor y amor lo recorrió entero.
Sintio un dolor agudo en su pecho, como un presagio de que algo terrible acaba de suceder.
—¿Dónde está mi esposa? —preguntó, con la voz quebrada.
—Descansa en los cuartos del ala este —respondió la gran bruja, evitando su mirada—. Todo ha terminado.
Algo no estaba bien. Corrió al ala indicada, el corazón golpeándole como un tambor encantado. Abrió la puerta de golpe y la vio: Circe yacía en el lecho, pálida, suspendida entre la vida y otra existencia.
—Circe… —susurró, temblando.
El pequeño bulto en sus brazos se movió suavemente. Su hijo estaba vivo. Su madre… atrapada entre mundos.
—No pudo soportarlo —dijo la gran bruja—. El ritual le arrebató la vida, pero su sacrificio salvó al niño.
Él cayó de rodillas, contemplando a su hijo. En esos ojos grandes y llenos de luz, percibió la esencia de Circe: su amor, su fuerza, su magia. Una chispa de esperanza en medio de la oscuridad.
—Circe… —susurró entre lágrimas—. Prometiste que estarías bien. No puedes dejarme. Eres mi mundo y no lo percibo sin ti-lloro aquel brujo poderoso.
En ese instante, el aire se llenó de un brillo dorado y etéreo. Una brisa cálida recorrió la estancia, llevando consigo un susurro tangible. Allí estaba ella, etérea, casi transparente, tan cerca y tan lejos a la vez.
—Ama a nuestro hijo, mi amor —dijo su voz, un hilo de luz y magia—. Él es nuestra luz y deja que llene tu alma con ella.
Y desapareció, llevándose consigo el amor que guardaba dentro. Solo quedó aquel niño y un corazón sangrante.
Desde ese día, su vida cambió. El odio hacia los reyes creció como sombra implacable, pero aquel pequeño, aquel fragmento de Circe, lo anclaba a la realidad. Su humanidad estaba rota, sí… pero el niño sería la razón para enfrentar cualquier destino, incluso el tejido por los reyes sobre sus vidas.
#1196 en Fantasía
#184 en Magia
brujas amor magia, fantasia y venganza, mundo oscuro y mundo de luz
Editado: 04.10.2025