El eco de amanecer

Capítulo 1: El Primer Giro

El motor del elegante sedán zumbó suavemente mientras Elena recorría las avenidas de Valencia. La ciudad, bañada por la luz dorada de la mañana, se desplegaba ante sus ojos como un regalo. No era la abrumadora urbe de rascacielos con la que algunos sueñan, sino una ciudad cósmica en sí misma, donde la historia y la modernidad bailaban en perfecta armonía.

Manejaba con una mezcla de nerviosismo y euforia, esquivando con destreza los tranvías y admirando la combinación de arquitectura antigua y contemporánea. Pasó junto al vasto pulmón verde del Turia, el antiguo cauce del río convertido en un serpenteante jardín lleno de vida, y luego por calles flanqueadas por tiendas con escaparates deslumbrantes y pequeñas boutiques con encanto. Cada esquina le susurraba promesas de nuevas experiencias.

Finalmente, llegó a un edificio imponente de líneas limpias y fachada de cristal que reflejaba el cielo azul. Era la sede de "Aura Digital", la firma de diseño y estrategia de marca donde comenzaría su andadura profesional. Después de aparcar en el sótano, tomó el ascensor hasta la novena planta, con el corazón latiendo al ritmo de los números que se iluminaban.

Las puertas se abrieron a un espacio abierto y luminoso. Las paredes eran blancas, decoradas con impresiones de obras de arte moderno, y las mesas de trabajo, dispuestas de forma colaborativa, rebosaban plantas y pantallas. El zumbido tenue de la creatividad llenaba el aire.

En Recepción, una mujer de sonrisa amable la guió hasta la oficina de quien sería su jefa. Al entrar, se encontró con una mujer de cabello corto y canas prematuras que destacaban su aura de sabiduría y confianza. Se llamada Sofia Valiente. Su apretón de mano fue firme y su mirada, aguda pero cálida.

"Elena, bienvenida. Tu portafolio es impresionante. Estoy segura de que encajarás perfectamente en nuestro equipo", dijo Sofia con una voz serena que logró calmar sus nervios de inmediato.

El tour continuó. Conoció a sus nuevos compañeros: Clara, la diseñadora gráfica de sonrisa contagiosa y gafas de colores, y Samuel, el estratega senior, meticuloso y de humor seco pero bondadoso. Fueron ellos quienes, tras las presentaciones iniciales, la invitaron a la cocina para tomar el primer café del día.

"Es un ritual", explicó Clara, sirviendo el aromático café en tazas de cerámica. "Ningún proyecto serio comienza sin antes cargar las energías con un buen café y mejor compañía".

La charla fue fluida, llena de bromas y consejos prácticos. Elena se sintió, para su sorpresa, como en casa. La reunión matutina, dirigida por Sofia, fue dinámica. Se presentaron proyectos, se brainstromearon ideas y a Elena se le asignó su primera tarea: una campaña para un nuevo cliente del sector ecológico.

Al terminar, Clara la tomó del brazo. "Vamos, nueva. Te toca el bautizo. La cafetería de la esquina tiene los croissants de almendra que son una auténtica obra de arte cósmica".

Bajaron a la calle y se dirigieron a "La Llum", una acogedora cafetería con mesas de madera y el aroma embriagador de grano recién tostado. Mientras esperaban su pedido, un hombre, que revisaba su tableta en una mesa cercana, levantó la vista al oír su risa. Sus miradas se encontraron por un instante. Él tenía el cabello oscuro y desordenado, y unos ojos verdes que brillaban con curiosidad.

Clara, siguiendo su mirada, sonrió pícaramente. "Ah, ese es Michael. Es uno de nuestros copywriters estrella. Un tipo brillante, con un punto de misterio". Y, como si lo hubiera convocado, Michael se acercó a su mesa.

"Hola, Clara. Veo que tenemos refuerzos nuevos", dijo, con una voz profunda y una sonrisa fácil que le arrugaba ligeramente la comisura de los ojos.

"Elena, te presento a Michael. Michael, esta es Elena, nuestra nueva talento", dijo Clara.

"Un placer, Elena", dijo él, extendiendo su mano. Su apretón fue cálido. "¿Supervivieron a la lluvia de ideas de Sofia?"

"Por los pelos", contestó Elena, riendo. "Pero fue increíble".

"La primera vez siempre lo es", dijo él con complicidad. "Oye, si no os importa, me uno a vosotros. Necesitaba un descanso y pasar un rato lejos de la pantalla".

Clara asintió entusiasmada y él tomó asiento. La conversación, que antes era un dúo, se convirtió en un trío animado. Hablaron de diseño, de música, de los sitios por descubrir en Valencia. Elena notó que la inteligencia y el humor de Michael hacían que el tiempo volara. Sus miradas se buscaban, creando un hilo invisible de conexión que prometía algo más que una simple amistad entre compañeros.

Mientras el sol de la tarde se colaba por la ventana, iluminando los granos de azúcar sobre la mesa, Elena supo que este primer giro no era solo el inicio de su carrera, sino el comienzo de algo mucho más personal y profundo. Y en el cósmico juego del destino, Michael parecía tener un papel protagonista.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.