—Por tu culpa mi hermana está muerta. Prefirió la condena eterna que traicionar lo que sentía por ti —los gritos salían como alaridos desde la garganta del heredero del archiducado —¿No vas a decir nada? ¿Ni siquiera eres capaz de excusarte?
El segundo hijo del rey ignoró todo sonido como si fuese sordo, caminó en silencio y se arrodilló frente al mar. El retumbar de las olas le bañó el rostro de agua salada, no, eran sus propias lágrimas, fugitivas de la templanza.
Sí, era su culpa que ella estuviera muerta, era el único culpable de todo "¿Por qué ella?" Preguntó al cielo. La respuesta la conocía a la perfección, siempre fue ella, desde el principio. Si se hubiera dado cuenta antes quizás él... no, si jamás se hubiera dado cuenta, ella estaría viva, y él, ocuparía gustoso su lugar, pecaría mil veces por verla de nuevo...
Ojalá retroceder el tiempo. Si tan solo Dios le mostrara un poco de su bondad...
...
—Tengo que hacerlo.
Abrió la puerta del carruaje en movimiento y se quitó el vestido quedando sobre su cuerpo el corsé y el fustán.
—¡Excelencia por favor no lo haga! ¡Piense en su vida! Morirá si cae desde esta altura.
—Cállate Marco, si no colaboras mataré a tu esposa.
—¡Pero excelencia! El rey matará a toda mi familia si algo le pasa por mi culpa.
—Si finges bien, nada va a pasarte.
Estaba esperando el momento adecuado para saltar, atravesaban un camino montañoso cercano a la gran cordillera, en el próximo giro, había un risco que culminaba en un río más o menos profundo, si calculaba lo suficientemente bien descendería hacia el agua sin morir en el intento.
—¡Por favor excelencia, se lo ruego, no haga esto! ¡Es una locura!
—No me importa Marco, prefiero morirme luchando por mi libertad —se sostuvo con fuerza del techo del carruaje y asomó la cabeza, la altura era considerable, pero ya no importaba, era saltar o nada —¡NI SE TE OCURRA DETENER EL CARRUAJE! —respiró profundo —RECUERDA, TE CORTAS EL BRAZO CON MI DAGA Y DICES QUE TE HERÍ, SALTÉ, ¡MORÍ Y LA CORRIENTE ME LLEVÓ!
—¡PERO EXCELENCIA! —El pobre cochero casi lloraba de la desesperación.
La chica se sostuvo con ambas manos al exterior del carruaje, solo unos metros más este giraría y ella saltaría hacia el agua. A medida que el momento se aproximaba los segundos se sintieron eternos y el miedo se hizo presente, pero sin lugar a dudas, la adrenalina era más fuerte.
—¡MARCO NO OLVIDES LANZAR LA DAGA! —el carruaje giró y la respiración se cortó de golpe —Ahora.
—LEONE ¡¿QUÉ CREES QUE HACES?! ¡MARCO DETÉN EL CARRUAJE! —Un caballo se acercaba a toda velocidad.
El vehículo se detuvo en seco provocando que Leone cayera hacia el interior golpeando su espalda con la puerta opuesta.
—¡Don Liam! Qué bueno que llega... Yo, yo... discúlpeme, casi no pude detener a la señorita, ella solo, y yo... —Desde adentro escuchó al cochero traidor excusarse, era obvio, tenía miedo de perder su empleo.
—Tranquilo Marco, no es tu culpa —Liam se acercó, por alguna razón siguió el carruaje de Leone todo el camino sin que se hubiera dado cuenta, de hecho, ella creyó que su escolta llegaría hasta que pasaran por la ciudad de Cartalia, recogiendo a Kyun y el resto de su equipaje. El joven bajó del caballo y se asomó al interior del vehículo —¿Estás loca? —se mordió el labio inferior para contener la ira —¿Acaso querías matarte? —la chica guardó silencio —¡RESPONDE! ¿QUÉ CREES QUE HACES CON ESA VIDA TUYA QUE LA TRATAS COMO CUALQUIER BASURA?
—Sí —lo vio desde abajo con una sonrisa rota —quería morirme.
—Estás realmente mal —sus ojos se debatían entre rabia y tristeza —Vístete casi llegamos a Cartalia.
—¿Por qué me seguías?
—Porque mi madre temía que hicieras algo como esto —cerró la puerta con un golpe estruendoso e índico a Marco que continuara la marcha.
Luego de una hora, arribaron a Cartalia, el carruaje del equipaje estaba justo en el camino para evitar los contratiempos y dirigirse hacia la frontera de inmediato. Se detuvieron solo un momento para que Kyun se estableciera en el carruaje junto a ella.
—¿Qué pasó? —Kyun pensó que el cuestionamiento era obvio debido al rostro lleno de furia de Leone, esta rodó los ojos sin responder, se limitó a acomodarse el sombrero, todo su atuendo lucía intacto, si no lo mencionaba, nadie se enteraría que estuvo semidesnuda tratando de saltar a un acantilado.
Liam asomó la cabeza por la ventanilla y buscó la mirada de la joven, ella la esquivó bufando—Adiós Leone —no recibió respuesta alguna —nos vemos Kyun, te encargo a esta estúpida.
—Adiós Liam, cuide de todos en casa.
Liam sonrió a Kyun y golpeó el techo instando a Marco a iniciar el recorrido. A pesar de que Leone estaba furiosa con él, sacó la cabeza por la ventana y con los ojos humedecidos le dirigió una última mirada, a lo lejos, y casi invisible por la distancia, Liam alzó el brazo en un último gesto de despedida y articuló con sus labios la frase "Te amo", Leone aguantó la respiración y aunque todavía ardía en rabia en su corazón también estaba el dolor, cuando la figura de su hermano se desvaneció del alcance de su visión respondió en un susurro "Te amo".
—¿Qué fue lo que ocurrió? ¿Por qué Liam estaba tan molesto? —Leone entró la cabeza e ignoró la pregunta. Kyun respiró profundo, ya conocía a la perfección ese comportamiento infantil —Bien, entonces practicaremos un poco el idioma —sacó un libro del pequeño baúl que viajaba a su lado, mientras se abanicaba, lo abrió —¿Cómo saludarías en idioma Lunhae?
Leone se quedó muda, y luego de una larga pausa respiró profundo, tomó su propio abanico y aleteó el país con violencia —¿Sabes que ocurrió? ¡QUÉ LA MALDITA CORDILLERA COLAPSÓ, QUE SE ABRIÓ UNA BRECHA, UN CAMINO, UN ACCESO, ¡ESO PASÓ! Que por culpa de esa maldita guerra por tomar el camino tengo que casarme para cumplirle al desgraciado de Bastien el plazo de veinticinco años desde el último matrimonio de "Paz" —Recalcó en esto último con un gesto de ironía.
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Editado: 17.12.2025