La luna llena brillaba con una intensidad sobrenatural sobre el círculo de piedras, proyectando sombras largas y danzantes en el claro. El aire estaba cargado de magia, vibrando con la energía acumulada de las runas que comenzaban a brillar con más fuerza. Los preparativos habían concluido, y la hora del ritual había llegado.
Lunara estaba en el centro del círculo, rodeada por Selene y las demás brujas del consejo, todas con sus manos levantadas mientras reforzaban las protecciones mágicas. Kieran y los lobos de la manada formaban un perímetro alrededor del claro, listos para intervenir si algo salía mal.
Cael y Nya se encontraban en el centro del círculo, frente a la piedra central que pulsaba con un brillo dorado y azul oscuro, reflejando la mezcla de sus energías. Ambos intercambiaron una mirada rápida antes de cerrar los ojos, sincronizando sus respiraciones.
Lunara alzó la voz, entonando un cántico antiguo que resonó en el aire como un eco profundo. Las runas en el suelo comenzaron a brillar con más intensidad, y una ráfaga de viento helado atravesó el claro, llevando consigo el peso de lo que estaba por venir.
—Cael, Nya —dijo Lunara, su voz firme—. Ahora es el momento. Dejen que sus energías fluyan hacia las runas. Ellas los guiarán hacia el punto de ruptura en el puente.
Cael fue el primero en extender una mano hacia la piedra central, dejando que su magia dorada fluyera desde sus dedos. El calor familiar de las runas resonó dentro de él, dándole la fuerza necesaria para seguir adelante.
Nya lo siguió, colocando su mano junto a la de él. Su magia azul oscuro comenzó a entrelazarse con la de Cael, creando un flujo constante que hizo que las runas a su alrededor pulsaran con más fuerza.
—Mantengan el ritmo —dijo Selene, con los ojos fijos en ellos—. Las runas están respondiendo, pero necesitan más de ustedes.
Un destello de luz brillante surgió de la piedra central, proyectando un rayo hacia el cielo que parecía atravesar las nubes. Cael y Nya sintieron cómo el suelo bajo sus pies comenzaba a vibrar, y un zumbido profundo llenó el aire.
—Está funcionando —dijo Kieran, aunque su voz estaba cargada de preocupación.
Lentamente, una grieta luminosa comenzó a formarse frente a ellos, separando el espacio como si estuvieran abriendo una puerta entre dos mundos. Del otro lado, podían ver un paisaje oscuro y desolado, envuelto en sombras que se movían como si tuvieran vida propia.
—Ese es el otro lado del puente —dijo Lunara, observando con cautela—. Necesitan encontrar el punto de ruptura y estabilizarlo antes de que algo intente cruzar.
Cael miró a Nya, asintiendo levemente.
—¿Lista?
Nya tomó una respiración profunda antes de responder.
—Lista.
Con cuidado, ambos dieron un paso hacia la grieta. La sensación fue inmediata: un frío penetrante que parecía atravesar sus huesos, acompañado de un peso opresivo que los envolvía como si el aire mismo estuviera en su contra.
—Esto es… extraño —dijo Cael, mientras intentaba adaptarse al ambiente.
Nya asintió, observando las sombras que los rodeaban.
—Es como si el lugar estuviera… vivo.
A medida que avanzaban, las runas dentro de ellos comenzaron a vibrar con más fuerza, guiándolos hacia un punto en el horizonte donde la energía parecía concentrarse.
—Ahí está —dijo Cael, señalando una formación rocosa que parecía pulsar con una luz intermitente.
Cuando llegaron al punto de ruptura, la energía era tan intensa que ambos tuvieron que detenerse para recuperar el aliento. Frente a ellos, una grieta similar a la que habían visto en el círculo se extendía por el suelo, emanando una luz oscura que parecía devorar todo a su alrededor.
—Las runas están reaccionando a esto —dijo Nya, colocando una mano en el suelo.
Cael se arrodilló junto a ella, cerrando los ojos mientras dejaba que las runas dentro de él se conectaran con el entorno.
—Tenemos que sincronizarnos completamente para sellarlo —dijo, abriendo los ojos para mirarla.
Nya asintió, tomando su mano.
—Hagámoslo.
Ambos comenzaron a canalizar su magia hacia la grieta, dejando que sus energías fluyeran juntas en un intento de estabilizar el puente. Las runas dentro de ellos brillaron con una intensidad cegadora, y por un momento, parecía que estaban logrando su objetivo.
Pero justo cuando la grieta comenzaba a cerrarse, un rugido profundo resonó a su alrededor, haciendo que el suelo temblara violentamente. De las sombras surgió una figura alta y oscura, envuelta en una niebla negra que parecía consumir la luz a su alrededor.
—Sabía que intentarían interferir —dijo la figura, con una voz que Cael reconoció de inmediato.
—Tú —murmuró, poniéndose de pie mientras apretaba los puños.
La figura, que sostenía el cristal negro que había visto antes, dejó escapar una risa baja.
—El equilibrio es una ilusión. No importa cuánto intenten protegerlo, siempre habrá fuerzas más grandes que lo destruyan.
Nya se colocó junto a Cael, su magia azul oscuro chisporroteando en sus manos.
—No vamos a permitir que eso suceda.
La figura inclinó la cabeza ligeramente.
—Entonces demuéstrenlo.
Sin más advertencias, la figura lanzó un rayo oscuro hacia ellos, obligándolos a separarse para esquivarlo. Cael respondió rápidamente, canalizando su magia dorada en un rayo de luz que cortó a través de la oscuridad, pero la figura simplemente lo desvió con el cristal.
Nya aprovechó la distracción para atacar desde un lado, lanzando una ráfaga de energía azul oscuro que hizo que la figura retrocediera.
—¡Mantén la presión! —gritó Cael, mientras se movía para unirse al ataque.
Ambos trabajaron en conjunto, combinando sus magias en una serie de ataques coordinados que finalmente lograron desequilibrar a la figura.
—¡Ahora! —gritó Nya, lanzando un último ataque hacia el cristal.
El impacto fue suficiente para romper la concentración de la figura, que dejó escapar un rugido de frustración antes de desaparecer en las sombras.