El eco de la magia

Capítulo 12: Tras los Fragmentos Perdidos

Los ecos de la batalla en el claro aún resonaban en las mentes de todos mientras regresaban al campamento. Aunque habían logrado sellar la grieta, el enfrentamiento con la figura encapuchada había dejado claro que el Eco no solo seguía siendo una amenaza, sino que alguien lo estaba manipulando deliberadamente para desestabilizar el equilibrio.

Sentados alrededor de una fogata, Lunara, Selene, Kieran, Cael y Nya discutían el próximo paso a seguir. El ambiente estaba tenso, pero había una determinación compartida en cada mirada.

—Necesitamos encontrar los otros fragmentos del Eco antes de que esa figura lo haga —dijo Selene, mirando el mapa que habían extendido frente a ellos—. Si lograron usar uno para abrir una grieta, significa que tienen acceso a más.

—¿Y cómo se supone que los rastreemos? —preguntó Kieran, cruzando los brazos—. Las runas reaccionan, pero no nos dan direcciones exactas.

Lunara asintió lentamente, con el ceño fruncido.

—Es cierto, pero Cael y Nya tienen una conexión única con las runas. Si logramos fortalecer ese vínculo, tal vez puedan detectar los fragmentos antes de que sean utilizados.

Nya miró a Lunara, insegura.

—¿Y si no es suficiente? ¿Qué pasa si llegamos tarde?

—Entonces tendremos que estar preparados para pelear —dijo Cael, su voz firme mientras miraba a Nya—. Pero no podemos quedarnos quietos esperando a que algo suceda.

Al día siguiente, Lunara guió a Cael y Nya a un lugar aislado del bosque, donde las runas en el suelo eran más fuertes. Allí, las líneas mágicas brillaban con una intensidad inusual, como si canalizaran la energía del círculo hacia un punto central.

—Este es el lugar donde podemos amplificar su conexión con las runas —dijo Lunara, señalando el centro del claro—. Si logran sincronizarse completamente, deberían ser capaces de sentir los fragmentos con mayor claridad.

Cael y Nya se miraron antes de asentir, colocándose en el centro del claro. Ambos extendieron las manos hacia las runas, dejando que su magia fluyera mientras Lunara comenzaba a entonar un cántico antiguo.

La energía en el aire cambió casi de inmediato. Las runas brillaron con una luz más intensa, y tanto Cael como Nya sintieron cómo sus conexiones con ellas se profundizaban.

—Puedo sentir algo —dijo Cael, cerrando los ojos mientras se concentraba—. Es como un zumbido en la distancia.

Nya asintió, con los ojos aún cerrados.

—No está lejos. Es… hacia el este.

Lunara interrumpió el cántico, mirando a ambos con una mezcla de alivio y preocupación.

—Eso es todo lo que necesitábamos. Ahora sabemos hacia dónde ir.

La dirección que las runas habían señalado los llevó a una región montañosa cubierta de niebla. El terreno era accidentado y traicionero, pero el grupo avanzaba con cuidado, siguiendo el rastro débil que Cael y Nya podían sentir a través de su conexión con las runas.

—Esto me recuerda a las viejas historias —dijo Kieran mientras caminaban—. Los lugares donde la magia se vuelve más densa suelen estar llenos de trampas naturales.

—Eso no es una coincidencia —respondió Selene—. La energía del Eco siempre ha sido más fuerte en áreas donde la magia es inestable.

A medida que avanzaban, el zumbido que Cael y Nya sentían se hacía más fuerte, hasta que finalmente llegaron a un claro rodeado de rocas negras que parecían pulsar con energía oscura.

—Ahí está —dijo Cael, señalando una pequeña grieta en el suelo, de donde emanaba una luz oscura similar a la que habían visto antes.

Nya frunció el ceño, colocando una mano en su pecho.

—Es diferente esta vez. La energía es más fuerte… más caótica.

En el centro del claro, sobre un pedestal natural de roca, descansaba un cristal negro similar al que habían visto en manos de la figura encapuchada. La luz que emanaba era casi hipnótica, y las sombras alrededor parecían moverse como si tuvieran vida propia.

—Ese es el fragmento —dijo Selene, con el ceño fruncido—. Pero si lo tocamos sin neutralizar su energía, podría abrir otra grieta.

Lunara asintió, mirando a Cael y Nya.

—Ustedes dos tendrán que canalizar sus energías para contener el fragmento mientras lo sellamos.

—¿Otra vez nosotros? —preguntó Nya, aunque no parecía sorprendida.

—Son los únicos que pueden hacerlo —dijo Lunara—. Su conexión con las runas es lo suficientemente fuerte como para contrarrestar la influencia del Eco.

Cael miró a Nya, con determinación en sus ojos.

—Podemos hacerlo.

Ella asintió, colocándose junto a él frente al fragmento.

Mientras Cael y Nya comenzaban a canalizar su magia hacia el fragmento, Lunara y Selene trazaban símbolos mágicos alrededor del claro, creando una barrera que contenía la energía del Eco.

El cristal comenzó a brillar con más intensidad, y una voz profunda resonó en el aire, como un eco distante.

—No pueden detenernos. El equilibrio caerá, y todo regresará a la oscuridad.

Nya cerró los ojos con fuerza, ignorando las palabras mientras concentraba su magia.

—No vamos a caer en tus juegos —murmuró, dejando que su energía azul oscuro se entrelazara con la de Cael.

Las runas en el suelo respondieron al flujo de energía, brillando con una luz cegadora que envolvió el cristal. Poco a poco, la voz del Eco se desvaneció, y el fragmento dejó de brillar.

—Lo lograron —dijo Selene, dejando escapar un suspiro de alivio.

Cael y Nya cayeron de rodillas, agotados pero aliviados al ver que el fragmento había sido neutralizado.

Mientras regresaban al campamento con el fragmento sellado, el grupo sabía que la batalla estaba lejos de terminar. Si habían encontrado un fragmento, significaba que había más, y que la figura encapuchada probablemente ya estaba buscando el próximo.

—Esto no ha terminado —dijo Cael, mirando a Nya mientras caminaban—. Pero vamos a encontrar cada fragmento, y vamos a detenerlos.

Nya asintió, con una leve sonrisa.



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En el texto hay: lobos, misterio y romance, brujaslobos

Editado: 18.06.2025

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