El eco de la magia

Capítulo 14: La Llamada del Eco

El viento soplaba suavemente entre los árboles que rodeaban el campamento, pero para Nya, el aire parecía más pesado de lo normal. Se encontraba sola en el claro, sentada junto a una de las piedras que aún brillaban débilmente con las runas. Su pecho se sentía oprimido, como si algo dentro de ella estuviera buscando salir.

Desde que regresaron de sellar el último fragmento, la voz del Eco, que había sido un susurro distante, ahora era más clara, más insistente. La noche anterior había tenido sueños extraños: imágenes de sombras que la llamaban, un abismo profundo que parecía esperarla con los brazos abiertos.

Nya cerró los ojos, recordando el sueño con más detalle. En él, estaba sola en el puente, las runas brillando con fuerza a su alrededor. Pero en lugar de guiarla hacia el equilibrio, parecían arrastrarla hacia las sombras. Al otro lado, una figura oscura la esperaba, extendiendo una mano hacia ella.

—“Ven conmigo, hija del Eco. Es donde perteneces.”

Se despertó sudando frío, con el corazón latiendo descontroladamente. Incluso ahora, en la tranquilidad del claro, podía escuchar ese susurro en el fondo de su mente.

—No voy a caer —murmuró, como si decirlo en voz alta pudiera ahuyentar la voz.

Pero el Eco no se desvaneció.

Cael observaba a Nya desde la distancia. Aunque ella intentaba actuar como si todo estuviera bien, él podía notar que algo estaba mal. Había aprendido a leer sus expresiones y gestos, y el hecho de que evitara mirarlo directamente era una señal clara de que estaba ocultando algo.

Decidió acercarse, aunque sabía que probablemente ella no querría hablar de lo que estaba sucediendo.

—Nya —dijo, sentándose junto a ella sin esperar una invitación—. ¿Qué está pasando?

Ella no respondió de inmediato, manteniendo la mirada fija en el suelo.

—Nada. Estoy bien —respondió finalmente, aunque su voz carecía de convicción.

Cael suspiró, inclinándose hacia adelante.

—¿De verdad esperas que me crea eso? Te conozco lo suficiente para saber que algo te está molestando.

Nya apretó los labios, todavía sin mirarlo.

—Es… complicado.

—Entonces explícamelo —dijo él, su tono suave pero insistente—. No tienes que cargar con esto sola.

Finalmente, Nya levantó la mirada, y lo que Cael vio en sus ojos lo preocupó más de lo que esperaba. Había miedo, pero también algo más, algo más oscuro que parecía acechar en las profundidades de su alma.

—Desde que tocamos ese último fragmento… —comenzó ella, su voz temblorosa—, la voz del Eco ha sido más fuerte. No es solo un susurro ahora. Es como si estuviera… llamándome.

Cael sintió un escalofrío recorrer su espalda, pero no dejó que su preocupación se mostrara.

—¿Qué te dice?

Nya vaciló antes de responder.

—Que pertenezco a él. Que no importa cuánto lo intente, siempre seré parte de su oscuridad.

Cael apretó los puños, su corazón latiendo con fuerza al escuchar sus palabras. Sabía que el Eco tenía una influencia poderosa, pero escuchar que estaba tratando de reclamar a Nya lo enfureció de una manera que no podía explicar.

—No le pertenecerás, Nya —dijo con firmeza, girándose hacia ella—. No importa lo que diga, no tiene control sobre ti.

Ella dejó escapar una risa amarga, apartando la mirada.

—¿Cómo puedes estar tan seguro? Yo ni siquiera estoy segura.

—Porque te conozco —respondió Cael, su tono más intenso ahora—. Sé quién eres y lo que eres capaz de hacer. No eres solo una herramienta del Eco. Eres mucho más que eso.

Nya lo miró, sorprendida por la fuerza de sus palabras. Por un momento, el peso de la voz del Eco pareció desvanecerse, reemplazado por algo más cálido y reconfortante.

—Gracias, Cael —dijo en voz baja, permitiendo que una pequeña sonrisa apareciera en sus labios.

—No tienes que agradecerme —respondió él, colocando una mano en su hombro—. Solo prométeme que no vas a escuchar a esa voz. No importa lo fuerte que se vuelva, no estás sola.

Nya asintió, aunque una parte de ella todavía temía lo que podría suceder si el Eco continuaba creciendo dentro de ella.

Esa noche, Nya decidió buscar a Lunara para hablar sobre lo que estaba experimentando. Sabía que no podía seguir ignorando la voz del Eco, y si alguien podía ayudarla a entenderlo, era ella.

Lunara estaba en su taller, revisando un libro antiguo con símbolos que Nya reconoció como similares a los que había visto en sus sueños.

—¿Puedo interrumpir? —preguntó Nya desde la puerta.

Lunara levantó la vista, asintiendo.

—Siempre. ¿Qué sucede?

Nya entró, dejando que la puerta se cerrara detrás de ella.

—Necesito hablar sobre… el Eco.

Lunara frunció el ceño, cerrando el libro y dedicándole toda su atención.

—¿Qué está pasando?

Nya le explicó todo: los sueños, la voz que la llamaba, la sensación de estar dividida entre las runas y el Eco. A medida que hablaba, el rostro de Lunara se volvía más serio, pero no mostró sorpresa.

—No es inusual que el Eco intente aferrarse a quien está conectado a él —dijo finalmente—. Pero lo que me preocupa es que su influencia parece estar creciendo. Eso significa que algo está alimentándolo.

—¿Crees que tiene que ver con los fragmentos? —preguntó Nya.

Lunara asintió lentamente.

—Sí. Cada fragmento que neutralizamos debilita su poder, pero también parece provocar una reacción en él, como si estuviera intentando reclamar lo que perdió.

Nya sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, pero intentó mantener la calma.

—Entonces, ¿qué puedo hacer?

Lunara la miró con una mezcla de preocupación y determinación.

—Tienes que fortalecer tu vínculo con las runas. Si el Eco está intentando dividirte, las runas pueden ser tu ancla. Pero necesitas confiar completamente en ellas… y en ti misma.

Esa noche, mientras Nya meditaba en el círculo de piedras, sintió que algo dentro de ella cambiaba. Aunque la voz del Eco seguía presente, las runas parecían más fuertes, como si respondieran a su decisión de resistir.



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En el texto hay: lobos, misterio y romance, brujaslobos

Editado: 18.06.2025

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