Capítulo 15: Fortaleciendo el Vínculo

El primer rayo de sol iluminaba el círculo de piedras cuando Nya se despertó, decidida a tomar el control de la conexión con las runas. Aunque la voz del Eco seguía presente en lo profundo de su mente, algo en ella había cambiado desde su conversación con Lunara y Cael. Ahora, en lugar de temer la división dentro de sí misma, sentía una nueva resolución para enfrentarla.

Lunara estaba esperando en el claro cuando Nya llegó. A su lado, Selene y Kieran la observaban con una mezcla de curiosidad y cautela. Cael también estaba allí, apoyado contra una de las piedras, con los brazos cruzados. Sus ojos dorados brillaban con la luz del amanecer mientras la miraba acercarse.

—¿Lista? —preguntó Lunara, con una expresión seria.

Nya asintió, tomando una respiración profunda.

—Estoy lista.

Lunara condujo a Nya al centro del círculo, donde las runas en el suelo brillaban débilmente.

—Antes de que podamos fortalecer tu vínculo con las runas, necesitas despejar tu mente —explicó Lunara—. La conexión con el Eco está alimentada por el caos interno, pero las runas responden a la claridad y la intención.

Selene se acercó, colocando un pequeño cuenco de cristal frente a Nya. Dentro, un líquido plateado burbujeaba suavemente.

—Esto te ayudará a concentrarte —dijo Selene, entregándole el cuenco—. Es un elixir de calma, diseñado para silenciar las voces que no pertenecen a ti.

Nya miró el cuenco con cierta duda, pero finalmente lo llevó a sus labios y bebió el contenido. El líquido era frío al principio, pero a medida que bajaba por su garganta, sintió una calidez que se extendía por todo su cuerpo.

—Ahora siéntate y cierra los ojos —dijo Lunara, sentándose frente a ella—. Escucha el flujo de las runas. Déjalas guiarte.

Nya hizo lo que le pidieron, cruzando las piernas y cerrando los ojos. Al principio, solo escuchaba el susurro del viento y el crujido de las hojas a su alrededor. Pero lentamente, un zumbido suave comenzó a llenar su mente. Era el sonido de las runas, un pulso constante y tranquilizador que parecía envolverla.

Mientras Nya se sumergía más profundamente en la meditación, sintió cómo las runas comenzaban a interactuar con su energía. Era como si estuvieran probándola, buscando algo dentro de ella.

—No te resistas —dijo Lunara, su voz calmada pero firme—. Déjalas entrar.

Nya tomó una respiración profunda, relajando su mente. Dejó que las runas exploraran su conexión con el Eco, permitiendo que sus energías se mezclaran. Pero a medida que lo hacía, sintió un tirón en su pecho, una resistencia que no podía ignorar.

—“No puedes escapar de lo que eres, hija del Eco.”

La voz resonó en su mente, fría y burlona, pero esta vez Nya no permitió que la controlara.

—No eres más fuerte que yo —murmuró, con los ojos aún cerrados.

Las runas respondieron a su determinación, brillando con más intensidad. El tirón en su pecho comenzó a disminuir, reemplazado por una sensación de calma que nunca antes había experimentado.

Lentamente, abrió los ojos, encontrándose con la mirada satisfecha de Lunara.

—Lo hiciste bien —dijo Lunara, sonriendo levemente—. Pero este es solo el primer paso.

Durante las semanas siguientes, Nya continuó fortaleciendo su vínculo con las runas. Lunara y Selene la guiaron en ejercicios diseñados para profundizar su conexión, mientras Kieran y Cael permanecían cerca para ofrecer apoyo.

Uno de los ejercicios más difíciles consistía en sincronizar su energía con las runas mientras ignoraba las distracciones externas. Selene creaba ilusiones de sombras y ecos que intentaban romper su concentración, pero con cada sesión, Nya se volvía más fuerte.

—Es impresionante cuánto ha progresado —comentó Kieran una noche mientras observaba a Nya practicar desde una distancia segura.

Cael, que estaba a su lado, sonrió ligeramente.

—Siempre supe que podía hacerlo. Solo necesitaba creer en sí misma.

Un mes después de haber comenzado su entrenamiento, Nya se encontraba de nuevo en el círculo de piedras. Esta vez, las runas brillaban con una intensidad que iluminaba todo el claro, y el aire estaba cargado de magia.

—Hoy completaremos tu conexión con las runas —dijo Lunara, mirando a Nya con orgullo—. Pero ten en cuenta que esto no significa que el Eco dejará de intentar influenciarte. Significa que tendrás la fuerza para resistirlo.

Nya asintió, tomando una respiración profunda.

—Estoy lista.

Lunara comenzó a entonar un cántico, y las runas respondieron de inmediato, brillando con una luz cálida y envolvente. Nya cerró los ojos, dejando que su energía fluyera hacia las runas mientras ellas se conectaban con su esencia.

Al principio, sintió una ligera resistencia, pero esta vez no hubo duda en su mente. Las runas la aceptaron por completo, y por primera vez, sintió que el Eco dentro de ella estaba completamente silenciado.

Cuando abrió los ojos, las runas seguían brillando, pero esta vez sentía que formaban parte de ella de una manera que nunca había experimentado antes.

—Lo lograste —dijo Cael, acercándose con una sonrisa.

Nya asintió, mirando las runas con asombro.

—No estoy segura de cómo describirlo, pero siento que… finalmente encontré mi lugar.

Esa noche, mientras el campamento celebraba el éxito de Nya, Lunara y Selene discutían en privado sobre los próximos pasos.

—Sabes tan bien como yo que esto no ha terminado —dijo Selene, mirando a Lunara con seriedad.

—Lo sé —respondió Lunara, con el ceño fruncido—. Pero ahora tenemos una oportunidad real de enfrentarnos al Eco y a quienes lo manipulan.

Ambas miraron hacia el círculo de piedras, donde Nya y Cael estaban sentados juntos, sus risas llenando el aire.

—Tendremos que actuar rápido —dijo Selene, con un tono sombrío—. Porque la figura que manipula los fragmentos no se detendrá.

Y mientras la noche avanzaba, el claro permaneció iluminado por las runas, un recordatorio de que, aunque el equilibrio era frágil, también era poderoso.