Capítulo 16: El Fragmento Mayor

El aire del valle estaba más denso de lo normal, cargado de una energía que hacía vibrar las runas incluso en momentos de calma. Lunara había convocado una reunión con Selene, Kieran, Cael y Nya en el círculo de piedras, donde la luz del amanecer apenas lograba perforar la neblina que cubría el campamento.

—Algo ha cambiado —comenzó Lunara, con el ceño fruncido mientras sus dedos trazaban patrones en el suelo—. Las runas están actuando de manera inusual, y creo que sabemos por qué.

—Otro fragmento —murmuró Selene, con una expresión de comprensión sombría.

Lunara asintió.

—Pero no es como los que hemos encontrado antes. Este fragmento es diferente. Las runas están reaccionando con una intensidad que nunca antes habíamos visto.

Nya, que estaba sentada cerca de la piedra central, sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Aunque había fortalecido su conexión con las runas, todavía podía sentir un leve eco de la energía oscura que estaba intentando reclamarla.

—¿Diferente cómo? —preguntó Cael, cruzando los brazos mientras miraba a su madre.

Lunara se volvió hacia él, su rostro más serio de lo habitual.

—Este fragmento no solo es más poderoso. También está vinculado directamente al corazón del Eco. Si logramos neutralizarlo, podríamos debilitar significativamente su influencia… pero si falla, podría desestabilizar el equilibrio por completo.

Mientras Lunara y Selene trabajaban en un hechizo para localizar el fragmento, Cael y Nya practicaban con las runas para asegurarse de que estaban completamente sincronizados. Aunque su conexión había mejorado significativamente, sabían que este desafío sería mucho mayor que los anteriores.

—¿Estás nerviosa? —preguntó Cael, mientras observaba a Nya canalizar su magia hacia una de las piedras del círculo.

Ella lo miró por un momento antes de responder.

—Un poco. Pero no puedo dejar que eso me detenga.

Cael sonrió levemente, cruzando los brazos.

—Esa es la Nya que conozco.

Ella rodó los ojos, pero no pudo evitar sonreír también.

—¿Y tú? ¿Estás listo para enfrentarte a lo que sea que nos espera?

—Siempre —respondió él, con una confianza tranquila que la reconfortó más de lo que esperaba.

Unas horas más tarde, Lunara y Selene terminaron de ajustar el hechizo de localización. Una ráfaga de energía mágica atravesó el círculo, iluminando un mapa que habían extendido sobre una mesa cercana.

—Está en las Montañas Sombrías —dijo Selene, señalando una región lejana en el extremo norte del mapa—. Un lugar donde la magia es inestable y peligrosa.

Kieran frunció el ceño, apoyando una mano en el mapa.

—Si el fragmento está allí, significa que alguien lo colocó deliberadamente. Las Montañas Sombrías no son un lugar que la gente visite por accidente.

Lunara asintió.

—Es posible que la figura encapuchada que hemos enfrentado antes esté esperando allí. Si es así, debemos estar preparados para un enfrentamiento directo.

—Entonces no hay tiempo que perder —dijo Cael, mirando a Nya antes de dirigirse al resto del grupo—. Partiremos al amanecer.

El viaje hacia las Montañas Sombrías fue más arduo que cualquier cosa que Cael y Nya hubieran enfrentado antes. El terreno era empinado y rocoso, y la atmósfera estaba cargada de una energía oscura que parecía drenar su fuerza con cada paso.

—Este lugar está… vivo —dijo Nya, deteniéndose para observar las sombras que se movían entre las rocas.

—No dejes que te distraigan —respondió Kieran, liderando el grupo mientras olfateaba el aire—. Estas montañas están llenas de ilusiones diseñadas para confundirte.

Cael, que caminaba junto a Nya, la miró de reojo.

—¿Estás bien?

Ella asintió, aunque su expresión estaba tensa.

—Solo necesito mantenerme enfocada.

Cuando finalmente llegaron al lugar donde el hechizo de localización señalaba, encontraron una caverna oscura y profunda que parecía respirar por sí sola. Las paredes estaban cubiertas de símbolos antiguos, y en el centro de la caverna, un fragmento enorme de cristal negro pulsaba con una luz oscura y opresiva.

—Ese es el fragmento mayor —dijo Selene, con la voz cargada de asombro y preocupación—. Su energía es… abrumadora.

Nya sintió un tirón en su pecho, como si el fragmento estuviera tratando de arrastrarla hacia él. Cerró los ojos y respiró profundamente, recordando su conexión con las runas.

—Podemos hacerlo —dijo, más para sí misma que para los demás.

Lunara asintió, colocando una mano en el hombro de Nya.

—Confía en las runas. Ellas te guiarán.

Lunara y Selene comenzaron a trazar símbolos mágicos alrededor del fragmento, creando una barrera que evitaría que la energía oscura se extendiera mientras Cael y Nya trabajaban para neutralizarlo.

—Recuerden, deben sincronizarse completamente —dijo Selene, mirando a los dos jóvenes con seriedad—. Si hay incluso una pequeña interrupción en su conexión, el fragmento podría desatar una reacción desastrosa.

Cael y Nya intercambiaron una mirada antes de colocarse frente al fragmento. Ambos extendieron las manos, dejando que sus energías fluyeran hacia el cristal.

Al principio, el fragmento resistió, emitiendo una oleada de energía que hizo temblar el suelo. Pero poco a poco, las runas dentro de Cael y Nya comenzaron a brillar con más fuerza, contrarrestando la influencia oscura del Eco.

—¡Está funcionando! —gritó Lunara, mientras la barrera alrededor del fragmento comenzaba a fortalecerse.

Pero justo cuando parecía que estaban ganando terreno, un rugido profundo resonó en la caverna. De las sombras surgió la figura encapuchada, sosteniendo un cristal negro que brillaba con una luz peligrosa.

—No permitiré que interfieran con el plan del Eco —dijo, su voz llena de furia mientras levantaba el cristal.

Kieran y Selene se colocaron frente a la figura, preparados para enfrentarlo mientras Lunara seguía fortaleciendo la barrera.