El eco de la magia

Capítulo 17: El Fragmento Neutralizado

La caverna parecía respirar, como si fuera un ser vivo atrapado en un ciclo interminable de tensión y resistencia. Las paredes vibraban al ritmo de la energía que se desataba del fragmento oscuro, y cada segundo que pasaba, el aire se volvía más pesado. Sin embargo, Cael y Nya permanecían inmóviles, con sus manos extendidas hacia el cristal, dejando que sus energías dorada y azul oscuro fluyeran hacia la colosal presencia del Eco.

Lunara y Selene mantenían la barrera mágica alrededor del fragmento, protegiendo a Cael y Nya del peligroso flujo de energía mientras combatían la creciente influencia del Eco. La figura encapuchada, aunque claramente frustrada, permanecía en las sombras, observando con una calma inquietante.

Cael sintió cómo las runas dentro de él vibraban con una intensidad casi insoportable. La conexión que compartía con Nya era lo único que le daba equilibrio, como un ancla que evitaba que fuera arrastrado por la energía caótica que el fragmento emanaba.

—¿Estás bien? —preguntó, sin apartar la mirada del cristal.

—Sí —respondió Nya, aunque su respiración era entrecortada—. Solo… mantente conmigo.

Cael asintió, enfocándose aún más. La clave era la sincronización, como Lunara había insistido una y otra vez. No podían permitirse un solo error.

—Siente las runas —dijo Nya, su voz apenas un susurro—. Están aquí para guiarnos.

Cael cerró los ojos y dejó que su magia fluyera sin resistencia. Podía sentir las runas resonando a través de su conexión con Nya, formando un puente de luz que contrarrestaba la oscuridad del fragmento.

Sin previo aviso, el fragmento emitió un rugido profundo que resonó en toda la caverna. La energía oscura se intensificó, golpeando la barrera mágica que Lunara y Selene habían levantado. Las líneas de los símbolos que habían trazado comenzaron a parpadear, y Lunara frunció el ceño.

—No podemos mantener esto mucho tiempo —advirtió, reforzando la barrera con un movimiento de sus manos.

Selene apretó los dientes, mirando a Cael y Nya.

—Tienen que apresurarse. Si el fragmento se desestabiliza por completo, liberará una onda de energía que podría destruir todo en un radio de kilómetros.

Nya sintió cómo el tirón del Eco se intensificaba, como si el fragmento estuviera intentando absorberla por completo. Su conexión con las runas era lo único que la mantenía firme, pero incluso eso estaba siendo puesto a prueba.

—No me arrastrarás —murmuró, apretando los puños mientras aumentaba el flujo de su magia.

El fragmento comenzó a vibrar violentamente, emitiendo destellos de luz oscura que parecían desgarrar el aire.

De repente, Cael sintió un tirón en su pecho, como si algo intentara romper su conexión con Nya. Abrió los ojos de golpe, notando que la energía dorada de sus runas comenzaba a fluctuar.

—¡Nya! Algo está mal —dijo, su voz cargada de alarma.

Nya abrió los ojos también, viendo cómo la energía dorada de Cael se debilitaba.

—¡No pierdas el foco! —gritó, extendiendo su mano hacia él.

Cael dudó por un momento, pero luego tomó su mano, dejando que sus energías se entrelazaran de nuevo. La conexión entre ellos se fortaleció, y las runas respondieron con un destello brillante que iluminó toda la caverna.

—Gracias —dijo Cael, respirando profundamente mientras recuperaba el equilibrio.

Nya esbozó una sonrisa débil, aunque su rostro estaba marcado por el esfuerzo.

—Estamos en esto juntos, ¿recuerdas?

Lentamente, el flujo de energía de Cael y Nya comenzó a dominar al fragmento. Las runas en el suelo brillaban con más intensidad, y el cristal oscuro empezó a vibrar menos, como si finalmente estuviera cediendo.

—Lo están logrando —dijo Selene, con una mezcla de alivio y asombro.

Lunara asintió, aunque no bajó la guardia.

—No se detengan. Están muy cerca.

El fragmento emitió un último rugido, pero esta vez, las runas respondieron con un pulso de luz que lo envolvió por completo. Cael y Nya canalizaron toda su energía hacia el cristal, y finalmente, la oscuridad que lo rodeaba comenzó a desvanecerse.

Cuando todo terminó, el fragmento dejó de brillar. Su superficie, antes negra como el ébano, ahora tenía un tono gris opaco, como si toda la energía del Eco hubiera sido eliminada.

Cael y Nya cayeron de rodillas, agotados pero aliviados. Las runas en el suelo seguían brillando suavemente, como un recordatorio de que habían logrado lo imposible.

—Lo hicieron —dijo Lunara, acercándose para inspeccionar el fragmento.

Selene soltó un suspiro de alivio, aunque su rostro seguía mostrando preocupación.

—Esto es un gran golpe para el Eco, pero no significa que hayamos ganado. Si este fragmento estaba vinculado directamente a su núcleo, significa que nuestra presencia ya ha sido detectada.

Cael levantó la vista, todavía recuperándose.

—Entonces, ¿qué sigue?

Lunara lo miró con seriedad.

—Debemos llevar este fragmento al círculo de piedras y analizarlo. Si podemos entender su conexión con el Eco, tal vez encontremos una manera de enfrentarnos directamente a él.

En las sombras de la caverna, la figura encapuchada observaba en silencio. Aunque no había intervenido directamente, era evidente que la derrota del fragmento no era algo que hubiera anticipado.

—Han demostrado ser más fuertes de lo que pensaba —murmuró, apretando el cristal negro que aún tenía en sus manos—. Pero esto no ha terminado.

Con un movimiento rápido, desapareció en un destello de oscuridad, dejando la caverna vacía salvo por el grupo que celebraba su victoria.

Esa noche, mientras el grupo regresaba al campamento, Nya y Cael caminaron juntos en silencio. Había algo diferente en el aire entre ellos, una conexión más fuerte que había surgido del enfrentamiento con el fragmento.

—Hoy fue difícil —dijo Nya finalmente, rompiendo el silencio.

Cael asintió, mirándola con una sonrisa cansada.



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En el texto hay: lobos, misterio y romance, brujaslobos

Editado: 18.06.2025

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