El eco de la magia

Capítulo 18: Un Ataque en la Oscuridad

La noche cayó sobre el campamento con un silencio inquietante. Aunque el grupo había regresado con el fragmento mayor neutralizado, la sensación de peligro no había disminuido. Las runas en el círculo brillaban más de lo habitual, como si estuvieran alertando de algo que todavía no podían ver.

Lunara, Selene y Kieran estaban reunidos alrededor del fragmento neutralizado, que ahora descansaba en una mesa rodeada de símbolos protectores. Nya y Cael observaban desde una distancia prudente, ambos sintiendo el peso de lo que habían enfrentado en la caverna.

—Este fragmento está inactivo, pero no completamente desconectado del Eco —dijo Lunara, examinando las líneas irregulares en la superficie gris del cristal—. Podríamos usarlo para rastrear su núcleo, pero también podría ser peligroso.

—¿Qué tipo de peligro? —preguntó Kieran, sus ojos brillando con un destello dorado.

Selene se cruzó de brazos, mirando el fragmento con desconfianza.

—Si el Eco todavía tiene alguna conexión con esto, podría intentar usarlo para localizar nuestra posición.

Nya frunció el ceño, sintiendo un leve escalofrío que recorrió su espalda.

—Entonces, ¿qué hacemos?

Lunara levantó la vista, su expresión grave.

—Lo sellaremos completamente con las runas. Pero eso requerirá tiempo… y concentración.

Esa noche, el campamento estaba en alerta máxima. Kieran organizó a los lobos de la manada para patrullar los alrededores, mientras Lunara y Selene trabajaban en el círculo para preparar el sello final. Cael y Nya fueron asignados para vigilar el fragmento mientras descansaban en la cabaña central.

—Esto se siente demasiado tranquilo —murmuró Cael, cruzando los brazos mientras observaba el fragmento desde el otro lado de la habitación.

Nya, que estaba sentada junto a una ventana, asintió lentamente.

—Lo sé. Es como si… algo estuviera esperando el momento perfecto para atacar.

Cael miró hacia ella, notando la tensión en sus hombros.

—Si algo sucede, lo enfrentaremos juntos. Como siempre.

Nya esbozó una sonrisa leve, aunque su mente seguía inquieta.

—Espero que tengamos esa oportunidad.

No mucho después de que el campamento se sumiera en la calma, un rugido profundo rompió el silencio. Cael y Nya se pusieron de pie de inmediato, sus runas vibrando dentro de ellos como si respondieran a una amenaza inminente.

—¿Qué fue eso? —preguntó Nya, con los ojos muy abiertos.

Cael no respondió de inmediato, pero antes de que pudiera moverse, la puerta de la cabaña se abrió de golpe. Kieran entró, transformado parcialmente en lobo, con los ojos dorados brillando intensamente.

—Están aquí —dijo, con un tono urgente—. ¡Las sombras están atacando el campamento!

Sin perder tiempo, Cael y Nya lo siguieron hacia el exterior, donde el caos se desataba. Las sombras, retorcidas y vivas, se movían rápidamente entre las cabañas, atacando a cualquiera que se interpusiera en su camino. Los lobos luchaban con ferocidad, pero las sombras parecían interminables.

En el centro del círculo, Lunara y Selene trabajaban frenéticamente para mantener una barrera mágica que protegía el fragmento.

—¡Cael, Nya! —gritó Lunara, su voz cortando el ruido del combate—. ¡Necesitamos que refuercen la barrera desde dentro!

Sin dudarlo, ambos corrieron hacia el círculo, esquivando las sombras mientras sus runas brillaban con intensidad.

Mientras reforzaban la barrera, un destello oscuro apareció en el borde del círculo. La figura encapuchada emergió de las sombras, con su cristal negro brillando peligrosamente en su mano.

—No pensé que llegarían tan lejos —dijo, su voz cargada de burla—. Pero esto termina aquí.

Cael dio un paso adelante, con su magia dorada chisporroteando en sus manos.

—No te dejaremos destruir este equilibrio.

La figura inclinó la cabeza, como si estuviera evaluándolo.

—El equilibrio ya está roto, joven guardián. Solo estoy asegurándome de que no haya vuelta atrás.

Sin más advertencias, la figura levantó el cristal y lanzó una oleada de energía oscura hacia ellos. Nya reaccionó rápidamente, levantando una barrera de energía azul oscuro que bloqueó el ataque.

—¡Cael, mantén la conexión con las runas! —gritó, mientras sus manos temblaban por el esfuerzo.

Cael asintió, cerrando los ojos mientras canalizaba su magia hacia la barrera principal. Las runas respondieron, brillando con una luz cegadora que obligó a las sombras a retroceder.

Mientras la figura encapuchada seguía atacando, Nya sintió algo dentro de ella: el tirón familiar del Eco. Por un momento, las voces regresaron, susurrándole que debía unirse a las sombras, que era parte de ellas.

—No… —murmuró, apretando los dientes mientras luchaba por mantenerse firme.

—Nya, ¡concéntrate! —gritó Cael, notando cómo su magia comenzaba a fluctuar.

Ella respiró hondo, recordando las palabras de Lunara. Las runas eran su ancla, su conexión con la luz. Cerró los ojos y dejó que su energía se alineara con las runas, bloqueando la voz del Eco.

De repente, su magia se estabilizó, y las runas brillaron con más fuerza que nunca. Nya levantó ambas manos, canalizando una ráfaga de energía azul oscuro que golpeó directamente a la figura encapuchada.

El impacto fue suficiente para hacer que el cristal negro cayera al suelo, rompiéndose en pedazos. La figura retrocedió, herida pero no derrotada.

—Esto no ha terminado —gruñó, antes de desaparecer en un torbellino de sombras.

Con la retirada de la figura encapuchada, las sombras que atacaban el campamento comenzaron a desvanecerse. Los lobos, aunque agotados, lograron mantener la vigilancia mientras Lunara y Selene completaban el sello del fragmento.

Cael y Nya cayeron de rodillas, respirando con dificultad mientras el círculo volvía a la calma.

—Lo logramos —dijo Cael, mirando a Nya con una sonrisa débil.

Ella asintió, aunque sus manos todavía temblaban.



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En el texto hay: lobos, misterio y romance, brujaslobos

Editado: 18.06.2025

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