El eco de la magia

Capítulo 20: El Vínculo Oscuro

El día amaneció con una bruma que parecía aferrarse al suelo del campamento. Las runas en el círculo brillaban débilmente, pero había algo inquietante en su luz: un parpadeo irregular que no habían mostrado antes. Lunara lo notó de inmediato, y la inquietud en su rostro hizo que todo el campamento se pusiera en alerta.

Cael y Nya estaban en el borde del círculo cuando Lunara los llamó con urgencia. Selene, que ya estaba examinando las runas, giró hacia ellos con una expresión grave.

—Algo está interfiriendo con las runas —dijo Lunara, sus ojos recorriendo los símbolos mágicos grabados en las piedras—. Y creo que tiene que ver con el vínculo de Nya con el Eco.

Nya sintió un escalofrío recorrer su espalda. Aunque había trabajado duro para fortalecer su conexión con las runas, sabía que el Eco todavía estaba presente dentro de ella.

—¿Qué significa eso? —preguntó Cael, dando un paso hacia adelante.

Selene cruzó los brazos, mirando directamente a Nya.

—Significa que necesitamos entender mejor cómo funciona tu conexión con el Eco. Hasta ahora, hemos asumido que es una influencia externa que puedes resistir, pero ¿y si es más profundo?

Lunara condujo a Nya y Cael al taller, donde los libros antiguos y los cristales mágicos llenaban cada rincón. Sobre la mesa central había un pergamino desgastado con símbolos que Nya no reconocía, pero que parecían antiguos y poderosos.

—Este es un registro de las primeras brujas que interactuaron con el Eco —explicó Lunara, mientras desenrollaba el pergamino—. Según estos escritos, el Eco no solo corrompe; también crea vínculos con aquellos que toca, marcándolos de una manera que nunca se desvanece por completo.

Nya se inclinó para observar los símbolos, sintiendo un extraño tirón en su pecho mientras los estudiaba.

—¿Crees que estoy marcada? —preguntó, su voz apenas un susurro.

Lunara asintió lentamente.

—Es posible. Pero eso no significa que estés condenada. Estos registros también hablan de personas que usaron esa conexión para volverse más fuertes, para luchar contra el Eco desde dentro.

Cael frunció el ceño, cruzando los brazos.

—¿Cómo podemos saberlo con certeza?

Selene, que había permanecido en silencio hasta entonces, tomó un cristal de la mesa y lo sostuvo frente a Nya.

—Podemos usar esto para explorar el vínculo. Es arriesgado, pero si funciona, podríamos entender mejor cómo el Eco interactúa contigo.

Nya miró el cristal con cautela. Aunque la idea de explorar su conexión con el Eco la aterraba, sabía que era necesario.

—Hagámoslo —dijo finalmente, con determinación.

Lunara y Selene prepararon un círculo dentro del taller, colocando símbolos mágicos en el suelo y cristales alrededor de Nya. Cael permaneció cerca, aunque le habían dicho que no interviniera directamente en el ritual.

—Nya, esto será intenso —advirtió Lunara, mientras encendía una vela negra en el centro del círculo—. Pero confía en las runas y en ti misma.

Nya asintió, sentándose en el centro del círculo. Selene colocó el cristal frente a ella, que comenzó a brillar con una luz tenue.

—Cierra los ojos y concéntrate en tu vínculo con las runas —dijo Selene—. Deja que ellas te guíen hacia el Eco.

Nya cerró los ojos y respiró profundamente, permitiendo que la energía de las runas la envolviera. Al principio, sintió una calma familiar, el mismo calor que siempre la reconfortaba. Pero luego, algo cambió.

De repente, Nya se encontró en un paisaje oscuro y vacío. Era como si estuviera dentro de un sueño, pero podía sentir cada paso que daba sobre el suelo frío y áspero. Las sombras se movían a su alrededor, susurrando palabras que no podía entender.

—¿Dónde estoy? —preguntó, aunque no esperaba una respuesta.

—Estás en el corazón del vínculo —dijo una voz profunda y resonante.

Nya giró rápidamente, encontrándose con una figura oscura que parecía surgir de las sombras mismas. Sus ojos brillaban con una luz roja, y su presencia era abrumadora.

—¿Eres el Eco? —preguntó, tratando de mantener la calma.

La figura inclinó la cabeza, como si la estudiara.

—Soy una parte de ti, Nya. La conexión que nunca podrás romper.

Nya sintió cómo su pecho se tensaba, pero se obligó a enfrentarlo.

—No te pertenezco.

La figura dejó escapar una risa baja, que resonó en todo el espacio.

—¿Estás segura? Cada vez que usas las runas, cada vez que luchas contra mí, alimentas este vínculo. Eres tanto parte de las runas como lo eres de mí.

Nya apretó los puños, sintiendo la ira burbujear dentro de ella.

—No importa lo que digas. Siempre elegiré las runas.

La figura dio un paso hacia ella, extendiendo una mano que parecía estar hecha de sombras vivas.

—Entonces elige, Nya. Pero recuerda: no puedes negar lo que eres.

De repente, Nya abrió los ojos, respirando con dificultad mientras el cristal frente a ella se apagaba. Cael corrió hacia ella, arrodillándose a su lado.

—¿Estás bien? —preguntó, con preocupación evidente en su voz.

Nya asintió, aunque todavía sentía un ligero temblor en su cuerpo.

—Lo vi. Vi al Eco… o al menos una parte de él.

Lunara y Selene se acercaron, con expresiones graves.

—¿Qué dijo? —preguntó Lunara.

Nya los miró, con determinación en sus ojos.

—Dijo que siempre seré parte de él. Pero también dijo algo más… que cada vez que uso las runas, el vínculo entre nosotros se fortalece.

Selene frunció el ceño.

—Eso significa que, aunque estés resistiendo al Eco, también estás interactuando con él. Ese vínculo podría volverse peligroso si no lo manejamos cuidadosamente.

Cael colocó una mano en el hombro de Nya, como si quisiera transmitirle su fuerza.

—No importa lo que signifique ese vínculo. No vamos a dejar que te controle.

Nya miró a Cael y luego a Lunara. Aunque las palabras del Eco seguían rondando en su mente, sabía que no estaba sola en esta lucha.



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En el texto hay: lobos, misterio y romance, brujaslobos

Editado: 18.06.2025

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