El día siguiente comenzó con un aire de intensidad en el campamento. Todos sabían que la conexión de Nya con el Eco era una pieza clave en la lucha, pero también una amenaza latente. Lunara, Selene, y el resto del consejo trabajaron durante horas en el círculo de piedras, ajustando las runas para proteger mejor a Nya mientras exploraban formas de usar su vínculo en contra del Eco.
Cael y Nya observaban desde la distancia, con una mezcla de anticipación y preocupación. Aunque Nya había logrado enfrentarse a las sombras del Eco, sabía que cada interacción con esa parte de sí misma era un riesgo.
—¿Estás segura de que quieres hacer esto? —preguntó Cael, mientras caminaban juntos hacia el círculo.
Nya lo miró, con una determinación que no había mostrado antes.
—Si no lo hago, el Eco siempre tendrá la ventaja. No puedo seguir huyendo de esto.
Cael asintió, con una leve sonrisa.
—Entonces lo haremos juntos.
En el centro del círculo, Lunara y Selene trazaban nuevos símbolos alrededor de las piedras principales. Estas runas, según Lunara, serían capaces de canalizar y aislar la energía del Eco que fluía a través de Nya, permitiéndoles entender mejor cómo funcionaba el vínculo.
—El objetivo es simple —explicó Lunara, mientras ajustaba una línea de energía mágica—. Usaremos las runas para amplificar tu conexión con el Eco, pero mantendremos esa energía bajo control. Si logramos estabilizar el flujo, podríamos rastrear la fuente de esa conexión directamente al núcleo del Eco.
—¿Y qué pasa si no logramos estabilizarla? —preguntó Nya, cruzando los brazos.
Selene la miró con seriedad.
—Entonces podríamos abrir una puerta directa al Eco, y todos estaríamos en peligro.
Cael dio un paso adelante, con los ojos fijos en Selene.
—Eso no va a pasar. Nya y yo lo manejaremos.
Lunara asintió, aunque la preocupación en su rostro era evidente.
—Confío en ustedes, pero esto será más difícil que cualquier cosa que hayan enfrentado antes.
Cuando todo estuvo listo, Nya se sentó en el centro del círculo, rodeada por los símbolos brillantes de las runas. Cael se colocó frente a ella, extendiendo sus manos para establecer la conexión.
—Recuerda, Nya —dijo Lunara, observándolos desde el borde del círculo—. Las runas son tu ancla. No permitas que el Eco te domine.
Nya cerró los ojos, respirando profundamente mientras se concentraba en las runas. Al principio, sintió el calor familiar de su energía mágica, pero poco a poco, una presencia más oscura comenzó a filtrarse. Era el Eco, suave al principio, pero cada vez más insistente.
—Está aquí —murmuró Nya, sin abrir los ojos.
—Lo sabemos —respondió Cael, con las runas doradas de su cuerpo brillando más intensamente—. Mantente conmigo.
Las runas en el círculo comenzaron a brillar con más fuerza, resonando con las energías de Cael y Nya. Por un momento, todo parecía bajo control. Pero entonces, una ráfaga de energía oscura se desató, golpeando las barreras mágicas que Lunara y Selene habían colocado.
—¡Mantengan el flujo estable! —gritó Selene, reforzando las protecciones con un gesto rápido.
Dentro de su mente, Nya sintió cómo la conexión con el Eco se profundizaba. Esta vez, sin embargo, no estaba sola. Las runas de Cael se entrelazaron con las suyas, formando una barrera de luz que la protegía de ser consumida por las sombras.
—Puedo verlo —dijo Nya, con la voz temblorosa—. El núcleo del Eco. Es… enorme.
Cael cerró los ojos, concentrándose en mantener el flujo de energía.
—¿Puedes sentir algo más? ¿Una forma de romper su conexión?
Nya asintió lentamente, sintiendo cómo las runas dentro de ella respondían a su voluntad.
—Hay una debilidad. Pero está protegida… como si alguien estuviera bloqueándola.
Lunara intercambió una mirada rápida con Selene, antes de acercarse al borde del círculo.
—Esa debe ser la figura encapuchada. Su cristal probablemente está reforzando las defensas del núcleo.
Nya apretó los dientes, sintiendo el peso del Eco presionando contra ella.
—No puedo acercarme más. Necesitamos encontrar otra manera.
Cael abrió los ojos, sus runas brillando con una intensidad cegadora.
—Entonces usamos lo que tenemos. Si sabemos dónde está la debilidad, podemos atacar directamente al núcleo cuando llegue el momento.
Con un último esfuerzo, Nya y Cael canalizaron sus energías hacia las runas, cerrando la conexión con el núcleo del Eco. Las sombras retrocedieron, y el círculo de piedras volvió a brillar con una luz constante.
Nya abrió los ojos, respirando con dificultad mientras Cael la ayudaba a levantarse.
—¿Lo logramos? —preguntó, con la voz apenas audible.
Lunara asintió, con una leve sonrisa de alivio.
—Sí. Ahora tenemos una idea de cómo enfrentarnos al núcleo del Eco. Pero también sabemos que no será fácil.
Selene observó a Nya con atención, con los brazos cruzados.
—Tu vínculo con el Eco es una herramienta poderosa, pero también un riesgo. Debemos trabajar para reforzar las runas dentro de ti antes de intentar algo más grande.
Nya asintió, aunque todavía sentía el peso de lo que había experimentado.
—Haré lo que sea necesario.
Esa noche, mientras el campamento se calmaba, Nya y Cael se sentaron juntos cerca de la fogata. Aunque ambos estaban exhaustos, había un alivio palpable en el aire.
—Hoy fue intenso —dijo Nya, rompiendo el silencio.
Cael sonrió, apoyándose contra un tronco.
—Eso es quedarse corto. Pero lo hiciste increíble, Nya.
Ella lo miró, con una leve sonrisa.
—No podría haberlo hecho sin ti.
Cael sostuvo su mirada, y por un momento, el mundo pareció detenerse.
—Siempre estaré aquí para ti —dijo finalmente, su voz suave pero llena de certeza.
Nya asintió, dejando que su cabeza descansara ligeramente en su hombro. Aunque sabía que la lucha contra el Eco estaba lejos de terminar, por primera vez en mucho tiempo, sintió que tenía una verdadera oportunidad de ganar.