Jorge.
Entro a mi auto y me cubro con la manta. Ha sido un largo día, no hubo mucho trabajo pero sí me cansé. Cierro los ojos, espero que me gane el sueño pero no lo consigo, mi estómago pide comida a gritos.
—Bueno, veremos qué hay de comer.
Abro la bolsa que trajo Grace y dejé en el asiento, veo un par de manzanas y algunos plátanos. Como ella misma dijo, el pan se ve bien pero seguro sabe horrible. Tomo una manzana y la empiezo a comer, creo que ella trajo todo esto con la mentalidad de llenar mi refrigerador, pero si supiera que ni casa tengo. Le daría más pena.
Sin casa, sin esposa y sin hijos. Mi dilema de todos los días. Qué pesar. Recuerdo cuando Fátima me pedía que no llegara tarde, que los niños me esperaban para cenar. Ahora, ni siquiera tengo una mesa donde sentarme. Preferiría no pensar en eso, pero mis pensamientos son acerca de eso, no hay espacio en mi cabeza para nada más. Lo peor es que desde mañana obligatoriamente tengo que tener dos semanas de vacaciones, lo cual no me alegra en lo absoluto, son dos semanas en las cuales tendré que ver cómo hacer que me alcance el dinero, ya quisiera que fueran vacaciones pagadas. Tengo que ahorrar algo de dinero para alquilarme un cuarto, no puedo seguir en estas condiciones, me voy a terminar fracturando la espalda.
¿Qué haré después de eso? Vivir supongo.
En serio, no sé qué estoy haciendo con mi vida, esto me supera en creces.
Toc toc.
El sonido de unos dedos en la ventana de mi auto me sobresaltan, veo a Simon a través de ella. Me da una sonrisa y abre la puerta delantera del auto. Simon es mi ex cuñado, por así decirlo, es el hermano adoptivo de mi ex esposa. Nunca se llevaron bien por el hecho de que sus padres adoptaron a Simon y esa idea a Fátima no le pareció buena. Cuando lo conocí nos caímos fatal, pero luego de un partido de fútbol nos hicimos más cercanos. Ahora, es con la única persona con quien comparto algo de tiempo, aunque últimamente podría agregar a Grace a esa lista.
—¿Qué haces? ¿Ya durmiendo? —En su voz se nota que no ha tenido un buen día. Él se voltea para ofrecerme una bolsa, que muy seguramente trae comida.
—Gracias —le agradezco y reviso la bolsa—. Sabes que no es necesario. —Muchas veces he querido rechazar su ayuda, pero él es muy insistente. Lleva un tiempo pidiéndome que me vaya a vivir con él.
—Lo hago porque no tengo compañía para comer. —Es mentira, tiene bastantes amigos.
Yo me acomodo en el asiento trasero, aparto la comida que trajo Grace y saco el contenido de la bolsa que trajo Simon, hay bastante diferencia, Grace trajo comida sana y saludable, en cambio Simon trajo dos hamburguesas con papas fritas y una coca cola. Miro las hamburguesas y luego miro la manzana que me estaba comiendo, bueno, nunca debes negar comida porque es de mala educación.
—¿Qué estabas haciendo? —vuelve a preguntar Simon mientras prende el auto para prender la radio y poner música—. ¿Hablando solo como de costumbre?
—Se podría decir.
Saco una hamburguesa, le quito el papel y le doy una mordida. Sin duda, es lo mejor que he probado en días. Hasta puedo ver el cielo comiendo esto.
—¿Has hecho las compras? —Simon se voltea y mira la bolsa que trajo Grace.
—Me lo trajo una amiga. —Bueno, no sé si la considero amiga, pero se ha vuelto cercana.
—¿Amiga? ¿Quién es? ¿La recepcionista de tu trabajo?
—¿Qué? No.
—¿Entonces? Te lo advierto, he visto cómo te mira, te come con los ojos. Es simpática, pero tiene los ojos demasiado pequeños. ¿No te parece?
—¿Qué problema tienen sus ojos? Y no, no es ella.
Simon me mira con curiosidad, de un momento a otro, salta del asiento del chofer y llega al asiento de atrás, estoy tan acostumbrado a que haga eso, que no me sorprende.
—¿Has conocido a alguien? Hombre, recién te divorcias.
—No en ese sentido, no es nada romántico.
—¿Seguro?
—Claro.
—¿Cómo estás seguro?
—Está comprometida, no digas estupideces —suelto y sigo comiendo mi hamburguesa, no quiero mirarlo porque seguro se burlará de mí. Cabe recalcar que Simon es mucho menor que yo, por lo que todo lo relaciona con tener citas románticas y esas cosas. Anda en plena edad de buscar novia.
—¡Ahí está! —Él salta en el asiento—. Dijiste porque está comprometida, no que no te gustaba.
—Oye, no digas tonterías y come.
¿Cómo se le ocurre decir algo como eso? Imposible, Grace y yo solo… solo somos conocidos que se llevan bien. Trabajé arreglando su luz y se siente sola, no entiendo cómo eso puede verse como algo romántico. Es linda, pero se ve algo menor, quiero decir, tampoco soy tan mayor, pero… pero… como sea. Simon solo confunde las cosas.
—Te gusta, ¿verdad? Mira, no te juzgo, mi hermana es el diablo hecho persona, te comprendería totalmente si estás con alguien que sea todo lo contrario a ella.
—¡Oye! No hables así de tu hermana.
—Sabes que tengo razón.
—¡Simon!