El eco del amor

Capítulo 7: Decisiones y Rupturas

Lucas sabía que no había otra opción. La amenaza de la mafia rusa era demasiado grande para ignorarla. Mientras Marina dormía profundamente, él se sentó en la mesa de la cocina, escribiendo una carta con manos firmes pero temblorosas. La decisión que había tomado lo llenaba de miedo, pero también de determinación.

"Estaré de vuelta como querían. Volaré a Rusia el día de mañana a las 7:00 pm. Favor de irme a recoger. Estaremos hablando."

Lucas cerró la carta y la metió en un sobre, asegurándose de que nadie lo viera. Luego, salió al frío de la noche y se dirigió al buzón de correo más cercano. Dejó la carta y regresó a casa, sintiendo el peso de su decisión aplastarlo con cada paso.

De vuelta en casa, comenzó a empacar sus maletas con cuidado, tratando de no hacer ruido para no despertar a Marina. Cada prenda que doblaba y guardaba le recordaba los momentos que había compartido con ella. Sabía que lo que estaba a punto de hacer podría cambiarlo todo.

Pero Marina se despertó. Sintió la ausencia de Lucas a su lado y decidió levantarse. Caminó hacia la habitación de invitados y encontró a Lucas empacando.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó con voz ronca por el sueño.

Lucas se quedó congelado, sabiendo que no había forma de ocultar lo que estaba haciendo.

—Voy a regresar, Marina. Necesito enfrentar esto de una vez por todas.

El rostro de Marina se llenó de incredulidad y luego de furia.

—¿Estás loco? ¡No puedes irte! ¡No puedes dejarme aquí sola!

Lucas trató de acercarse a ella, pero Marina retrocedió, las lágrimas llenando sus ojos.

—Marina, no tenemos otra opción. Si no hago esto, nunca estaremos a salvo.

—¡Esto es una locura, Lucas! ¡Nos estás poniendo en peligro! —Marina gritó, su voz quebrándose.

—No quiero que te hagan daño, Marina. Tengo que hacerlo.

—¿Y qué pasa si te matan? ¿Qué pasa si no vuelves? ¡No puedes simplemente decidir esto sin hablar conmigo!

La discusión se volvió cada vez más intensa, sus voces resonando por toda la casa. Marina estaba desesperada y asustada, mientras que Lucas trataba de mantener la calma pero sentía que cada palabra de Marina era como una puñalada.

—Esto es por nosotros, Marina. Por nuestro futuro.

—¡No quiero un futuro sin ti, Lucas! —gritó Marina, sus lágrimas cayendo libremente.

Lucas se quedó en silencio por un momento, sus ojos encontrando los de Marina. Sabía que ella tenía razón, pero también sabía que no podía dejar que la mafia rusa siguiera amenazándolos.

—Lo siento, Marina —dijo finalmente, su voz baja y llena de tristeza—. Pero tengo que hacerlo.

Con esas palabras, cerró su maleta y se dirigió a la puerta. Marina trató de detenerlo, pero él se apartó suavemente, sus ojos llenos de determinación y dolor.

—Te amo, Marina. Siempre te amaré. Pero tengo que hacer esto.

Marina se quedó en la puerta, mirando cómo Lucas se alejaba. Su corazón se rompió en mil pedazos mientras él desaparecía en la oscuridad de la noche. Sabía que su vida nunca sería la misma.

Lucas se dirigió al aeropuerto, su mente llena de pensamientos y emociones conflictivas. Sabía que había tomado una decisión difícil, pero también sabía que era necesaria. Mientras abordaba el avión hacia Rusia, se prometió a sí mismo que haría todo lo posible para proteger a Marina y asegurarse de que pudieran tener un futuro juntos.

Pero en el fondo, ambos sabían que el camino hacia ese futuro sería más difícil de lo que jamás habían imaginado.




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