El eco del amor

Capítulo 20: El Cumpleaños

El sol de mayo iluminaba las calles de París, y el día estaba cargado de una alegría especial en el hogar de Marina y Lucas. Hoy celebraban el segundo cumpleaños de su hijo, Hugo, y la casa estaba llena de globos, serpentinas y el olor tentador de pasteles recién horneados.

Marina había pasado semanas planeando la fiesta. Quería que fuera perfecta, una celebración digna de su pequeño tesoro. Hugo había llenado sus vidas de amor y risas, y este día era una oportunidad para compartir esa felicidad con sus amigos y familiares.

Lucas, por su parte, había estado encargado de las sorpresas. Había contratado a un mago para entretener a los niños y a un fotógrafo para capturar cada momento especial. Incluso había conseguido una pequeña banda de música para tocar las canciones favoritas de Hugo.

La fiesta comenzó a media mañana, con los primeros invitados llegando y llenando la casa de risas y conversación. Hugo, con sus rizos rubios y grandes ojos curiosos, corría de un lado a otro, encantado con toda la atención y los colores brillantes a su alrededor.

—¡Feliz cumpleaños, campeón! —dijo Lucas, levantando a Hugo en sus brazos y girándolo en el aire, provocando risas de pura felicidad.

Marina observaba la escena con una sonrisa, sintiéndose agradecida por todo lo que tenían. La llegada de Hugo había sido un milagro inesperado, y cada día con él era un regalo. Sus amigos, incluidos algunos de sus colegas artistas y antiguos compañeros del campamento, se unieron a la celebración, haciendo de la fiesta un evento vibrante y lleno de vida.

El mago hizo su aparición, capturando la atención de todos los niños con trucos de cartas, conejos saliendo de sombreros y globos transformándose en animales fantásticos. Hugo estaba fascinado, aplaudiendo y riendo con cada truco.

Después del espectáculo, llegó el momento de la torta. Marina había preparado una torta de chocolate, decorada con colores brillantes y el número "2" en la cima. Mientras todos cantaban "Feliz Cumpleaños", Hugo observaba con ojos abiertos y asombrados.

—Vamos, sopla las velas —le dijo Marina suavemente, ayudando a Hugo a soplar las dos pequeñas velas en la cima de la torta.

Con la torta cortada y repartida, la fiesta continuó con juegos, música y más risas. Lucas se aseguraba de que todos se divirtieran, y Marina capturaba cada momento con su cámara, queriendo preservar esos recuerdos preciosos.

A medida que la tarde avanzaba, los invitados comenzaron a despedirse, dejando a Marina y Lucas con su pequeño Hugo, exhausto pero feliz, en sus brazos. Se sentaron juntos en el sofá, disfrutando del silencio y la paz después de un día tan lleno de emoción.

—Fue un día perfecto —dijo Marina, acurrucándose junto a Lucas.

—Sí, lo fue —respondió Lucas, besando suavemente la frente de Hugo, que ya comenzaba a quedarse dormido.

—¿Te das cuenta de lo afortunados que somos? —dijo Marina, mirando a su familia con amor.

Lucas asintió, sintiéndose abrumado por la gratitud.

—Sí, lo sé. Y haré todo lo posible para asegurarme de que sigamos siendo felices.

Marina sonrió, sabiendo que, a pesar de los desafíos que habían enfrentado, tenían algo muy especial. Con Hugo en sus vidas, sabían que podían superar cualquier cosa. Juntos, como una familia, estaban listos para enfrentar el futuro, sabiendo que el amor que compartían era más fuerte que cualquier obstáculo.

El cumpleaños de Hugo marcó otro capítulo en su historia, uno lleno de esperanza, amor y la promesa de un mañana brillante.




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