El Eco Del Rechazo

Capítulo 13: La Presencia en las Sombras

El sótano estaba envuelto en un silencio antinatural, roto únicamente por el leve crujir de la madera bajo los pies de Alexander. Las sombras parecían tomar vida propia, alargándose y ondulando como si estuvieran respirando. El aire era espeso, cargado de una energía que erizaba su piel.

Kael rugió en su mente, su voz cargada de furia y alerta.

"¡Alexander, no somos los cazadores esta vez! Prepárate para pelear o corre, pero no te quedes ahí como un idiota."

No hay tiempo para escapar, Kael —respondió Alexander entre dientes, sus manos cerrándose en puños—. Sea lo que sea, lo enfrentaremos.

El murmullo gutural se intensificó, resonando como si viniera de todas direcciones. Las luces parpadeaban, proyectando sombras grotescas que parecían acercarse a él, cada vez más grandes. De repente, una risa suave, casi burlona, llenó el aire.

"¿Crees que puedes salvarla?"

La voz no era humana, tenía un eco profundo y desgarrador. Alexander giró sobre sí mismo, buscando el origen, pero no vio nada.

—¡Muéstrate! —gritó, su voz resonando en el sótano vacío.

Kael rugió nuevamente, ansioso por tomar el control y proteger a su humano.

"No está jugando. Esto no es un oponente ordinario. ¡Déjame salir!"

No todavía. Necesito entender lo que estamos enfrentando —murmuró Alexander, aunque su resolución flaqueaba.

Sin previo aviso, una sombra se abalanzó desde el rincón más oscuro de la sala. Alexander apenas tuvo tiempo de esquivarla, cayendo al suelo mientras la figura se deslizaba hacia él como un líquido oscuro. Sacó su cuchillo de plata de la cintura y lo blandió en el aire, pero la sombra se desvaneció antes de que pudiera tocarla.

Otra figura emergió, esta vez a su izquierda, golpeándolo con una fuerza que lo envió contra una estantería. Documentos y carpetas cayeron al suelo mientras Alexander se levantaba, jadeando.

—¡Sal! —rugió, sus ojos comenzando a brillar con el brillo ámbar de su lobo.

Kael rugió en sincronía, empujando contra la barrera mental que los separaba.

"Es magia oscura, Alexander. ¡No puedes luchar contra esto solo!"

¡Dime algo que no sepa!

La sombra se materializó nuevamente, esta vez con una forma más definida. Parecía humanoide, pero sus extremidades eran demasiado largas, y su rostro era una masa de oscuridad líquida. Dos ojos rojos brillaban en el centro, fijos en Alexander.

"Ella no es tuya."

La criatura avanzó, su voz resonando como un coro de susurros. Alexander no esperó. Kael rugió con fuerza, y el cambio comenzó a suceder. Su cuerpo creció, sus huesos se alargaron y su piel se cubrió de un pelaje oscuro. En segundos, Alexander estaba completamente transformado, su forma de lobo lista para la batalla.

La sombra no se inmutó, como si esperara esa reacción. Con un movimiento rápido, se dividió en varias figuras que lo rodearon.

"Esto no está bien, Alexander. Esta magia no es de este mundo."

Kael gruñó, lanzándose contra una de las figuras. Sus garras atravesaron el aire, pero no hicieron daño alguno. Las sombras simplemente se desvanecieron, reapareciendo detrás de él.

Mientras Alexander luchaba desesperadamente, el aire en el sótano cambió nuevamente. La risa burlona regresó, pero esta vez era más profunda, más dominante.

—¡Muéstrate! —rugió Alexander, girando para enfrentar a quien sea que estuviera detrás de esto.

De la oscuridad, una figura comenzó a emerger. Era más grande que cualquier cosa que Alexander había enfrentado antes. Su forma estaba envuelta en una túnica negra, y su rostro estaba oculto bajo una máscara metálica con inscripciones extrañas.

—Así que tú eres el que se interpone en mis planes —dijo la figura, su voz resonando como un trueno apagado—. Alexander, el lobo obstinado.

Kael gruñó, sus orejas levantadas con alerta.

"¿Quién eres tú? ¿Qué quieres?"

La figura inclinó la cabeza, como si estuviera considerando si responder.

—Lo que quiero no es de tu incumbencia. Mi asunto es con la chica.

—¡No la tocarás! —rugió Alexander, sus ojos brillando con furia.

El ser oscuro rió suavemente, su voz cargada de burla.

—Eres valiente, pero también estúpido. No puedes protegerla de lo que viene.

Con un movimiento de su mano, la figura invocó una fuerza invisible que empujó a Alexander contra la pared. El impacto lo dejó aturdido, pero Kael rugió dentro de su mente, forzándolo a mantenerse consciente.

—Si sigues entrometiéndote, acabarás igual que Sienna —dijo la figura, su tono frío como el hielo.

Alexander sintió que su sangre hervía.

—¿Fuiste tú? ¿Tú la mataste?

La figura no respondió directamente. En cambio, comenzó a desvanecerse, sus últimas palabras resonando en el sótano como un eco siniestro.

—La muerte es solo el principio. Pronto, lo entenderás.

Cuando la figura desapareció por completo, las sombras comenzaron a retroceder. El sótano volvió a su estado original, pero Alexander sabía que algo había cambiado.

"Esto no fue solo un ataque, Alexander. Fue una advertencia."

Lo sé, Kael. Pero no vamos a detenernos.

Alexander respiró profundamente, su cuerpo regresando lentamente a su forma humana. Las palabras del ser oscuro seguían resonando en su mente, pero solo le dieron más determinación. Fuera lo que fuera lo que se avecinaba, estaba dispuesto a enfrentarlo.

Al mirar alrededor, notó que algunos de los documentos que había revisado estaban cubiertos de inscripciones que no había visto antes, como si la energía del encuentro hubiera revelado algo oculto.

"La clave está en estos documentos."

Kael gruñó, pero esta vez no de rabia, sino de reconocimiento.

"No lo haremos solos. Necesitamos aliados."

Alexander asintió, recogiendo los papeles con manos firmes. Fuera lo que fuera, había decidido una cosa: no permitiría que nadie más muriera. Y no iba a permitir que Deva cayera en sus manos.




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