Decidió abandonar la casa de inmediato. Subió corriendo las escaleras hacia la salida, pero la puerta principal estaba cerrada. No podía abrirla. El eco, ahora más fuerte, la llamaba por su nombre. Estaba atrapada.
Comenzó a gritar, golpeando la puerta, pero nadie la escuchaba. La sensación de ser observada se intensificaba. Algo estaba con ella, algo que no podía ver, pero que la rodeaba.
—Laura… —el eco parecía acercarse, resonando en sus oídos, en su mente.