El Efecto Haylee x Baylee

Ella se convirtió en mi mejor amiga…

Enero 1, 2018

—¿Cómo estás? ¿Pudiste dormir?
Haylee Ravenson miró hacia todos lados, como inspeccionando que todo estuviera en orden, que nada ni nadie pudiera hacerle daño dentro de la habitación, una vez que terminó la inspección por Haylee colocó su mirada sobre sus manos; al parecer era una costumbre en las hijas de Hernan, al menos cuando estaban nerviosas. Marcus se sentó justo enfrente de ella, para esta sesión había decidido usar la sala vacía; era una especie de habitación, un cuarto de cuatro paredes que solo tenía un par de sillas; para el paciente y para el terapeuta, y Marcus sabía que lo que más necesitaba Haylee era un espacio tranquilo, donde estuviera segura de que nadie la escuchara; Haylee había sufrido bastante desde pequeña, y le costaba demasiado abrirse con las personas, con Marcus le tomó demasiado, y solo deseaba que esa conexión que habían creado no se hubiera cortado.
El silencio parecía querer extenderse mientras Marcus repasaba algunos puntos clave sobre la chica Ravenson, puntos que debía de recordar al momento de realizar una entrevista; uno de ellos era no presionarla; ella respondería cuando quisiera, cuando se sintiera lista, así tomaran más sesiones de las que se tenían planeadas.
Haylee suspiró, jugaba con los bordes de sus mangas, había optado por usar un suéter grande y con las mangas extremadamente largas, Baylee le había ayudado a que no se vieran tan enormes, doblando cuidadosamente de ellas. A Haylee no le gustaba usar ese tipo de ropa, pero en diciembre lo hacía con mucha frecuencia; era una de las tradiciones que tenía cuando vivía en Pensilvania con su madre. 
Una vez que encontró las palabras adecuadas, después de haber ordenado sus pensamientos, habló;
—No estoy bien, y no he podido dormir nada, desde que regresé a casa.
Marcus asintió, Haylee seguía sin verlo a la cara, algo que no le molestaba a Marcus, sin embargo, debía de admitir que le parecía algo muy sospechoso, Haylee siempre parecía que le gustaba ver a las personas a los ojos, ella decía que así se aseguraba de que alguien le estuviera mintiendo o no.
—¿Por lo de tu padre? —Haylee asintió.
—Eso, y el tema de Anastasia. —Marcus frunció las cejas a manera de confusión, incluso con todos los puntos clave que tuviera en mente, Haylee seguía siendo como una caja llena de secretos, una muy grande y que al parecer no tenía fin.
—¿A que te refieres con el tema de Anastasia? ¿qué tiene que ver ella en esto? —Y solo con esas preguntas Marcus logró que Haylee se decidiera a verlo; y cuando lo hizo, Marcus pudo darse cuenta del mal estado en el que se encontraba Haylee, sus ojos sin ese brillo que le caracterizaba, sin esa sonrisa que tanto amaba Marcus, porque si, siempre le había parecido maravillosa y muy hermosa. Y su semblante, no sabía si era por el nuevo color de cabello o por lo que había ocurrido en los últimos días, pero parecía más pálida de lo normal.
—¿Te parece poco?
Y de pronto el semblante y todo en Haylee pareció cambiar; mientras se ponía de pie, Marcus pudo notar como todo el fuego que caracterizaba a Haylee volvía a ella, como si una parte que formaba su personalidad se hubiera apagado, y justo ahora estuviera despertando de la manera más abrupta posible.
Pero no era un simple despertar, no solo se estaba encendiendo aquel fuego característico de ella; Haylee estaba lista para explotar, sin importar el lugar, mucho menos la persona.
—¿Te parece poco que a un año de lo que ocurrió con Ana haya ocurrido esto? ¿Qué haya perdido a papá? ¿Eso te parece poco? —Haylee hizo una pausa, y Marcus respetó su silencio. —¿No he sufrido ya lo suficiente? ¡Tres perdidas! ¡He tenido tres perdidas! Y dos de ellas han sido en tan poco tiempo, con poca diferencia, apenas y me estaba recuperando de la muerte de Ana y ahora sucede lo de papá, no es justo, no es justo que la vida me esté castigando de esta manera, Marcus.
—Pero siempre dijiste que Anastasia…
—Siempre la odié, eso está claro, pero tú te quedaste con la idea de la Haylee de Pensilvania, de la niña que estaba molesta porque mamá estaba muriendo y la única persona que podía salvarla no estaba para ella. Y cuando nos reencontramos seguías con esa idea, por eso crees que ahora sigue siendo lo mismo Marcus, pero no es así, no sabes nada. —Uno de los más grande errores de una persona es creer que conoces muy bien a alguien; eso es una gran mentira, porque siempre, en algún momento de la vida descubres que no es así, que la persona no es como tú pensabas, y entonces todo ese concepto se viene abajo, y entonces no tienes ninguna excusa para mantenerte alado de esa persona.
—Entonces dime, ayúdame a entender qué fue lo que ocurrió después de que llegaste aquí. —Haylee pasó de estar de pie a caer al suelo, de rodillas mientras cruzaba sus brazos, como si se estuviera abrazando, y entonces el silencio se vio opacado por el llanto de Haylee, era tan fuerte y doloroso que Marcus agradeció que le hubieran dado acceso a la sala vacía, esta también se encargaba de bloquear los sonidos del interior al exterior.
—Ella se convirtió en mi mejor amiga. —Exclamó entre lagrimas mientras Marcus se colocaba junto a ella y la abrazaba.
—No hables, tranquila, primero tranquilízate. ¿quieres que vayamos a otra sala? ¿Una con un sillón? —Haylee soltó una risita, pero el llanto seguía.
—Parezco una loca, aquí estamos bien.
Marcus asintió, y espero en silencio a que entre sus brazos Haylee descansara y se calmara, quizás es lo que necesitaba; llorar para sacar todas esas emociones que le estaban dañando.
Cuando Marcus no escuchó más llanto, o sollozos, pensó que ella se habría quedado dormida, pero no fue así, porque entonces Haylee habló;
—Sé que soy sospechosa, Marcus…
Y eso dejo en jaque a Marcus Kansas, porque, aunque él lo sabía, no esperaba que Haylee se enterara, menos por otras personas. 
 




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