El Efecto Haylee x Baylee

Y… ¿mi hermana?

Diciembre 26, 2017
Oslo, Noruega.

Las voces fuera del pasillo eran lo bastantes claras como para que la persona dentro de la habitación se diera cuenta de lo que se trataba, de lo que estaban hablando y que no querían que ella supiera. Pero los intentos por mantener el secreto fueron difíciles para ellos. Más aun cuando ellos creían que la persona dentro de ese cuarto seguía dormida. Con solo un vistazo que se llevaba mínimo un minuto, ellos podrían darse cuenta de que estaba despierta, y que estaba escuchando todo.
Ella estaba adolorida, todo estaba borroso y confuso, ella no lograba comprender lo que había ocurrido, ni siquiera sabía dónde estaba y porque nada le parecía familiar; solo los pequeños ruidos de las maquinas que están en un hospital, para los signos vitales y esas cosas, pero ¿en verdad estaba en un hospital? Ante los ojos de la chica pelinegra, parecía más a una cabaña, y los ruidos exteriores, el sonido de las aves y la suave brisa tocando las plantas, le hacía pensar que no estaban en algún lugar cercano a la ciudad, quizás estaban en el bosque, quizás…
Y entonces su cerebro comenzó a reaccionar, haciendo que la joven sobre la cama comenzará a alterarse; los recuerdos llegaron de golpe, y eso fue lo peor que le pudo haber ocurrido. Las imágenes de su hermana saliendo del auto, ella tirada en el suelo mientras alguien desgarraba sus ropas, ambas chicas sobre la nieve, el dolor en su cuerpo debido a los golpes… la impotencia de ella mientras veía a su hermana en el suelo bañada en sangre.
—¡Doctor! ¡Doctor, venga rápido! ¡La paciente despertó!
Y entonces en ese momento se dio cuenta de que si había alguien en la habitación, una mujer que notó su presencia solo hasta que ella se alteró y eso hizo que las máquinas hicieran su trabajo.
—¿Qué sucede? —La voz de un hombre se hizo presente, y eso le hizo entender que ese era el doctor. Intentó calmarse, pero las imágenes seguían ahí.
—La paciente despertó, pero se alteró a los pocos minutos de hacerlo. —La mujer estaba asustada, y aquí había dos opciones;
1.    Era su primer día en ese trabajo y no había visto un caso así en su vida.
2.    La paciente había sufrido heridas horribles que eran difíciles de ver.
La chica en la cama deseó que fuera la primera, no quería verse como un monstruo.
—Bien, por favor, escúchame, escucha atentamente, debes de calmarte para que entiendas. Soy el doctor Webber, estoy a cargo de tu caso, has ingresado por heridas desconocidas, tenemos muchas dudas que tienes que resolvernos, así que, por favor, cálmate, tienes que hacerlo. Si quieres ir a casa, debes de decir qué fue lo que te sucedió.
 Y entonces el pánico se hizo presente con más fuerza, porque ella no recordaba nada de lo que había ocurrido.
—Enfermera, coloque otra dosis de sedante. Debe de estar tranquila si quiere ayuda. Vendré en una hora. —Y sin más, salió del consultorio. La mujer se quedó en compañía de dos enfermeros que le ayudaron a sostenerla y a colocarle el sedante. Eso la mantendría tranquila.
—Cuando despiertes, trata de tranquilizarte, solo así el doctor Webber te podrá ayudar.
Y entonces se quedó nuevamente dormida. Pero el pensamiento de no saber dónde estaba y porque su hermana no se encontraba con ella le hacía ruido en la cabeza, ¿qué sucedió con su padre? ¿Qué sucedió con su hermana? Y eso ni siquiera los sedantes podrían borrarle, ni siquiera podía descansar.
No tardó mucho en que ella despertara nuevamente. Y tal como le pidió la enfermera, está vez permaneció tranquila, mientras escuchaba el goteo de la bolsa de suero, se mantuvo mirando al techo, se seguía cuestionando sobre el lugar en el que se encontraba, no había visto nunca antes un hospital como ese, cosa que le parecía aún más rara, teniendo en cuenta de que había conocido todos los hospitales en Rusia, había estado tomando cursos de medicina, sin embargo, eso de salvar vidas era difícil y muchas veces triste; había visto muchos casos donde los pacientes no mejoraban y el dar la noticia a la familia sobre un deceso o sobre las pocas probabilidades que tenía para vivir eran siempre las peores partes.
La chica escuchó el sonido de la puerta al abrirse y al cerrarse, no se levantó, se mantuvo recostada mirando al techo, con las manos sobre su vientre, moviendo los dedos unos sobre otros.
—Veo que ha despertado. —Ella ni siquiera dijo nada, siguió mirando al techo.—Le diré al doctor Webber que venga. —Y nuevamente ella permaneció cayada. La enfermera salió y se dirigió a buscar al doctor Webber.
El caso de la chica desconocida parecía ser más importante que el resto de los pacientes, y es que así era; debían de dar con los familiares antes de hacer cualquier otra cosa. Así que, al ser un caso de preferencia, Webber fue de inmediato con ella. Al entrar, la encontró en la misma posición en la que la encontró la enfermera.
Webber quiso saludar antes, pero la chica se adelantó a hablar;
—Me llamo Haylee Ravenson, hija de Hernan Ravenson y Elizabeth Oxford, difunta ahora, vivimos a las afueras de Moscú. Tengo veinte años. Ahm... Lo que me ocurrió no está tan claro en mi cabeza, solo recuerdo que íbamos a Moscú, al centro a comprar los regalos de navidad, y de pronto... el auto de papá se salió de la carretera, creo que había mucho tráfico y teníamos que llegar pronto a casa, pero luego todo es confuso, los autos iban muy despacio y luego parece que aceleraron, no puedo saber bien qué...—Haylee comenzó a alterarse, cosa que no era buena, así que intentó calmarse antes de que le colocarán otro sedante. Tenía que decirle otra cosa, la más importante. —Yo tengo, tengo una hermana, que estaba conmigo en el accidente. Iba en el auto detrás del mío, ¿cómo está ella? —Todo parecía ir bien, hasta que dijo lo de su hermana, el doctor no sabía cómo, pero debía de decírselo.
—Señorita Ravenson, lamento decirle que, estamos en Noruega, exactamente en Oslo, y usted fue encontrada sola, no había ningún auto, ninguna otra persona cerca. ¿Está segura de lo que me ha contado?  —Y en ese momento, si Haylee se estaba preguntando si había enloquecido, la respuesta había llegado de inmediato; estaba enloqueciendo. ¿En Noruega? ¿Enserio?
 




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